lunes, 9 de junio de 2025

¿Por qué las sectas no tienen una Teología Sistemática?

¿Por qué las religiones como los mormones y testigos de jehová no tienen literatura de teología sistemática como sí lo tienen la iglesia reformada y los católico-romanos?

Esa observación es válida y revela una diferencia significativa entre los sistemas doctrinales maduros y las sectas surgidas hace pocos años o doctrinalmente fragmentadas. A continuación una explicación detallada desde una perspectiva histórica, teológica y metodológica:


1. Origen reciente y carácter restauracionista

Tanto los mormones (Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, fundada en 1830) como los Testigos de Jehová (surgidos del movimiento de Charles T. Russell en la década de 1870) son religiones nacidas en el contexto del siglo XIX, en medio de un ambiente de fuerte reactividad contra el cristianismo histórico. Ambas se autodefinen como restauracionistas, es decir, creen que el cristianismo verdadero se corrompió poco después de los apóstoles y que Dios les ha dado una “nueva revelación” o “restauración” de la verdad.

🔹 Consecuencia: Esta actitud restauracionista tiende a menospreciar o desconfiar de la teología histórica y sus herramientas sistemáticas, lo que hace que prefieran literatura interna de tipo catequético, apologético o expositivo, pero no desarrollen tratados de teología sistemática al estilo reformado o católico.


2. Dependencia de una autoridad revelacional extra-bíblica

  • Los mormones se basan no solo en la Biblia, sino también en el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y La Perla de Gran Precio, lo que crea un sistema abierto a “nuevas revelaciones”. Esto dificulta establecer un cuerpo sistemático y cerrado de doctrina, ya que la “revelación continua” permite ajustes doctrinales.

  • Los Testigos de Jehová dependen fuertemente de la interpretación doctrinal centralizada del Cuerpo Gobernante en Brooklyn, Nueva York, lo que hace que la autoridad doctrinal resida más en la organización que en un marco teológico elaborado. Además, su literatura está diseñada para adoctrinamiento práctico y evangelístico, no para profundización sistemática.

🔹 Consecuencia: No se busca un desarrollo teológico amplio ni la articulación académica de la fe, sino una uniformidad doctrinal supervisada jerárquicamente, muchas veces a través de literatura como La Atalaya o Despertad.


3. Rechazo o alteración de doctrinas cristianas fundamentales

Estas religiones niegan doctrinas centrales del cristianismo histórico, como:

  • La Trinidad (Testigos de Jehová la niegan; los mormones la reinterpretan)

  • La justificación por la fe solamente

  • La deidad plena de Cristo (especialmente negada por los Testigos de Jehová)

Dado que la teología sistemática se basa en la articulación coherente y progresiva de la revelación bíblica, partiendo de premisas doctrinales históricas, cualquier sistema que redefina radicalmente estas doctrinas o rechace sus fundamentos no puede sostener una teología sistemática ortodoxa.

🔹 Consecuencia: En lugar de una teología sistemática (que organiza doctrinas como Dios, Cristo, pecado, salvación, iglesia, escatología, etc.), estos grupos elaboran manuales de doctrina organizados por temas prácticos o apologéticos, no por una lógica sistemática.


4. Contraste con la teología reformada y católico-romana

  • La teología reformada (como la de Calvino, Turretin, Berkhof, Bavinck, Sproul, etc.) parte de la autoridad exclusiva de la Escritura (Sola Scriptura) y desarrolla sus doctrinas desde una perspectiva exegética, histórica y sistemática, dando lugar a confesiones, catecismos y tratados que buscan la coherencia doctrinal y la adoración informada.

  • La teología católico-romana también posee un cuerpo doctrinal sistemático, en parte por su larga historia y su estructura jerárquica consolidada. Su teología se fundamenta en la Escritura, la tradición y el magisterio como fuentes de autoridad.

🔹 Resultado: Ambos desarrollos teológicos han dado lugar a tratados sistemáticos, como las Instituciones de la religión cristiana de Calvino, la Suma Teológica de Tomás de Aquino, o el Catecismo de Heidelberg, con un alto nivel de profundidad doctrinal.


Conclusión

Religiones como el mormonismo y los Testigos de Jehová no desarrollan teología sistemática como la tradición reformada o católica por razones de origen doctrinal, estructura de autoridad, dependencia de revelaciones extrabíblicas y una teología inestable o contraria a los pilares históricos del cristianismo. Su enfoque se centra más en la práctica proselitista y el control doctrinal interno que en la reflexión teológica académica y confesional.

jueves, 5 de junio de 2025

¿Es Dios injusto por intervenir soberanamente en la salvación? Una respuesta reformada al dilema de la libertad y la gracia


Uno de los cuestionamientos más frecuentes contra la doctrina reformada de la elección soberana de Dios es el siguiente: ¿No sería más justo que Dios permitiera que cada ser humano decidiera libremente si quiere ser salvo o no? ¿No es injusto que Dios elija a unos y no a otros? Desde una perspectiva superficial, esto parece apelar a nuestra noción de justicia. Pero ¿realmente lo es?

El dilema de la voluntad humana: ¿libertad o esclavitud?

La teología reformada parte de una premisa clave: el ser humano, después de la caída, no es moralmente neutral. La Escritura es contundente: “No hay justo, ni aun uno… no hay quien busque a Dios” (Romanos 3:10–11). La voluntad humana no es libre en el sentido absoluto, sino esclava del pecado (Juan 8:34; Romanos 6:20). No es que el hombre quiera acercarse a Dios pero no pueda; es que no quiere acercarse a Dios y no puede hacerlo por sí mismo (1 Corintios 2:14).

Ahora bien, si Dios se limitara a “respetar” esa libertad corrompida, dejando que cada quien escoja su destino, todos pereceríamos. ¿Acaso es más justo permitir que un ser humano incapacitado para el bien espiritual elija voluntariamente su condenación?

Un ejemplo práctico: ¿amor sin intervención?

Imagina que un joven, bajo una fuerte crisis emocional, está por lanzarse de un puente. ¿Sería correcto que simplemente lo observemos y digamos: “Debemos respetar su libertad”? Por el contrario, el amor auténtico interviene, incluso si esa intervención es resistida al inicio. Lo mismo hace Dios con sus escogidos: los rescata contra toda esperanza, los transforma por su Espíritu, y los atrae eficazmente a Cristo.

Dios no viola la voluntad humana; la libera. En la regeneración, el corazón de piedra es reemplazado por un corazón de carne (Ezequiel 36:26). La fe no es producida por la voluntad natural, sino que es un don de Dios (Efesios 2:8–9), otorgado por pura gracia.

¿Es Dios injusto por elegir a unos y no a otros?

Pablo anticipa esta misma objeción en Romanos 9:14: “¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.” La elección divina no contradice la justicia de Dios porque a nadie se le niega lo que merece. Todos los seres humanos merecen la condenación por causa del pecado. Si Dios salva a algunos, lo hace por misericordia, no por obligación. Como dice el reformador Juan Calvino: “Dondequiera que se encuentre la misericordia, no se puede hablar de injusticia.”

Dios no está obligado a salvar a nadie. Pero por amor, decidió salvar a muchos, y lo hace soberanamente, según el puro afecto de su voluntad (Efesios 1:4–5). Esa es la maravilla de la gracia.

Conceptos límite: una teología de reverencia

El pastor y teólogo R.C. Sproul, siguiendo la tradición reformada, advertía que ciertos misterios deben abordarse con reverencia. Cuando pensamos en la soberanía de Dios y la responsabilidad humana, entramos en un terreno donde debemos mantener dos verdades en tensión:

  1. Dios es absolutamente soberano.

  2. El ser humano es responsable de sus decisiones.

Ambas son bíblicas, y si bien no podemos entender plenamente cómo se armonizan, no debemos rechazar ninguna. El teólogo Davi Charles Gomes los llama “conceptos límite”: fronteras que nos protegen del error y nos invitan a la humildad.

Conclusión: La gracia que salva, no la voluntad que escoge

Desde una perspectiva reformada, el problema no es que Dios intervenga en la voluntad humana; el problema sería que no lo hiciera. Si Dios no interviniera con su gracia eficaz, estaríamos irremediablemente perdidos.

La buena noticia del evangelio es que Dios rescata lo que está perdido, no espera a que el perdido se encuentre a sí mismo. Su amor no es pasivo, sino poderoso. Su justicia no es arbitraria, sino gloriosamente santa. Y su elección no es injusta, sino la expresión más sublime de su misericordia.

