domingo, 29 de marzo de 2020

¿El Ayuno Dominical?




"Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán." (San Marcos 2.19-20).

Un fenómeno curioso en la espiritualidad evangélica en Perú es lo que podemos llamar el Ayuno Dominical. Digo que es curioso porque en términos históricos el ayunar en el día domingo es algo novedoso. Ha sido característica de grupos no ortodoxos en el pasado, y también es la práctica de los Mormones en el día de hoy, pero los cristianos históricos siempre han evitado el ayuno en el día domingo. 

Desde el tiempo más antiguo el primer día de la semana se ha conocido entre los cristianos como el Día del Señor (ver Apoc 1.10; Didache 14.1, entre muchos). De hecho, el nombre "domingo" viene de la palabra "dominus" en latin que significa "señor". En otras palabras, cuando nosotros decimos "el día domingo" literalmente estamos diciendo "el día del Señor". ¿Y cómo llegó este día a llamarse así? Los primeros cristianos pusieron este nombre porque era el día de la resurrección de Jesús, el día en que Él dio inicio a la nueva creación. 

Era un día de victoria cuando Él rompió la puerta de la mazmorra de muerte y conquistó a nuestro gran enemigo. Los primeros cristianos no ayunaban en el día domingo porque lo consideraban un día de gozo, celebración, y fiesta y no de luto, arrepentimiento, o "aflicción del alma" (Lev 16.29, 31; 23.27, 32).

Ilustramos esto con tres documentos históricos. El primero, la Didascalia de los apóstoles, escrito alrededor del año 230 d.C., incluye una sección citando una tradición del Señor en que Él supuestamente instruía a sus apostoles después de la resurrección, acerca del ayuno diciendo:
"No es licito ayunar en el día domingo porque este día es el día de mi resurrección." (38.15)

Otro documento, los Cánones apostólicos, fue escrito alrededor del año 350 d.C. y circulaba en varias formas hasta que se juntó con otro documento llamado las Constituciones apostólicas alrededor del año 375 d.C. Ambos son documentos para guiar a los pastores en su labor de cuidar y gobernar la grey de Dios. El canon 64 del primer documento dice lo siguiente:
"Si alguien del clero es visto ayunando en el día del Señor, o un sábado, salvo solamente uno [es decir, el sábado de la semana santa], que sea destituido. Si es laico, que sea excomulgado." 

El tercer documento (que incluye el anterior) es lo que ya mencionamos, es decir, las Constituciones apostólicas, y dice lo siguiente:
" . . . cada día del Señor, deben observar sus asambleas solemnes con regocijo: será culpable de pecado cada persona quien ayuna en el Día del Señor, siendo el día de su resurrección." (v.20)

Parece que el redactor de las Constituciones quiso incluir esta última cita, además de la que se encuentra independientemente en los Cánones, para contradecir al hereje Eustacio de Sebaste. Este monje arriano causó una controversia sobre su disciplina rigurosa en las iglesias en Asia Menor. Parte de ella era el ayuno dominical que practicaban los miembros de su comunidad. 

No sólo las Constituciones, sino también varios concilios trataron el asunto y tomaron la misma postura de los Cánones apostólicos, es decir, que el día domingo no es tiempo de ayuno ni de "afligir el alma", más bien es la fiesta principal de la Iglesia.

Pero, más importante que la historia, ¿Cuál es la perspectiva Bíblica del asunto? Me parece que la practica en Perú viene de un deseo noble y piadoso. En muchas partes del mundo cristiano de hoy, ni saben lo que es el ayuno, y nunca lo practican. Entonces, los que desean dedicar el día en esta manera a la oración y la comunión con Dios, están mostrando una consagración mucho mayor de lo que muestran los muchos que no practican ningún ayuno. 

Sin embargo, una reflexión Bíblica sobre el significado del Día del Señor nos puede ayudar en orientar mejor este buen deseo.

Es interesante notar que el nombre dado al primer día de la semana por los Apóstoles (Apoc 1.10) está ligado al concepto escatológico del día de juicio (Isa 13.6, 9; Jer 46.10; Ezeq 13.5; 30.3; Joél 1.15; 2.1, 11, 31; 3.14; Amos 5.18, 20; Abd 15; Sof 1.7, 14; Mal 4.5; 1 Cor 5.5; 1 Tes 5.2; 2 Tes 2.2; 2 Ped 3.10). En sí, el día del Señor es el día cuando viene Jesús para juzgar el mundo y vindicar a sus santos. 

