martes, 21 de enero de 2020

Una Tribulación Cuál no la ha Habido ni la Habrá


“Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.” Mateo 24:21
“Porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá.” Marcos 13:19

A menudo se piensa que la gran tribulación que hablan estos pasajes son una referencia a algo del futuro. Se argumenta que no puede referirse al juicio contra Jerusalén y el templo en el 70, que es lo que el contexto inmediato está hablando, puesto que esa no fue una tribulación de dimensiones cósmicas “cuál no la ha habido ni la habrá”. Sin embargo este argumento pierde su fuerza cuando observamos que los evangelistas están usando el típico lenguaje profético que usa hipérboles para dar énfasis a un juicio local, generalmente contra un reino.

Por ejemplo veamos algunos pasajes:
“ Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo, ni jamás habrá.” Éxodo 11:6
Este pasaje habla de la calamidad de la muerte de los primogénitos. Ciertamente el juicio que hubo contra Egipto en esa noche fue única en su especie, pero eso no quiere decir que jamás Dios volvería a ejecutar un juicio de ese tipo. El énfasis del autor es mostrar que ante esa generación egipcia, Dios haría un juicio que nunca habían experimentado y que por ser un juicio con el objetivo de librar a Israel de Egipto, es un suceso único. Pero ciertamente clamor en la tierra de Egipto o en muchas otras tierras siguió existiendo después de ese juicio. El lenguaje es entonces hiperbólico.
“Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones.” Ezequiel 5:9
El profeta Ezequiel está haciendo referencia al juicio que haría Dios por medio de Nabucodonosor, justamente contra la ciudad de Jerusalén. Si la intención del profeta hubiera sido la de hablar de un juicio de destrucción total y para siempre ¿Cómo entonces se explica que Jerusalén fue reconstruida para recibir en el 70 nuevamente un juicio de las mismas proporciones? La intención del profeta es claramente hiperbólica, ya que Dios ciertamente hizo 500 años después un juicio semejante, contra la misma ciudad. El sentido del texto entonces indica un juicio de gran magnitud, no de algo que sería irrepetible en ningún modo.
“Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén.” Daniel 9:12
En la oración intercesora de Daniel, vemos cumplida la anterior profecía de Ezequiel, usando el mismo lenguaje, pero la prueba de que el juicio anterior estaba dado en términos hiperbólicos es que la respuesta de Dios fue que justamente la ciudad sería reconstruida, el Mesías sería desechado y como consecuencia de ese pecado, Dios destruiría esa ciudad nuevamente. Esto no sólo demuestra la consistencia del lenguaje profético, sino que es el claro contexto profético donde está fundamentada la profecía del sermón del monte de los olivos, cuando finalmente se cumple eso.
“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.” Daniel 12:1

Mas adelante en esta profecía, Daniel viene hablando del imperio griego, y de Antíoco, en el capítulo 11, luego habla del enigmático rey, que probablemente es Herodes y justamente viene a hablar de Miguel y del tiempo de angustia. Se usa nuevamente el mismo lenguaje, y siguiendo el orden que nos da Daniel de los imperios, esto sucede en tiempos del cuarto imperio, el romano, que fue justamente el tiempo cuando vino la tribulación contra Israel al destruir la ciudad y el templo. Nuevamente el lenguaje es coherente y los eventos coinciden.
“Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones.” Joel 2:2
Finalmente encontramos el mismo lenguaje hiperbólico en Joel, donde se está hablando del ejército asirio. Se dice que ese pueblo es grande y fuerte y semejante a él no lo habrá en muchas generaciones. ¿Acaso no existió después de este imperio un pueblo fuerte como ellos? ¿El enfoque de Joel era hablarnos de la grandeza de un pueblo o más bien su enfoque era enfatizar un juicio contra Israel de grandes proporciones? Nuevamente el lenguaje es hiperbólico. El imperio romano ciertamente fue un pueblo más fuerte, y fue el que destruyó a Jerusalén y el templo en el 70.

Esta lista de pasajes nos muestran que el lenguaje que usa los evangelistas es tomado del lenguaje de los profetas del Antiguo Testamento, que no estaban enfocados principalmente en demostrar que lo que se hablaba sería algo irrepetible, sino más bien de proporciones grandes, y sobre todo de gran pérdida contra el reino o ciudad contra quienes estaban dirigidas. Así es como seguramente fue entendido por los discípulos. Lejos de pensar en bombas atómicas, la tercera guerra mundial, o de la destrucción de un planeta, que de hecho ni siquiera sabían que era tan grande, ya que no lo habían descubierto, lo que entendieron es que el juicio contra Jerusalén y el templo sería una catástrofe, que de hecho fue en un sentido como nunca lo hubo ni lo habrá, ya que en ese juicio el reino les fue quitado y dado a quienes dieron el fruto de él (Mateo 21:43) e Israel, bajo los términos del Antiguo Pacto dejó de existir para siempre. En ese sentido ese juicio fue único en su especie y fue irrepetible, porque Cristo inauguró una vez y para siempre un Nuevo Pacto, con mejores promesas.


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