Como escribe el apóstol Pablo: “¿Quién te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido?” (1 Corintios 4:7). La salvación es del Señor, y por eso le damos toda la gloria.


¡Piensa en esto cristiano!

¿Es más justo un Dios que deja a los hombres elegir su propia perdición, aun siendo incapaces de elegir lo correcto?

Desde una perspectiva bíblica y reformada, debemos afirmar que el ser humano, caído en Adán, ha perdido no solo su inocencia, sino también su capacidad moral para escoger el bien supremo: a Dios mismo. Según Romanos 3:11–12, "no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios". El hombre natural no solo está incapacitado, sino hostil a Dios (cf. 1 Corintios 2:14; Efesios 2:1–3).

Entonces, si Dios dejara que una persona —moralmente incapacitada y espiritualmente muerta— eligiera libremente su propio destino, ¿sería eso realmente una muestra de justicia o de amor? ¿Puede llamarse justo permitir que alguien en total ceguera espiritual decida ir al infierno, sin una intervención misericordiosa?

Pongamos una analogía: si veo a alguien en medio de una crisis mental dispuesto a saltar de un puente y decido “respetar su libertad”, ¿sería más noble por no intervenir? ¿O sería más justo, más amoroso y más responsable sujetarlo, incluso contra su voluntad, para salvar su vida? El amor no es pasivo; actúa incluso cuando la persona no entiende que necesita ser rescatada.

De igual modo, Dios, en su soberana misericordia, no deja a todos los hombres librados a sí mismos, sino que, por pura gracia, interviene eficazmente en el corazón de aquellos a quienes ha elegido en Cristo desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4–5). Los llama, los regenera, les da fe, y los sostiene hasta el fin. Esto no contradice su justicia, sino que la magnifica: a unos da misericordia inmerecida; a otros, justicia merecida. Pero a nadie se le hace injusticia.

Permitir que una voluntad esclavizada por el pecado “escoja libremente” el camino a la destrucción no exalta ni la justicia ni el amor de Dios. Más bien, muestra una concepción reducida del pecado y una visión antropocéntrica de la libertad. El Dios de la Escritura no es pasivo ante la perdición de los suyos; Él actúa con poder redentor. Como dice Efesios 2:4–5: "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó… nos dio vida juntamente con Cristo".

El verdadero amor no es el que observa desde lejos, sino el que desciende, rescata y salva. El evangelio no es una oferta bien intencionada a personas neutrales, sino una operación divina sobre corazones muertos. Por eso, decimos que la gracia de Dios es soberana, eficaz y salvadora. Esa es la buena noticia.

miércoles, 28 de mayo de 2025

SECTAS Y MASONERÍA

 


Influencia masónica en los movimientos religiosos del siglo XIX en Estados Unidos: Un análisis histórico-teológico

Resumen:
El siglo XIX fue testigo del surgimiento de diversos movimientos religiosos en los Estados Unidos, varios de los cuales —como el mormonismo, el adventismo y el movimiento de los Testigos de Jehová— emergieron en un contexto sociocultural marcado por el auge de la masonería. Este artículo explora las evidencias históricas y doctrinales que vinculan directa o indirectamente a algunos de sus fundadores con el simbolismo, los rituales o las influencias ideológicas de la masonería, y propone una lectura crítica desde una perspectiva reformada.


1. Joseph Smith y el mormonismo: Influencia directa y rituales paralelos

Joseph Smith, fundador del mormonismo, fue iniciado en la masonería en marzo de 1842 en Nauvoo, Illinois. Él mismo promovió la creación de una logia masónica en esa ciudad y animó a los líderes mormones a integrarse. Numerosos estudios han demostrado que varios rituales del templo mormón —como la “investidura” (endowment)— reflejan un paralelismo llamativo con los rituales masónicos, incluyendo el uso de prendas rituales, gestos simbólicos y juramentos de secreto.

Michael W. Homer afirma:

“La masonería ha contribuido directamente al ritual del templo mormón”
Joseph's Temples: The Dynamic Relationship between Freemasonry and Mormonism (University of Utah Press, 2014)

Los ritos del templo, introducidos por Smith después de su iniciación masónica, incluyen señales y palabras secretas para pasar de una “sala” a otra, una idea claramente inspirada en los grados masónicos.


2. Charles Taze Russell y los Testigos de Jehová: Simbolismo y lenguaje masónico

Aunque no existe evidencia documental que confirme que Charles T. Russell, fundador del movimiento que dio origen a los Testigos de Jehová, fuera miembro formal de una logia masónica, su uso de símbolos como la pirámide, la cruz y la corona, así como su discurso en 1913 en el que se autodefinió como “masón libre”, han sido interpretados por algunos autores como una muestra de simpatía hacia los ideales masónicos, si no es que en realidad lo haya sido de manera encubierta. Su discurso reza:

“Ahora, soy un masón libre y aceptado. Confío en que todos lo seamos. Pero no al estilo de nuestros hermanos masones. Los verdaderos creyentes bíblicos pueden o no pertenecer a la fraternidad masónica, pero todos son masones del orden más alto, ya que están siendo moldeados, cincelados y pulidos por el Todopoderoso para ser utilizados como piedras vivas en el Templo construido sin manos. Son libres de pecado y, por lo tanto, aceptados por el Dios del Cielo como piedras aptas para el Templo celestial.” (San Francisco, octubre 1913)

Aunque M. James Penton dijo sobre Russell que “Él utilizó el término "masón" simbólicamente.” (Apocalypse Delayed: The Story of Jehovah’s Witnesses University of Toronto Press, 1997) Russell también adoptó un estilo interpretativo esotérico, con cálculos cronológicos para predecir el fin del mundo —práctica que encuentra eco en el simbolismo numerológico típico de círculos esotéricos y sociedades secretas como la masonería.


3. William Miller y el adventismo: Contexto cultural masónico

William Miller no fue masón, pero vivió en una época profundamente permeada por el pensamiento ilustrado y el simbolismo masónico. Su uso del historicismo bíblico para interpretar el Apocalipsis y su énfasis en fechas específicas (como 1843–1844) fueron característicos del método de “lectura de signos” frecuente en círculos esotéricos.

Aunque Miller no adoptó símbolos masónicos, su énfasis en la revelación profética extrabíblica dejó una huella profunda en los grupos que surgieron a partir de su movimiento. Mientras que Ellen G. White, figura clave del adventismo del séptimo día, no solo rechazó todo vínculo con la masonería, sino que en sus escritos denunció abiertamente la pertenencia a organizaciones secretas:

“Los que siguen a Cristo deben mantenerse separados de organizaciones secretas como la masonería.”
Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 123

No obstante, su teología se vio influida por una forma de revelación extrabíblica —las visiones proféticas— que fueron consideradas normativas por sus seguidores, generando cuestionamientos sobre la suficiencia de la Escritura.


Conclusión: Un análisis desde la fe reformada

La relación entre estos movimientos religiosos y la masonería —sea directa, simbólica o cultural— pone de relieve ciertos elementos problemáticos:

  • Uso de revelación extrabíblica (visiones, cálculos proféticos)

  • Simbolismo esotérico y rituales secretos

  • Reconfiguración doctrinal fuera del marco confesional histórico

Desde la perspectiva reformada, tales influencias comprometen la claridad del Evangelio y la suficiencia de la Escritura. El reformador Juan Calvino escribió:

“La verdadera religión no consiste en visiones, ceremonias ni misterios ocultos, sino en conocer a Cristo y su Palabra” (Institución de la Religión Cristiana, I.5.9)

Así, un examen histórico y teológico de estas influencias no solo es legítimo, sino necesario para preservar la pureza del Evangelio frente a innovaciones doctrinales que provienen de tradiciones ajenas a la fe bíblica.

¿Qué tanto conoces de la masonería y su influencia en las sectas modernas? Déjanos tu comentario

sábado, 3 de mayo de 2025

Contra el emocionalismo: por qué el gozo no es la medida del crecimiento espiritual

 





Una crítica reformada a la exaltación de las emociones en el neopentecostalismo

Resumen:
Este artículo analiza críticamente la tendencia neopentecostal de valorar el gozo emocional y las experiencias extáticas como indicadores de madurez espiritual. A la luz de la teología reformada y los principios bíblicos, se argumenta que la fe sólida, el amor, la humildad y la perseverancia constituyen los verdaderos marcadores del crecimiento cristiano. Asimismo, se alerta pastoralmente sobre los peligros de la coerción emocional en ciertos ambientes neopentecostales, incorporando el análisis de Robert Jay Lifton sobre dinámicas sectarias.