Es el día en que los injustos serán castigados y los creyentes en Cristo Jesús recibirán el Reino preparado para ellos. Es el día en que Cristo invitará a los suyos para que participen con Él en la "fiesta de las bodas del Cordero" (Apoc 19). Para el cristiano, entonces, el día del Señor (día de juicio) será un día de tremendo gozo y alegría.

Pero, cuando pensamos en el día del Señor semanal (es decir, el domingo) vemos que tiene una relación estrecha con el sentido escatológico (es decir, el día de juicio). Es el día cuando todos los cristianos en todo el mundo se reúnen para adorar a Dios y renovar su pacto con Él. 

Nos presentamos ante su trono celestial para escuchar su Palabra. Jesucristo está presente porque nos reunimos en su nombre. Él es el Anfitrión en el banquete espiritual de la Cena del Señor que prefigura las Bodas del Cordero (Mat 26.29). Es un día cuando Jesús viene a inspeccionar y disciplinar a su pueblo (1 Cor 11.27-34). 

Las cartas a las siete iglesias en el libro de Apocalipsis presumen precisamente este contexto. San Juan decía en Apoc 1.10 que estuvo "en el Espíritu en el día del Señor". Decir que estuvo "en el Espíritu" lleva el sentido de que estuvo orando o adorando (Juan 4.23; 1 Cor 14.2; Ef 6.18). Decir "día del Señor" habla del día domingo. 

En otras palabras el Señor se está dirigiendo a cada una de las siete iglesias en su culto dominical y dice que Él esta llegando a inspeccionarlas. O les elogia o les corrige. Depende de la fe y fidelidad de cada congregación. Hay que notar que sus palabras a la iglesia en Laodicea ponen hincapié en el contexto del culto dominical con la Cena del Señor:
"Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." (Apocalipsis 3.19-20)

El Señor propone entrar a cenar con los cristianos en Laodicea en su asamblea dominical. Lo que encontramos aquí es el mismo tema de 1 Corintios 11. Cada día del Señor (domingo) celebramos en miniatura (o como un pequeño anticipo) el día escatológico del Señor (día de juicio). Esperamos y anhelamos este día cuando Jesucristo viene a juzgar a los que maltratan a su pueblo, a quitar de nuestro rostro toda lagrima, y rescatarnos de todo sufrimiento. Será un día de gozo y alegría. 

Pero lo bueno y lo maravilloso del día del Señor (domingo) es que en ello, empezamos a disfrutar ya un bonito anticipo de las bendiciones celestiales. A los que no están preparados con vestido de boda (Mat 22.11) no les será experiencia agradable, pero a todo aquel que ha lavado su ropa (Apoc 22.14) tendrá la experiencia maravillosa ahora de cenar con Cristo y tener una rica comunión con Él.

En el pasaje citado arriba al inicio del articulo, el Señor explica el principio fundamental del ayuno. En los días de su ministerio terrenal, los discípulos no ayunaban porque tuvieron consigo el Esposo. La figura principal que usaba Jesús en toda su enseñanza para hablar del Reino de Dios era la de la fiesta, el banquete, o la boda (Mat 8.11; 9.10-17; 14.15-21; 15.32-38; 22.2-13; 25.1-13; Mar 2.15-20; Luc 5.29-35; 7.33-35; 12.35-37; 13.28-29; Juan 2.1-11). 

Con la presencia del Esposo celestial no era apropiado ayunar. Mas bien, era tiempo de gozo y alegría. Por eso la costumbre del Señor era de festejar y celebrar con los pobres, los publicanos, y las prostitutas. Su porte era (para los fariseos) un escándalo, y le acusaban de ser glotón y borracho. Pero cuando el Esposo está presente, ¡es necesaria la celebración! 

Sin embargo, después de su ascensión al Padre la Iglesia empezó a practicar el ayuno. Así que, entre nosotros ahora, en la ausencia (corporal) del Señor, debemos ayunar. Durante la semana escogemos días para ayunar y orar. Pero incluso en los tiempos de adviento y cuaresma, tiempos en que más nos dedicamos al ayuno, en estos domingos no ayunamos. 

Si uno cuenta los días de cuaresma sólo suman a 40 si es que no contamos los días domingos. Es decir, los domingos en cuaresma no se cuentan porque en ellos no puede haber nada de ayuno o "aflicción del alma". Cuando nos reunimos en su nombre, Él Señor está presente. 

El día domingo es para nosotros una pequeña ventana a la eternidad, una breve participación en las Bodas del Cordero. Así que, estando presente el Esposo, los invitados no pueden ayunar.

~ Wes Baker

lunes, 16 de marzo de 2020

¿Qué es “la gracia común”?




¿Ama Dios a todo el mundo o solo a los creyentes? ¿Pueden hacer buenas obras las personas no creyentes? ¿Puede una persona incrédula, inmoral y blasfema producir una obra de arte verdaderamente hermosa? ¿Por qué algunos matrimonios entre no creyentes parecen funcionar mejor que otros entre creyentes? ¿Deben los creyentes escuchar solo música cristiana? ¿Qué tienen en común estas preguntas? Pues, las respuestas a todas ellas están relacionadas con el tema de “la gracia común”.

1. ¿Qué es “la gracia común”?
Quizás la definición más popular de la gracia de Dios sea: su favor inmerecido. Si analizáramos las más de trescientas referencias a la gracia en la Biblia, cada una en su contexto, llegaríamos a la conclusión de que “el favor inmerecido de Dios” no siempre es el significado, pero lo será en la mayoría de los casos. Ahora, ¿qué pasa cuando a la palabra “gracia” se le añade la palabra “común”? Pues, la palabra “común” en este contexto significa común a todo tipo de personas, independientemente de su condición espiritual – sean creyentes o no, sean creyentes mejores o no tan buenos, sea que estén en un momento espiritual bueno, malo o muy malo, etc. Es más fácil entender esto si contrastamos “la gracia común” con “la gracia especial”; “la gracia especial” es la que reciben solamente las personas que son salvadas por el Señor – por ejemplo: la regeneración, la justificación, la adopción y la glorificación no proceden de “la gracia común” de Dios, sino de su “gracia especial”, porque de ellas solo se benefician los verdaderos creyentes. “La gracia común” incluye cualquier manifestación de la gracia de Dios hacia las personas en general, con total independencia de su condición espiritual. Los ejemplos clásicos son el sol y la lluvia, pero, como veremos, estos no son más que dos ejemplos de los muchísimos que hay; ¡“la gracia común” es una gracia muy abundante!


2. ¿Dónde enseña la Biblia “la gracia común”?
En un sentido, dondequiera que se vea cualquier manifestación de la bondad de Dios para con cualquier persona, familia, tribu, pueblo o nación, o para con todos los seres humanos en general, cuando esa bondad de Dios no diferencia entre creyentes y no creyentes, entre Israel y las otras naciones, entre la Iglesia y el mundo, o entre buenos y malos, ¡allí está “la gracia común” de Dios! Pero veamos seis ejemplos bíblicos de “la gracia común”, tres de cada uno de los dos Testamentos:
1) Génesis 8:22: “Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche”. Esta promesa de Dios tras el gran diluvio no fue dirigida solamente a Noé y a su familia, sino a todos los seres vivos en general. Se trata de una promesa de “la gracia común” del Creador.
2) Génesis 9:8-15: “Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente que está con vosotros…, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio… Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra…”. El pacto que hizo Dios con Noé era universal – con la raza humana, creyentes y no creyentes, y con todos los demás seres vivos. Y el arco iris sería como si fuera “la firma de Dios” de su compromiso de nunca más destruir toda carne con otro diluvio como aquel. Se trata de un pacto fundamentado en “la gracia común” de Dios.
3) Salmo 145:9: “Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras”. Dios es bueno, no solo para con los creyentes, no solo para con su pueblo, sino para con todas las personas y para con “todas sus obras”. Se trata de la bondad general o universal de Dios – o sea, de su “gracia común”.
4) Mateo 5:43-45: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”. Este es, sin duda, el texto clásico de “la gracia común”. Lo que deja claro es que Dios, al hacer salir su sol y al hacer llover, etc., no diferencia entre unas personas y otras, sino que lo hace con total independencia de la situación espiritual y moral de las personas. Y el Señor Jesucristo usa este hecho para instar a sus discípulos a amar hasta a sus enemigos, para que sean como su Padre que está en los cielos.
5) Marcos 16:15: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Citar este texto como ejemplo de “la gracia común” puede resultar chocante; ¿acaso no se trata más bien de una manifestación de “la gracia especial” de Dios? Pues, no, porque el ofrecimiento por parte de Dios del mensaje del evangelio se hace a todas las personas, independientemente de su condición espiritual, incluso independientemente de su respuesta al mensaje. Es otra manifestación de “la gracia común”, ¡seguramente la expresión más alta de esa “gracia común” de Dios!
6) 1 Timoteo 4:10b: “Esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen”. ¿En qué sentido es Dios el Salvador de los que no creen, si lo es “mayormente de los que creen”? Se han propuesto varias respuestas: (A) Todos los hombres se salvan, incluso los que no creen; (B) Dios ofrece la salvación a todos los hombres, incluso a los que se niegan a creer; y: (C) Dios es “el Salvador de todos los hombres” en un sentido diferente del de la salvación espiritual y eterna. De estas tres opciones, la primera es incompatible con la enseñanza global de la Biblia. La segunda es posible, pero conlleva la dificultad de calificar a Dios como “el Salvador” de todas las personas, sea que acaben en el cielo o en el infierno. La tercera opción tiene varias ventajas: Evita una conclusión universalista; No le resta ninguna fuerza a la idea de Dios como “Salvador”; y reconoce el hecho de que a lo largo de la Biblia se presenta a Dios salvando a diferentes personas de muchas maneras y no solo en el sentido espiritual y eterno. Si esta interpretación es correcta, será otro ejemplo de “la gracia común”.