1. Introducción

El neopentecostalismo contemporáneo ha promovido una espiritualidad centrada en las experiencias intensas: éxtasis, gozo incontrolable, “risa santa” o temblores como evidencias de una supuesta unción. Sin embargo, desde la perspectiva reformada, esta exaltación de lo emocional presenta un serio desvío de la enseñanza bíblica sobre el crecimiento espiritual.

Thomas Goodwin (1600–1680), teólogo puritano, advertía ya en el siglo XVII que “las emociones intensas, como el gozo o los momentos de éxtasis, no son un indicador definitivo de madurez en la fe”. Más bien, sostenía que “la merma de esas experiencias emocionales muchas veces fortalece las gracias más esenciales”, como la fe firme, la humildad y el amor perseverante.


2. El criterio bíblico de madurez espiritual

El apóstol Pablo señala que el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio (Gálatas 5:22-23). Notamos que el “gozo” es apenas un componente del fruto, y no su plenitud. Más aún, el apóstol oraba para que los creyentes “sean fortalecidos con poder en el hombre interior” (Efesios 3:16), lo cual indica una formación profunda, no siempre acompañada de euforia emocional.

Martyn Lloyd-Jones advertía que “reducir la vida cristiana a experiencias extáticas es un error, pues la verdadera obra del Espíritu es hacernos santos, no simplemente felices” (Lloyd-Jones, La vida en el Espíritu, 1974).


3. La falsa medición del avance espiritual

Muchos creyentes jóvenes o mal instruidos asumen que cuanto más intensa es su experiencia emocional, más cerca están de Dios. Sin embargo, como ilustraba Goodwin, esta fase puede compararse con flores vistosas que, al caer, dan paso al fruto. La madurez suele venir acompañada de una menor dependencia de lo sensible.

John Owen explica que “el Espíritu Santo obra en nosotros con una sabiduría que no siempre se manifiesta con señales visibles, sino en la transformación interna del carácter” (Owen, La comunión con Dios, 1657).

Por tanto, un creyente que avanza realmente en la fe puede no “sentirse” más cerca de Dios, pero está desarrollando una confianza más firme en Su Palabra.


4. El error pastoral del emocionalismo neopentecostal

Muchos líderes neopentecostales —sin guiarse por una teología sólida— imponen sutilmente la expectativa de experiencias extraordinarias como evidencias de espiritualidad. Esto no solo conduce a frustración, sino que tergiversa la verdadera obra del Espíritu Santo, que no consiste en manipular emociones, sino en formar a Cristo en nosotros (Gálatas 4:19).

Aquí se cumple el criterio 7 de Robert Jay Lifton para identificar dinámicas coercitivas en sectas: “la doctrina sobre la persona”. Este criterio implica que las experiencias emocionales o personales de los miembros son invalidadas si entran en conflicto con las enseñanzas del grupo. Así, si un creyente no experimenta ciertas manifestaciones, se le hace sentir inferior, culpable o falto de fe. Tal presión mina la libertad cristiana y promueve una espiritualidad artificial.


5. Un llamado pastoral a líderes evangélicos

Los pastores y líderes espirituales deben velar por la edificación sana del pueblo de Dios. Esto implica enseñar que el Espíritu Santo también obra en el silencio, en la prueba, en la sequedad y en la disciplina del alma. Obligar a las personas a “sentir” constantemente a Dios es ignorar la pedagogía divina, que incluye valles, no solo montes.

Richard Baxter escribía: “Muchos creyentes se desaniman porque no sienten continuamente gozo. Pero no es el gozo, sino la obediencia perseverante, la señal de un corazón convertido” (Baxter, El directorio cristiano, 1655).


6. Conclusión

El crecimiento espiritual no se mide por explosiones emocionales, sino por una fe razonable, consistente y fundada en la Palabra de Dios. Aunque las emociones tienen un lugar en la vida cristiana, no pueden ser el termómetro de la espiritualidad. En tiempos en que el neopentecostalismo ha popularizado una fe basada en el espectáculo, debemos volver a la espiritualidad bíblica: humilde, constante, a veces silenciosa, pero profundamente transformadora.


Bibliografía

  • Baxter, Richard. A Christian Directory. 1655.

  • Goodwin, Thomas. Works, Vol. 2.

  • Lloyd-Jones, Martyn. La vida en el Espíritu. Ed. Clie, 1974.

  • Owen, John. La comunión con Dios. Ed. Puritanos, 1657.

  • Lifton, Robert Jay. Thought Reform and the Psychology of Totalism: A Study of “Brainwashing” in China. 1961.


https://textosfueradecontexto.blogspot.com/2025/05/contra-el-emocionalismo-por-que-el-gozo.html



Artículo generado con IA

viernes, 2 de mayo de 2025

Si la Doctrina No Es Importante, Cualquier Doctrina Puede Prevalecer



Decidiendo por un Cristianismo Confesional

Introducción

Vivimos en una época en la que hablar de “doctrina” dentro del cristianismo evangélico parece innecesario, aburrido o incluso divisivo. Sin embargo, esta indiferencia hacia la enseñanza bíblica y teológica ha producido una consecuencia inevitable: si la doctrina no es importante, entonces cualquier doctrina puede llegar a serlo. En otras palabras, cuando los cristianos no se comprometen con la verdad, quedan a merced del error.

Este artículo es una invitación a abrazar un cristianismo confesional y a rechazar la falsa neutralidad doctrinal. Como bien dijo J. Gresham Machen:

“La exposición de las enseñanzas del liberalismo y el cristianismo, en consecuencia, no pueden estimular el interés hoy.”
Cristianismo y Liberalismo, pág. 28 (ed. portuguesa)

I. El Vacío Doctrinal y Su Llenado Inevitable

Si alguien afirma que la doctrina no es importante, entonces también está afirmando implícitamente que cualquier doctrina puede serlo. No existe el vacío ideológico: cuando el cristiano no ha decidido qué doctrina bíblica seguir, inevitablemente otra doctrina lo guiará, sea liberal, mística, emocionalista o progresista.

En la práctica, esto significa que muchos creyentes terminan guiados por “vientos de doctrina” (Efesios 4:14), porque carecen de un ancla doctrinal sólida.

“Vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina… y se apartarán de la verdad, volviéndose a las fábulas.”
— 2 Timoteo 4:3–4

II. La Experiencia Como Sustituto de la Verdad

Uno de los peligros actuales es reemplazar la doctrina por la experiencia. Se dice que lo importante es “sentir a Dios”, “tener una vivencia espiritual”, sin importar si lo que se cree es bíblicamente correcto. Pero cuando la experiencia se convierte en el criterio último de verdad, la fe deja de ser cristiana y se convierte en subjetivismo religioso.

Esto explica el crecimiento acelerado de movimientos como el neopentecostalismo, que mezcla elementos de espiritualidad carismática con promesas de prosperidad material, y también del cristianismo progresista, que adapta el mensaje cristiano a las ideologías sociales contemporáneas.

III. ¿Qué Entendemos Por...?

  • Liberalismo teológico: Movimiento que reduce la fe cristiana a principios éticos y humanistas, negando doctrinas como la divinidad de Cristo, la inspiración de la Escritura y los milagros.

  • Cristianismo progresista: Corriente que interpreta la Biblia según criterios culturales actuales, relativizando enseñanzas bíblicas sobre moral, sexualidad, exclusividad de Cristo, etc.

  • Neopentecostalismo: Variante moderna del pentecostalismo que exalta la experiencia emocional, las “revelaciones” personales y la teología de la prosperidad, a menudo en detrimento de la enseñanza bíblica.

Estos movimientos, aunque distintos entre sí, comparten un rasgo común: el debilitamiento o rechazo de la doctrina histórica y ortodoxa del cristianismo.

IV. ¿Por Qué No Hay Interés?

La gran masa de cristianos que no ha sido enseñada a valorar la sana doctrina, difícilmente mostrará interés por identificar y refutar el error. Para muchos, los credos y confesiones de fe son vistos como expresiones meramente culturales o secundarias, y no como resúmenes fieles de la verdad revelada.

La frase de Machen citada al inicio señala este problema: si a nadie le interesa la doctrina, tampoco le interesará distinguir el error del liberalismo o el progresismo, y mucho menos luchar por la verdad.