3. ¿En qué ámbitos de la vida opera “la gracia común”?
Este es uno de los aspectos menos trabajados y más fascinantes de “la gracia común”. Sugiero que “la gracia común” de Dios está presente en todos los ámbitos de la vida. Veamos cinco ejemplos de ello:

A. “La gracia común” en el ámbito material
  • El sol y la lluvia (Mateo 5)
  • Las estaciones del año (Génesis 8:22)
  • La comida y la bebida

Estos no son más que ejemplos; todo lo relacionado con la vida física – su origen, su preservación, su prolongación, etc., nos viene de “la gracia común”.


B. “La gracia común” en el ámbito cultural
  • Lo mejor del arte, de la literatura y de la música
¿Por qué tenemos que negar los dones de Dios a personas no creyentes? ¿Sobre qué base bíblica nos atreveremos a decir que todos los mejores artistas, escritores, poetas, compositores, músicos, etc., hayan sido (o sean) cristianos?
  • Los avances en la medicina
Dios ha usado a algunos creyentes de renombre para descubrir o inventar algunos de los avances en la medicina de los cuales nos beneficiamos hoy. Pero también ha usado para ello a personas no cristianas.
  • Los descubrimientos científicos
Lo que acabo de decir del ámbito de la medicina es igualmente aplicable a cualquier otro ámbito de la ciencia en general. En un sentido, los cristianos tenemos que ser un movimiento contracultura – no hay ninguna cultura que no esté afectada por el pecado. Pero ¡hay que ser ciego para no ver en la cultura las riquezas de la “gracia común” de Dios!


C. “La gracia común” en el ámbito social

Aquí me refiero a todo lo que sea la sociedad humana, las relaciones interpersonales, etc. En este ámbito hay muchas bendiciones de Dios: la paz; el orden; la justicia; la ayuda humanitaria; la amistad; el amor humano; la felicidad en el matrimonio, etc. ¡Sería ridículo atribuir todo lo bueno en el ámbito social a la influencia cristiana y achacar todo lo malo a los no creyentes o al diablo!

D. “La gracia común” en el ámbito moral

Veamos tres ejemplos: (1) La conciencia humana, que sigue siendo un importante freno sobre el mal y acicate al bien; (2) Otras sanas influencias que existen en el mundo – no todas ellas son cristianas; y: (3) Las buenas obras – la Biblia enseña claramente que nuestra aceptación por Dios no depende, ni siquiera en parte, de ninguna buena obra, pero, en otro sentido, las buenas obras existen y las hacen todo tipo de personas, gracias a “la gracia común”.


E. “La gracia común” en el ámbito espiritual

En este ámbito también hay muchas manifestaciones de “la gracia común”: “la revelación general” (las obras visibles de Dios, la conciencia humana, etc.); la extensión del evangelio; el ofrecimiento del evangelio a todo el mundo; la libertad de culto (donde la hay); etc. Son testigos a “la gracia común” en el ámbito espiritual. Millones de personas, sin ser creyentes y sin que se pueda saber si llegarán a serlo o no, tienen una serie de privilegios espirituales, aun cuando no resulten en su salvación.


4. ¿Cuáles son las implicaciones de “la gracia común”?

Habrá muchas, pero aquí van unas cuantas:

1) Dios ama a todas las personas, aun reconociendo las importantes diferencias entre su amor por sus hijos y su amor por los demás.
2) Dios sana a toda clase de personas de todo tipo de enfermedades, independientemente de su condición espiritual.
3) Debemos amar a todas las personas y no solo a las personas creyentes.
4) Debemos renovar nuestro compromiso de llevar el evangelio a todas las personas.
5) Debemos estar en el mundo y no encerrarnos en nuestros guetos evangélicos.
6) Debemos saber valorar lo bueno de la cultura, aun reconociendo la presencia del pecado.
7) Debemos reconocer que lo cristiano no siempre es lo mejor.
8) Debemos reconocer las bendiciones que nos vienen a través de personas no creyentes.
9) Debemos reconocer las virtudes de muchas personas que no son creyentes.
10) El éxito en el matrimonio no depende solo del factor espiritual.
Conclusión

“La gracia común” es una enseñanza bíblica bastante ignorada y que nos puede salvar de mucha confusión y de muchos errores, y que puede restaurar a la Iglesia una parte de su rica base teológica para el beneficio de todos. En un sentido, no hay nada más común que “la gracia común”, porque no hay ningún ser humano que no se beneficie de ella. Pero, en otro sentido, ¡no hay nada menos común que “la gracia común”, porque sigue siendo gracia, el favor inmerecido de Dios, nuestro Creador! Fuí

Por Andrés Birch

Publicado inicialmente en Coalición por el Evangelio.

domingo, 15 de marzo de 2020

Muertos en Delitos y Pecados

Antes de nuestra conversión estábamos "muertos en delitos y pecados" ¿Qué significa eso de que todo nuestro accionar es "maldad"? No. Jesús mismo le dijo a los fariseos "vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos" (Mateo 7.11).

William Hendriksen comenta:

El hecho de que Efesios 2.1,5 y Colosenses 2.13 describe al hombre natural (Sin Cristo) "muerto en sus delitos y pecados" no significa que en sus corazones y vidas el proceso de corrupción moral y espiritual se hubiese ya completado. La persona no regenerada está en condiciones de realizar el bien natural: comer, beber, hacer ejercicios, etc., y el bien cívico o moral. Ciertas  personas mundanas, dice Juan Calvino, "se condujeron honestísimamente toda su vida"... Negar esto sería cerrar los ojos ante hechos que se nos presentan diariamente en la vida. Además tal negación equivaldría un rechazo de la clara enseñanza en las Escrituras.

Un ejemplo en la Biblia
El Rey Joás "hizo lo que era recto a los ojos de Jehová todos los días de Joiada el sacerdote" (2 Crónicas 24.2). Sin embargo, véase cuál fue su final (2 Crónicas 24.20-22). Jesús dijo, "Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿Qué gracia tenéis? porque aun los pecadores hacen lo mismo" (Lucas 6.33). En realidad, sucede a veces que aun "los bárbaros" muestran "una amabilidad poco común" (Hechos 28.2; Romanos 2.14). (Efesios pág 121-122)

Entonces los incrédulos ¿Están muertos? Sí.

La muerte a la que Pablo se refiere no es una imagen metafórica como en la parábola del Hijo Pródigo: "éste hijo mío estaba muerto"; sino que es una afirmación fáctica de la condición espiritual de todos los que estan fuera de Cristo. Y es consecuencia de sus transgresiones y pecados.


viernes, 13 de marzo de 2020

¿El Hombre es Bueno por Naturaleza?