“Las enseñanzas del liberalismo... pueden ser diferenciadas de las enseñanzas del cristianismo histórico en la medida de lo posible, pero ambos, en el fondo, pueden ser iguales [en cómo son valoradas por quienes no aman la verdad doctrinal].”

V. La Urgencia de Enseñar Doctrina

El antídoto a este panorama no es solo denunciar el error. Debemos enseñar doctrina ortodoxa con pasión, claridad y profundidad. No podemos condenar a nuestras iglesias a un cristianismo anti-intelectual, emocionalista o desinformado.

“Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.”
— Tito 1:9

Los credos, confesiones y catecismos no son reliquias muertas, sino herramientas vivas para formar la mente y el corazón cristiano. Necesitamos recuperar el amor por la verdad, la claridad doctrinal y la formación bíblica en todos los niveles de la iglesia.


Conclusión

No hay tal cosa como un cristiano “sin doctrina”. Todo cristiano cree algo; la pregunta es si eso que cree es bíblico, fiel a Cristo y coherente con la fe cristiana histórica.

Por eso, afirmamos sin titubeos: si la doctrina no es importante, cualquier doctrina puede prevalecer. Pero si las doctrinas ortodoxas son relevantes, entonces ellas deben regir tu vida, tu iglesia y tu testimonio cristiano en este mundo que cambia cada día.



https://textosfueradecontexto.blogspot.com/2025/05/si-la-doctrina-no-es-importante.html

Artículo mejorado con IA

miércoles, 30 de abril de 2025

AUGE Y CAÍDA DEL DISPENSACIONALISMO ¿ES CIERTO?

 


Hace poco la Editorial Teología Para Vivir anunció la publicación del libro "Auge y Caída del Despensacionalismo" del autor Daniel G. Hummel agitando las aguas en las redes sociales. Algunos ya queremos tener y leerlo, y otros empiezan a  ponerse nerviosos. Pero, me pregunto ¿quién determina que un sistema teológico está en auge o caída? Se me ocurrió interactuar con la IA y me llevé algunas sorpresas...

Le pregunté sobre el dispensacionalismo. Este es el Pront consultado: “Qué opiniones encuentras en los teólogos, pensadores, críticos y opinólogos acerca del dispensacionalismo ¿es cierto que tuvo un auge pero que ahora está en caída? ¿Qué puntos suponen su auge y cuáles su caída?”

Respuesta de la IA

La historia del dispensacionalismo ha sido una montaña rusa teológica: nació como una novedad escatológica en el siglo XIX, tuvo un gran auge en el siglo XX —especialmente en contextos evangélicos de EE.UU.— y actualmente muchos teólogos y críticos lo consideran en declive. A continuación, te presento un resumen del pensamiento de teólogos, críticos, pensadores y opinólogos sobre este sistema teológico, incluyendo razones de su auge y de su caída.

¿Por qué tuvo auge el dispensacionalismo?

  1. Sistema claro y esquemático
    • El dispensacionalismo, especialmente el clásico, ofrecía una estructura ordenada de la historia bíblica (siete dispensaciones) que parecía dar sentido a la complejidad de la Biblia.
    • Teólogos como Lewis Sperry Chafer y C.I. Scofield lo sistematizaron en seminarios y Biblias de estudio, lo que ayudó a su difusión masiva.
  2. Influencia de la Biblia Scofield (1909)
    • Este recurso fue clave en el auge del dispensacionalismo. Sus notas promovían ideas como la distinción radical entre Israel y la Iglesia, el rapto pretribulacional, y una escatología futurista, y fue ampliamente usado en seminarios y púlpitos evangélicos.
  3. Escatología apocalíptica atractiva
    • En un mundo convulso (dos guerras mundiales, la Guerra Fría), la promesa del inminente rapto y el regreso de Cristo atrajo a millones. Libros como Late Great Planet Earth (Hal Lindsey) y Left Behind (Tim LaHaye) impulsaron esta visión.
  4. Influencia en el evangelicalismo estadounidense
    • Seminarios como Dallas Theological Seminary y predicadores populares (como John Walvoord y Charles Ryrie) lo promovieron ampliamente, en especial durante el siglo XX.

¿Por qué hoy se dice que está en declive?

  1. Críticas académicas y exegéticas
    • Muchos estudiosos, incluso dentro del evangelicalismo, han cuestionado las bases hermenéuticas del dispensacionalismo (ej. la lectura extremadamente literal de profecías).
    • Teólogos reformados como Anthony Hoekema, R.C. Sproul o Michael Horton han sido críticos abiertos, argumentando que el dispensacionalismo impone un marco externo al texto bíblico.
  2. División entre Israel e Iglesia: poco sostenible
    • La distinción tajante entre Israel y la Iglesia ha sido desafiada por estudios exegéticos más recientes (ej. en Romanos 9–11 y Efesios 2). Muchos ven continuidad en el pueblo de Dios, no una doble agenda.
  3. Fracaso de predicciones escatológicas
    • El constante ajuste de fechas y señales proféticas (por ejemplo, guerras en Medio Oriente, fundación de Israel en 1948, etc.) ha producido escepticismo, incluso entre quienes antes lo aceptaban.
  4. Avance del pacto y de la teología bíblica
    • En seminarios y círculos académicos, el enfoque bíblico-teológico y pactal ha ganado terreno. Obras como las de Geerhardus Vos, Graeme Goldsworthy, Greg Beale y N.T. Wright ofrecen una visión más unificada de la historia redentora.
  5. Cambio generacional
    • Las nuevas generaciones evangélicas tienden a estar menos interesadas en esquemas escatológicos complejos y más centradas en la ética, la justicia social, y el reino de Dios en el presente.

¿Qué piensan hoy los teólogos?

  • John MacArthur sigue siendo un defensor del dispensacionalismo, aunque ha adoptado una versión más refinada llamada dispensacionalismo progresivo.
  • Michael Vlach, Craig Blaising y otros han intentado actualizar el sistema, evitando algunos excesos del modelo clásico.
  • Alister McGrath o Kevin Vanhoozer no adhieren al dispensacionalismo y prefieren una teología bíblica más narrativa y centrada en Cristo.
  • En Latinoamérica, algunos seminarios conservadores aún enseñan dispensacionalismo (especialmente los que tienen conexiones con EE.UU.), pero hay un movimiento creciente hacia el pactismo, especialmente en círculos reformados.

Conclusión

Sí, es cierto que el dispensacionalismo tuvo un auge fuerte en el siglo XX, pero sufre actualmente un declive significativo en influencia académica y teológica. Aun así, no está muerto: sigue vivo en muchas iglesias evangélicas populares, especialmente en contextos pentecostales y fundamentalistas.

Con la misma curiosidad, se me ocurrió preguntarle por la Teología Reformada. Este es el Pront consultado: “Qué opiniones encuentras en los teólogos, pensadores, críticos y opinólogos acerca de la Teología Pactual ¿Es cierto que tuvo un auge pero que ahora está en caída? ¿Qué puntos suponen su auge y cuáles su caída?”

Respuesta de la IA

La Teología Pactual (o Teología del Pacto) es una de las corrientes más influyentes en la historia del pensamiento cristiano, especialmente dentro del protestantismo reformado. A diferencia del dispensacionalismo —cuya influencia ha sido más reciente y localizada—, la teología del pacto tiene raíces históricas profundas y sigue vigente, aunque también enfrenta desafíos y críticas contemporáneas.

Vamos a ver qué dicen teólogos, pensadores, críticos y opinólogos sobre su auge, su vigencia y las razones que algunos proponen para hablar de una supuesta "caída".

¿Por qué tuvo (y tiene) un auge la Teología Pactual?

  1. Base histórica sólida en la Reforma
    • La Teología del Pacto fue desarrollada sistemáticamente por reformadores como Ulrico Zuinglio, Heinrich Bullinger y sobre todo Juan Calvino, aunque no con el mismo detalle que posteriormente.
    • En los siglos XVII y XVIII, teólogos como Herman Witsius, Johannes Cocceius y Francis Turretin la formalizaron como estructura teológica.
  2. Coherencia bíblica y teológica
    • A diferencia del sistema dispensacional, el pactismo ve una continuidad en la historia de la redención, centrada en tres pactos fundamentales:
      • Pacto de obras (con Adán),
      • Pacto de gracia (desde Génesis 3:15 y cumplido en Cristo),
      • Pacto de redención (entre el Padre y el Hijo en la eternidad).
  3. Unidad del pueblo de Dios (Israel e Iglesia)
    • El pactismo enfatiza que la Iglesia es la continuación de Israel, no un paréntesis o reemplazo. Esto armoniza con pasajes como Romanos 9–11, Hebreos y Gálatas.
  4. Sustento confesional
    • La teología del pacto está integrada en documentos como la Confesión de Fe de Westminster, los Tres Formulares de Unidad y otras confesiones históricas reformadas.
  5. Revalorización contemporánea por teología bíblica
    • Autores como Geerhardus Vos, Meredith Kline, O. Palmer Robertson y más recientemente Michael Horton, Ligon Duncan o Stephen Wellum, han demostrado que la teología pactual ofrece una lectura cristocéntrica y narrativa de toda la Biblia.

¿Está en caída la Teología Pactual?

La idea de que la Teología del Pacto está en "caída" no es ampliamente compartida entre académicos serios, aunque sí se observan ciertos fenómenos que la desafían o limitan su expansión:

  1. Desafíos desde otras corrientes evangélicas
    • El auge del dispensacionalismo en el siglo XX (especialmente en EE.UU.) hizo que el pactismo quedara reducido a círculos reformados. Sin embargo, eso ha comenzado a revertirse.
  2. Críticas desde el movimiento progresivo o postevangélico
    • Algunos opinólogos o teólogos más liberales critican que la teología del pacto presupone estructuras rígidas y una lectura demasiado sistemática de la Escritura, que no dialoga con la diversidad cultural ni con lecturas contemporáneas (feministas, poscoloniales, etc.).
  3. Complejidad para la cultura contemporánea
    • En una época donde se privilegia lo experiencial, práctico y emocional, el pactismo —al ser un sistema denso y doctrinal— puede parecer distante o irrelevante para creyentes no instruidos.
  4. Debates internos
    • Dentro de la misma tradición reformada hay debates entre "pactistas clásicos" (como Westminster) y "pactistas bíblicos" (como Meredith Kline), e incluso entre teología del pacto y teología bíblica (aunque muchas veces son complementarias).

¿Qué dicen hoy los teólogos?

  • R.C. Sproul, Michael Horton, Ligon Duncan, Kevin DeYoung, entre muchos otros, han sido defensores contemporáneos de la teología del pacto.
  • Peter Gentry y Stephen Wellum, aunque no se identifican como pactistas clásicos, desarrollan una teología del reino centrada en los pactos bíblicos (ver su libro Kingdom through Covenant), lo cual muestra que el pacto sigue siendo clave para entender la Biblia.
  • N.T. Wright, aunque no pactista confesional, afirma que los pactos son esenciales para entender el plan redentor de Dios, aunque reinterpretados desde su lectura de Segunda Templo.

Conclusión

A diferencia del dispensacionalismo, la Teología del Pacto no muestra signos de caída, aunque enfrenta desafíos culturales y académicos. Sigue siendo la columna vertebral del protestantismo reformado, con un crecimiento renovado gracias a la teología bíblica, la literatura reformada contemporánea y su coherencia teológica.

Su "auge" actual no es tanto por moda, sino por la solidez bíblica, histórica y pastoral que ofrece para entender la redención centrada en Cristo.


COMENTARIO

Es sorprendente cómo la inteligencia artificial, al ser alimentada con información pertinente y bien estructurada, puede utilizar sus algoritmos y modelos de lenguaje para poner en evidencia qué sistemas teológicos son lógica y racionalmente consistentes, y cuáles no lo son. En este sentido, me gustaría conocer tu opinión: ¿estás de acuerdo con el análisis que la IA hace del Dispensacionalismo en contraste con la Teología Pactual?

Aguardo tus comentarios!

 

viernes, 25 de abril de 2025

RESPUESTAS FALACES: DIÁLOGO TEOLÓGICO 02

 




Tén las Escrituras, razona con mansedumbre y honra al que difiere

En una era de acceso casi ilimitado al conocimiento teológico, es preocupante que muchos creyentes opten por la burla, la caricatura y el desprecio hacia quienes difieren de su interpretación doctrinal. Un ejemplo lamentable de ello lo encontramos en la forma en que algunos cristianos desacreditan las posturas reformadas, como la del bautismo infantil, sin entrar en diálogo ni presentar argumentos bíblicos sólidos. Consideremos el siguiente comentario:

"Es un paido-aspergista (que bautizan bebés y por aspersión)... cree en la salvación de bebés por obras sacramentales y padrinos (emoticones 😂) (un presbicatólico) seguidor de su papa sacramentalista Juan Calvino. No sigue el ejemplo magno de Jesús, de sumergirse voluntariamente, con fe y de adulto. Todo ello es contrario a la fe bíblica. No dije que es del movimiento de 'raíces hebreas', sino que sugiere lo mismo: 'pacto antiguo renovado'. Bien puede ser un presbicatólico que flirtea con, (como él mismo lo escribe), el viejo pacto."

Este texto encierra al menos seis falacias clásicas que, lejos de promover la edificación mutua, fomentan la división y el desprecio. Analicémoslas con mente abierta y corazón pastoral:

1. Ad hominem (ataque personal)

En lugar de interactuar con el argumento doctrinal, se ataca a la persona mediante apodos peyorativos: "presbicatólico", "papa sacramentalista". Este recurso es pobre y contrario al llamado bíblico de hablar con mansedumbre y respeto (1 Pedro 3:15). Dios nos llama a refutar errores, no a denigrar personas hechas a su imagen.

2. Hombre de paja

Decir que los presbiterianos creen en la "salvación de bebés por padrinos" es una distorsión. Ninguna confesionalidad reformada enseña tal cosa. Esta falacia construye una versión falsa del argumento contrario para derribarla fácilmente. Es una forma de mentir (Proverbios 12:22).

3. Falsa analogía

Comparar la Teología Pactual o Reformada con el movimiento de "raíces hebreas" carece de base. Una cosa es ver continuidad en la obra de Dios a lo largo de la historia; otra, es volver a las prácticas mosaicas. La teología reformada distingue claramente entre el antiguo y el nuevo pacto en su cumplimiento en Cristo (Hebreos 8:6).

4. Apelación a la emoción / Ridiculización

El uso de emoticones de risa para desacreditar una postura doctrinal revela pobreza de argumentación. El apóstol Pablo enseñó que debemos hablar la verdad en amor (Efesios 4:15), no ridiculizar. El respeto en la conversación teológica es señal de madurez.

5. Falsa dicotomía

"O te bautizas como Jesús, o estás en error" es una simplificación peligrosa. No todos los pasajes son normativos; algunos son descriptivos. El hecho de que Jesús haya sido bautizado de adulto no significa que sea la única forma válida. La iglesia primitiva también practicó el bautismo de casas enteras (Hechos 16:33).

6. Culpabilidad por asociación

Decir que una persona "flirtea" con el viejo pacto por creer en la continuidad del pacto de gracia es malintencionado. La interpretación reformada distingue entre administraciones del mismo pacto, centrado en Cristo desde Génesis a Apocalipsis.

El llamado del creyente: razonar con humildad

Dios nos ha dado la capacidad de pensar, de razonar, de analizar. Como dijo Jesús: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón... y con toda tu mente" (Mateo 22:37). La mente no es enemiga de la fe; es su aliada. Cuando alguien difiere de tu postura, no lo ridiculices. Examina las Escrituras. Pregunta con sinceridad. Argumenta con gracia.

Recordemos que el cuerpo de Cristo está compuesto por miembros diversos. Las doctrinas secundarias no deben dividir lo que Cristo murió por unir. En palabras del teólogo Rupertus Meldenius: "En lo esencial, unidad; en lo no esencial, libertad; en todo, caridad."

Un desafío pastoral

¿Y si, en lugar de burlarnos, buscáramos entendernos? ¿Y si, en vez de levantar muros, edificáramos puentes? El mundo necesita ver una iglesia unida en el amor, incluso en medio de sus desacuerdos. Te invito a que, antes de emitir juicios o burlas, presentes tus argumentos bíblicos con claridad, humildad y respeto. Y si vas a usar una dosis de sarcasmo e ironía, pues que valga la pena. El Espíritu Santo es quien convence, no nuestra vehemencia.

Y recuerda: "El siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido" (2 Timoteo 2:24).

¡Piensa en esto cristiano!

lunes, 21 de abril de 2025

NEOPENTECOSTALISMO: UNA RELIGIÓN CENTRADA EN EL HOMBRE



Una religión centrada en el hombre en el contexto de la posmodernidad

Resumen
Este artículo analiza el fenómeno del neopentecostalismo a la luz de las transformaciones culturales y religiosas propias de la posmodernidad. Se argumenta que el neopentecostalismo funciona como una religión centrada en el individuo, en sintonía con valores como el subjetivismo, el hedonismo, el consumo y la inmediatez. El estudio ofrece una revisión crítica desde una perspectiva reformada, con énfasis en sus desviaciones doctrinales, especialmente en torno a la teología de la prosperidad.


1. Introducción

Desde fines del siglo XX, el neopentecostalismo ha experimentado un notable crecimiento global, particularmente en América Latina, África y partes de Asia. Aunque a menudo se lo presenta como una extensión del pentecostalismo clásico, diversos estudios lo caracterizan como una forma diferenciada de religiosidad cristiana, adaptada a los valores y demandas del mundo contemporáneo (Martin, 2002; Freston, 2001).

Este artículo sostiene que el neopentecostalismo constituye una religión centrada en el hombre, en sintonía con la cultura posmoderna, caracterizada por el relativismo, el emocionalismo y el pragmatismo. A diferencia del cristianismo histórico centrado en Dios y su gloria, el mensaje neopentecostal tiende a poner al individuo —su bienestar, sus deseos y su realización personal— en el centro del mensaje religioso.


2. Definiciones clave

2.1. Neopentecostalismo
El término "neopentecostalismo" refiere a una corriente dentro del protestantismo evangélico que surgió a mediados del siglo XX, caracterizada por su énfasis en la experiencia espiritual, la teología de la prosperidad, el uso intensivo de los medios de comunicación y una estructura eclesial carismática y empresarial (Alves, 2019; Gutiérrez, 1997). No debe confundirse con el pentecostalismo clásico, que aunque comparte algunos elementos, mantiene una teología más cercana al evangelicalismo tradicional.

2.2. Posmodernidad
La posmodernidad es un concepto complejo que describe un cambio cultural y epistemológico posterior a la modernidad. Se caracteriza por el escepticismo hacia las metanarrativas, el relativismo moral, la valorización de lo subjetivo y lo emocional, así como una fuerte orientación hacia el consumo, la imagen y el bienestar individual (Lyotard, 1984; Bauman, 2000).


3. Rasgos posmodernos del neopentecostalismo

3.1. Énfasis en la experiencia subjetiva
En consonancia con el espíritu posmoderno, el neopentecostalismo privilegia la experiencia sobre la doctrina. Las sanidades, visiones, lenguas y manifestaciones carismáticas son consideradas evidencias de la presencia de Dios, por encima del estudio bíblico o la enseñanza sistemática (Alves, 2019). Esto responde a una cultura que busca autenticidad emocional y rechaza estructuras teológicas rígidas (Taylor, 2007).

3.2. Teología de la prosperidad
Uno de los rasgos más distintivos del neopentecostalismo es la teología de la prosperidad, que afirma que Dios desea que sus hijos sean ricos, sanos y felices. Esta enseñanza sostiene que mediante la fe, las ofrendas y las declaraciones positivas, el creyente puede "activar" bendiciones materiales (Oro, 2005). Tal noción convierte la fe en una herramienta de éxito personal, desplazando la centralidad de la cruz y del sufrimiento cristiano.

3.3. Mediatización de la fe y cultura del espectáculo
El neopentecostalismo ha sabido utilizar con maestría los recursos de la comunicación masiva. Cultos transmitidos por televisión, redes sociales, espectáculos con luces y música, y la figura de pastores convertidos en celebridades, muestran una religión adaptada a los códigos del entretenimiento contemporáneo (Marshall, 2009). La liturgia deviene performance, y el pastor, una figura de autoridad carismática más que teológica.

3.4. Mensaje positivo y empoderador
Frente al desencanto posmoderno, el mensaje neopentecostal ofrece esperanza inmediata: “todo es posible si lo puedes creer”, “declara tu victoria”, “activa tu milagro”. Esto responde a la ansiedad contemporánea por soluciones rápidas, a la vez que fortalece una cosmovisión individualista (Cunha, 2007).

3.5. Flexibilidad doctrinal y sincretismo
El neopentecostalismo muestra una marcada adaptabilidad. Integra sin dificultad elementos del coaching, la autoayuda, la psicología popular y, en algunos casos, prácticas cuasi-mágicas (Gutiérrez, 1997). Esto responde al mercado religioso postmoderno, donde las iglesias compiten por captar atención y satisfacer necesidades emocionales.


4. Evaluación crítica desde una perspectiva reformada

Desde una visión reformada, centrada en la soberanía de Dios, la suficiencia de las Escrituras y la centralidad de Cristo crucificado, el neopentecostalismo representa una desviación teológica preocupante. La tradición reformada insiste en que la fe cristiana no gira en torno al bienestar terrenal del creyente, sino en torno a la gloria de Dios y la redención del hombre del pecado (Packer, 1973).

La teología de la prosperidad, por ejemplo, contradice frontalmente pasajes clave de la Escritura:

  • Jesús declaró: “Mi reino no es de este mundo” (Jn 18:36).

  • Pablo escribió: “A ustedes se les ha concedido no sólo que crean en él, sino también que padezcan por él” (Fil 1:29).

  • El autor de Hebreos elogió a hombres de fe que “no recibieron lo prometido” (Heb 11:39).

Calvino escribió en sus Instituciones: “La cruz de Cristo es la verdadera escuela de los hijos de Dios” (Institución III.8.1), en contraste con una espiritualidad triunfalista que desprecia el sufrimiento. Además, el uso de las Escrituras como instrumento para obtener riqueza contradice la doctrina de la sola Scriptura, reemplazándola por una “hermenéutica de consumo” donde los textos se manipulan para satisfacer los deseos del creyente.


5. Conclusión

El neopentecostalismo no es simplemente una variante del cristianismo evangélico contemporáneo, sino una forma de religión profundamente moldeada por las lógicas culturales de la posmodernidad. Su énfasis en la experiencia subjetiva, la prosperidad material, el espectáculo mediático y la flexibilidad doctrinal lo convierten en una expresión religiosa centrada en el individuo más que en Dios. Aunque satisface ciertas necesidades emocionales y sociales, su contenido teológico se aleja de los fundamentos bíblicos históricos. Frente a esto, la tradición reformada ofrece una alternativa centrada en la soberanía de Dios, la suficiencia de Cristo y la fidelidad a las Escrituras, como antídoto a las espiritualidades centradas en el yo.


Referencias

  • Alves, R. (2019). Religião e repressão: A ideologia do corpo em nome de Deus. São Paulo: Paulus.

  • Bauman, Z. (2000). Liquid modernity. Cambridge: Polity Press.

  • Cunha, M. (2007). O fenômeno neopentecostal. São Paulo: Loyola.

  • Freston, P. (2001). Evangelicals and Politics in Asia, Africa and Latin America. Cambridge University Press.

  • Gutiérrez, G. (1997). Neopentecostalismo: una visión crítica. Buenos Aires: Kairós.

  • Lyotard, J. F. (1984). The Postmodern Condition: A Report on Knowledge. University of Minnesota Press.

  • Martin, D. (2002). Pentecostalism: The World Their Parish. Blackwell.

  • Marshall, R. (2009). Political Spiritualities: The Pentecostal Revolution in Nigeria. University of Chicago Press.

  • Packer, J. I. (1973). Knowing God. Downers Grove: IVP.

  • Oro, A. (2005). Religião e mercado: Ensaios de sociologia da religião. Petrópolis: Vozes.

  • Taylor, C. (2007). A Secular Age. Cambridge, MA: Belknap Press.

  • Calvino, J. (1559). Institución de la religión cristiana. Trad. Juan G. Armesto, Edición digital.



https://textosfueradecontexto.blogspot.com/2025/04/neopentecostalismo-una-religion.html


Artículo generado con IA

viernes, 11 de abril de 2025

¿CUÁNDO ES VÁLIDO UN BAUTISMO? Examinando el testimonio bíblico e histórico



La pregunta sobre la validez del bautismo ha sido objeto de debate a lo largo de la historia de la Iglesia. En particular, durante el siglo XVI, surgió un movimiento que desafió con firmeza las prácticas bautismales establecidas: los anabaptistas. Estos afirmaban que el bautismo infantil (paidobautismo) era inválido, y que, por tanto, todo creyente debía bautizarse nuevamente tras una confesión personal de fe. Tal postura les ganó el apodo de “rebautizadores”, término despectivo utilizado por quienes defendían la validez del bautismo recibido en la infancia.

Este debate no es meramente histórico; plantea una cuestión teológica y pastoral profunda: ¿cuándo puede considerarse válido un bautismo? ¿Depende de quién lo administra? ¿Del entendimiento doctrinal del sacramento? ¿De la edad del bautizado? En este artículo, abordaremos dos objeciones típicas de los anabaptistas y ofreceremos una respuesta desde la teología reformada, buscando no solo claridad doctrinal, sino también aplicación para la vida cristiana.

Primera objeción: 

"El bautismo debe ser administrado por un ministro santo y digno; por tanto, los sacramentos oficiados por curas católicos romanos son inválidos."

Esta objeción apela a la integridad moral del oficiante como criterio de validez sacramental. Sin embargo, esta postura fue refutada en el siglo IV durante la controversia donatista. Los donatistas sostenían que los sacramentos administrados por clérigos caídos o indignos eran nulos. San Agustín respondió con claridad que la eficacia del sacramento no radica en la dignidad del ministro, sino en el nombre de Cristo, en cuyo poder se administra.

El argumento de Agustín sigue vigente: los sacramentos son actos de Dios, no del hombre. El apóstol Judas Iscariote participó del ministerio apostólico y es probable que haya bautizado durante el ministerio terrenal de Cristo. Sin embargo, no se menciona en ninguna parte del Nuevo Testamento que aquellos bautismos hayan sido invalidados tras su traición. Si la gracia sacramental dependiera de la santidad del ministro, ningún creyente podría tener plena seguridad respecto a su bautismo, pues solo Dios conoce plenamente el corazón humano.

Esto nos conduce a una reflexión necesaria: muchos creyentes se inquietan al recordar que fueron bautizados por ministros cuya doctrina posterior consideraron errónea, o cuya vida resultó escandalosa. Pero el consuelo de la Escritura es claro: nuestra seguridad descansa en la obra de Dios, no en la perfección del hombre.

Segunda objeción: 

"El bautismo practicado por la Iglesia católica romana es inválido porque creen en la regeneración bautismal."

Esta crítica se enfoca en la interpretación doctrinal del sacramento. Los anabaptistas sostenían que si una iglesia enseñaba que el bautismo confiere automáticamente regeneración, su práctica debía considerarse inválida. No obstante, esta lógica conduce a una fragmentación eclesiológica insostenible.

Incluso dentro del protestantismo, hay diversas interpretaciones sobre el bautismo. Los luteranos creen en un tipo de regeneración bautismal, mientras que los reformados ven el bautismo como un medio de gracia que confirma, pero no confiere automáticamente, la regeneración. Los bautistas lo consideran un símbolo público de fe. A pesar de estas diferencias, todas estas tradiciones coinciden en bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y reconocen el bautismo como una institución divina.

Juan Calvino defendía que la diversidad de interpretaciones, mientras no comprometa doctrinas fundamentales (como la suficiencia de Cristo o la justificación por la fe), no debe ser causa de ruptura. Si invalidáramos los sacramentos por diferencias secundarias, también tendríamos que rechazar la Cena del Señor celebrada por iglesias con teologías diferentes. El criterio clave no es la comprensión perfecta del rito, sino su conformidad con el mandato de Cristo.

Fundamentos para una comprensión reformada de la validez bautismal

Desde una perspectiva reformada, la validez del bautismo depende de tres factores esenciales:

  1. Forma correcta: que se realice con agua y en el nombre del Dios trino, según el mandato de Cristo en Mateo 28:19.

  2. Intención adecuada: que se administre como un acto de obediencia al Evangelio, no como un rito mágico ni como un simple rito cultural.

  3. Sujeto legítimo: que el bautizado esté dentro del pacto, sea por confesión personal de fe o por inclusión en la comunidad del pacto.

Esto significa que el bautismo católico romano puede ser reconocido como válido si se realizó en el nombre del Dios trino, a pesar de diferencias teológicas secundarias. Negar su validez equivale a restringir el poder de Dios a la ortodoxia perfecta del oficiante, lo cual sería arrogante e infundado bíblicamente.

Aplicación práctica y pastoral

  1. No caigas en la inseguridad sacramental: Si fuiste bautizado en una iglesia que hoy no compartes, pero lo hiciste en nombre del Dios trino y con fe sincera, no necesitas rebautizarte. Confía en la promesa de Dios más que en la perfección de tu experiencia religiosa.

  2. Evita el sacramentalismo y el ritualismo: La seguridad de la salvación no radica en haber recibido un rito perfecto, sino en confiar en Cristo. El bautismo es importante, pero no es un talismán. Su poder proviene de la Palabra y del Espíritu, no del agua en sí misma.

  3. Examina tu corazón y tu fe: Como dice 2 Pedro 1:10: "Procurad hacer firme vuestra vocación y elección". La verdadera confirmación del bautismo es una vida transformada por el Evangelio, no la repetición de rituales.

Conclusión

La validez del bautismo no depende de la santidad del ministro ni de una comprensión perfecta del sacramento, sino de la fidelidad a la institución de Cristo. La gracia de Dios no está limitada por las debilidades humanas. Como enseña el apóstol Pablo: “Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo” (Efesios 4:5). Esta verdad nos llama a la unidad, a la confianza y a la acción: unidad con los verdaderos creyentes, confianza en la obra de Dios, y acción evangelizadora para extender la gracia del Evangelio a todos los pueblos.

Que el Señor nos conceda discernimiento, humildad y gozo al contemplar la grandeza de su gracia, visible también en el sacramento del bautismo.

¡Piensa en esto cristiano!


miércoles, 9 de abril de 2025

Discutir con un Fanático Religioso: Implicancias, Riesgos y Desafíos Racionales



Introducción

Hablar de religión siempre ha sido un tema sensible. Pero cuando la conversación no es con un creyente reflexivo, sino con un fanático religioso, el terreno se vuelve no solo escabroso, sino potencialmente riesgoso. Este artículo explora las implicancias y peligros de entablar debates con personas cuya fe se ha convertido en una postura intransigente, impermeable a la razón, y muchas veces hostil al diálogo.

¿Qué es un fanático religioso?

Un fanático religioso no es simplemente alguien profundamente comprometido con su fe, sino alguien que ha absolutizado sus creencias hasta el punto de negar cualquier posibilidad de autocrítica, razonamiento o revisión. Como escribe el filósofo Sam Harris en The End of Faith, "el problema con la fe religiosa es que permite a las personas creer sin evidencia —e incluso en contra de la evidencia— y considerarlo una virtud."

Implicancias de discutir con un fanático

  1. Imposibilidad de diálogo genuino: La conversación con un fanático no es un intercambio de ideas, sino una imposición unilateral. El otro no está ahí para aprender, sino para convertir, acusar o condenar.

  2. Desgaste emocional e intelectual: Intentar razonar con alguien que no concede ni el más mínimo punto se convierte en un ejercicio de frustración que agota el ánimo del interlocutor.

  3. Riesgo de escalada emocional o agresiva: El fanatismo suele estar cargado de una emocionalidad intensa. Una opinión contraria puede ser percibida como ataque, lo que genera respuestas hostiles.

  4. Confusión del público espectador: Si el debate es público, puede dar la falsa impresión de que ambas posturas tienen el mismo peso lógico o ético, cuando una está basada en argumentos y otra en dogmas cerrados.

Falacias comunes usadas por fanáticos religiosos

Los fanáticos rara vez emplean razonamientos lógicos. En cambio, recurren frecuentemente a falacias. Algunas de las más comunes incluyen:

  1. Falacia ad hominem: Atacar a la persona en lugar de su argumento. Ejemplo: “No puedes hablar de Dios porque eres un impío.”

  2. Petición de principio (begging the question): Asumir como cierto lo que se quiere demostrar. Ejemplo: “El libro de mormón es verdadero porque lo dice el mismo libro de mormón.”

  3. Apelación a la autoridad: Usar líderes religiosos o textos sagrados como prueba infalible. Ejemplo: “Como dijo el Pastor X, esto es así y punto.”

  4. Falsa analogía: Comparaciones inadecuadas o manipuladas. Ejemplo: “Criticar mi fe es como repartir droga.”

  5. Apelación al miedo (argumentum ad baculum): Amenazas de castigo divino para silenciar la disidencia. Ejemplo: “Si no crees esto, arderás en el infierno.”

  6. Apelación a las consecuencias: Ejemplo: “Mira lo mal que les va a los que niegan la fe. Eso prueba que están equivocados.”

  7. Falsa dicotomía: “O crees como yo o estás con el diablo.”

¿Cómo responder? (Con cautela)

Refutar un fanático puede parecer inútil, pero en ciertos contextos —sobre todo públicos— puede ser necesario. Algunos consejos:

  1. Habla para los testigos, no para el fanático: No esperes convencerlo a él, pero sí puedes ofrecer claridad a quienes observan.

  2. No reacciones emocionalmente: Mantén la calma y evita caer en provocaciones. El fanático busca confrontación emocional.

  3. Desnuda la falacia, no el creyente: Evita ridiculizar a la persona. Señala la falacia con argumentos.

  4. Apóyate en principios universales: Razón, empatía, coherencia lógica. No entres en guerras de versículos.

  5. Pon límites sanos: Si la conversación se torna tóxica o peligrosa, es sabio retirarse. Como aconseja Jesús: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos” (Mateo 7:6).

Riesgos adicionales

  • Persecución verbal o social: Puede haber represalias, tanto personales como sociales, si se cuestiona la narrativa dominante en ciertos entornos religiosos.

  • Cancelación o censura: En comunidades cerradas, disentir puede llevar al ostracismo.

  • Riesgos físicos: En contextos de radicalismo extremo, los debates pueden escalar a niveles peligrosos.

Conclusión

Discutir con un fanático religioso no es un ejercicio de diálogo racional, sino de resistencia emocional. Más que cambiar al fanático, lo valioso puede ser modelar el pensamiento crítico para otros y sostener la razón frente a la imposición dogmática. En el contexto de un libro, esta exploración puede desarrollarse en múltiples direcciones: psicológica, filosófica, política y teológica. Lo importante es recordar que la fe no es sinónimo de fanatismo, y que la verdadera espiritualidad no teme al pensamiento.

Como dijo Blaise Pascal (1623-1662) matemático, físico, inventor, filósofo y teólogo francés, reconocido por sus contribuciones fundamentales a la ciencia, la filosofía y la teología: 

“Los hombres nunca hacen el mal de manera tan completa y alegre como cuando lo hacen por convicción religiosa.”

¡Piensa en esto cristiano! 

miércoles, 2 de abril de 2025

RESPUESTAS FALACES: DIÁLOGO TEOLÓGICO

Respuestas Falaces y su Impacto en el Diálogo Teológico

Las respuestas falaces contienen errores en el razonamiento, ya sea porque tergiversan el argumento, atacan a la persona en lugar de la idea o utilizan premisas incorrectas o irrelevantes. En el ámbito teológico, el uso de falacias puede entorpecer el debate, generar divisiones innecesarias y evitar que la verdad bíblica sea examinada con rigor y humildad.

Recientemente, una persona con formación académica y experiencia ministerial respondió a mi postura teológica con un comentario falaz. Su reacción se originó cuando afirmé que "puesto que los cimientos han sido establecidos, ya no hay necesidad alguna de apóstoles o profetas en la Iglesia". Aunque esta persona no respalda el movimiento apostólico moderno ni se inclina por el uso indiscriminado del título de "profeta", en lugar de argumentar en contra de mi afirmación, optó por desacreditarme personalmente con la siguiente expresión:

"Hoy estás en una iglesia presbiteriana, no me sorprendería que de aquí a unos años cambies nuevamente de denominación".

Este comentario, aunque breve, está cargado de múltiples falacias lógicas que merecen ser analizadas con detenimiento.

Identificación de Falacias en el Comentario

  1. Falacia de la Pendiente Resbaladiza (Slippery Slope).

    Se asume sin evidencia que, debido a mi cambio denominacional en el pasado, inevitablemente volveré a cambiar en el futuro. Este razonamiento ignora que el crecimiento teológico puede llevar a una convicción más firme y estable, en lugar de una inconstancia doctrinal.

    Ejemplo cotidiano: "Si permitimos que los niños jueguen videojuegos, pronto se volverán adictos y fracasarán en la vida". No hay pruebas de que jugar videojuegos ocasionalmente conduzca a tales consecuencias.

  2. Falacia Ad Hominem Circunstancial.

    En vez de debatir mi argumento sobre la inexistencia de apóstoles modernos, se ataca mi historial denominacional para desacreditarme. Se sugiere que mi posición es inválida debido a mis cambios de afiliación, sin abordar la solidez de mi argumento.

    Ejemplo bíblico: Cuando los fariseos atacaban a Jesús diciendo: "¿No es este el hijo del carpintero?" (Mateo 13:55), en lugar de responder a sus enseñanzas.

  3. Falacia de Generalización Apresurada.

    Se generaliza a partir de una muestra insuficiente. Haber cambiado de denominación en el pasado no implica que esto continuará ocurriendo en el futuro. La madurez doctrinal puede llevar a un asentamiento más firme en la fe.

    Ilustración histórica: Agustín de Hipona pasó por varias corrientes filosóficas antes de asentarse en la fe cristiana. Su pasado no invalidó la solidez de sus convicciones finales.

  4. Falacia de Premonición o Adivinación.

    Se hace una afirmación sobre el futuro sin evidencia ni base racional. La persona que me atacó no tiene manera de saber qué ocurrirá con mis creencias en los próximos años, lo que convierte su argumento en pura especulación.

    Cita relevante: "El necio cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va" (Proverbios 14:15, NVI).

Motivos que Llevan al Uso de Falacias

Las personas pueden responder con falacias por diversas razones. No siempre es una falta de argumentos, sino que en muchos casos hay factores psicológicos y emocionales que influyen en su reacción. Algunos de los motivos más comunes son:

  1. Falta de Conocimiento Lógico.

    Muchas personas no han sido entrenadas en lógica ni argumentación. Creen que están debatiendo correctamente, pero en realidad están cayendo en razonamientos defectuosos. John Frame, en su libro "La Doctrina del Conocimiento de Dios", resalta la importancia de la lógica dentro de la teología cristiana, mostrando cómo una mala argumentación puede distorsionar la verdad bíblica.

  2. Reacción Emocional.

    Cuando una persona se siente atacada o amenazada, puede responder impulsivamente. Las emociones pueden nublar el juicio racional, llevando a ataques personales en vez de discusiones basadas en evidencia.

  3. Orgullo y Ego.

    Admitir que uno está equivocado es difícil. El orgullo puede llevar a una persona a insistir en su posición incluso cuando es insostenible. Agustín de Hipona afirmó: "El orgullo no edifica, sino que destruye la verdad".

  4. Falta de Argumentos Sólidos.

    Cuando alguien no tiene una base teológica firme, puede recurrir a falacias como una estrategia de defensa. En el debate sobre la autoridad apostólica, es común que se apelen a argumentos emocionales en vez de presentar un análisis exegético sólido de textos como Efesios 2:20.

  5. Deseo de Herir o Provocar.

    Algunas personas disfrutan humillar o desacreditar a los demás, ya sea por resentimiento personal o por demostrar superioridad intelectual. Sin embargo, la Escritura advierte contra esto: "La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor" (Proverbios 15:1).

  6. Manipulación Intencional.

    A veces, las falacias se utilizan deliberadamente para confundir o manipular a otros. En la historia de la Iglesia, muchas sectas han usado falacias para engañar a las personas y hacerlas dudar de la verdad bíblica.

Reflexión y Aplicación para la Iglesia

¿Por qué es importante identificar y evitar las falacias en el diálogo teológico? Porque la Verdad de Dios no necesita ser defendida con tácticas engañosas. El cristiano debe esforzarse por "presentarse a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2 Timoteo 2:15).

En lugar de recurrir a falacias, deberíamos cultivar un espíritu de humildad y diálogo sincero. En palabras de C. S. Lewis: "Cuando nos volvemos humildes, no pensamos menos de nosotros mismos; pensamos menos en nosotros mismos".

Finalmente, este incidente me deja una enseñanza clara: el debate teológico debe hacerse con integridad, respeto y un sincero deseo de buscar la verdad. En lugar de desacreditar a otros con falacias, debemos presentar argumentos sólidos y estar abiertos a la posibilidad de que podemos estar equivocados. Después de todo, si la verdad es una, debemos buscarla con honestidad y amor por la Escritura.

Conclusión

La comunidad evangélica necesita desarrollar un pensamiento crítico fundamentado en la Escritura. No se trata de debatir por orgullo o autosatisfacción, sino de glorificar a Dios al buscar la verdad con sinceridad. Si alguna vez caemos en falacias, debemos ser lo suficientemente humildes para corregirnos y continuar creciendo en el conocimiento de la Palabra.

"Examinadlo todo; retened lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21).