Algunas cosas que Creemos antes de que Cristo llegara a nuestras vidas, cosas que creíamos cuado eramos incrédulos:


Creemos que el libre albedrío es "la fe natural" del hombre para elegir ser salvos, pero la Biblia dice que somos "...esclavos del pecado" y también dice que "...todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado". (Romanos 6:17, Juan 8:34)

Creemos que somos buenos o que podemos hacer cosas buenas para agradar a Dios, pero la Biblia dice "...ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios" y también dice "...no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno". (Marcos 10.18, Romanos 3.12)

Creemos que podemos tomar decisiones justas, pero la Biblia dice que "...no hay justo, ni aun uno". (Romanos 3.10)

Creemos que podemos transitar por el camino recto, pero la Biblia dice "...todos se desviaron, a una se hicieron inútiles". (Romanos 3.12)

Creemos que podemos entender el Evangelio, pero la Biblia dice que "...no hay quien entienda,". (Romanos 3.11)

Creemos que podemos por nosotros mismo buscar y escoger a Dios para ser salvo, pero la Biblia dice: "...no hay quien busque a Dios". (Romanos 3.11)

Creemos que somos capaces de ver nuestra pecaminosidad y arrepentirnos, pero la Biblia dice que, el diablo, "...el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio". (2 Corintios 4.4)

Creemos que tenemos la facultad de venir a Jesucristo por nuestros propios medios piadosos, pero la Biblia dice: "Ninguno puede venir a mí (a Jesucristo), si el Padre que me envió no le trajere". (Juan 6.44)

Salvos por Gracia.
Siempre es bueno recordar que antes estábamos errados. Y recordar esa gracia de Dios que operó en notros para salvación nos debe llenar de Intensa Gratitud a Dios. En una oportunidad, hablando con una cristiana psicóloga me dijo que si Adán y Eva le hubieran dado una mejor crianza a Caín, no habría matado a su hermano Abel. Eso es exactamente lo que afirmaba Jean-Jaques Rousseau. Pero antes que prestar atención a las afirmaciones de un humanista prefiero las sabias palabras de un maestro de la Biblia como W.T. Conner:
"Tener la conciencia de ser bueno es siempre una bondad ficticia. En el corazón hay podredumbre... El hombre, como un ser caído es un depravado congénito; que desde el tiempo de Adán, y debido al pecado de Adán, todos los hombres nacen con una tendencia moral hacia el pecado, lo cual hace que sea una certeza moral, que sea inevitable moralmente, que cuando los hombres toman sus decisiones morales, ellos, necesariamente, cometerán pecado... Su voluntad se ha pervertido por el pecado... El hombre es totalmente inútil para poder libertarse del pecado... El pecado separa al hombre de Dios." "Doctrina Cristiana", (Pág.164-167)


Pero tenemos esperanza: 
"Sabemos que los hijos de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque el Hijo de Dios los mantiene protegidos, y el maligno no puede tocarlos." - 1 Juan 5:18 (NTV)
Ahora que estamos en Cristo, seamos eternamente agradecidos.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Oísteis Que Fue Dicho... La Tradición de los Ancianos



Los fariseos le dijeron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos quebrantan la -tradición de los ancianos-? Porque no se lavan las manos cuando comen pan”. Pero, hay una diferencia e n o r m e entre la Ley de Moisés y la "Tradición de los Ancianos". Una cosa es la Ley de Dios dada a través de Moisés y otra muy diferente (y humana) era la “Tradición Oral” (1).

Por ejemplo, el Shabbat, el día de reposo, de acuerdo a los mandamientos del Señor se debía recordar y guardar el día de reposo (Exodo 20:8-11; Deuteronomio 5:12-15); pero “los ancianos” en la "Tradición de los Ancianos"  le agregaron 39 prohibiciones de cosas que no se pueden hacer en el día de reposo por ser considerado trabajo, como: cocinar, lavar, construir, reparar, escribir, pescar, etc.

Los escribas y fariseos eran una especie de “guardianes de la ley”, ellos habían heredado esta “tradición oral”, esta “otra ley”, una “ley oral”. Esta tradición era la “ley oral” que se basaba en la “ley dada a Moisés”, pero contenía instrucciones detalladas que -no se encontraban en el Antiguo Testamento-, como ya lo dijimos. Los escribas y fariseos consideraban que estas tradiciones tenían la misma autoridad que la Ley, contenida en el Antiguo Testamento.

Cuando Jesús desarrolló su ministerio terrenal, tuvo que lidiar con la desvirtuación de la Ley enseñada por escribas y fariseos. A menudo esta "mala comprensión" de la Ley sitúa a casi la mayoría de cristianos a desestimar la Ley de Dios, a desplazarla, y muchas veces referirse a ella como algo del pasado, ignorando que el mismo Jesús dijo que "Él no vino a abrogar la Ley".

No es raro leer comentarios de cristianos que dicen que "ya no viven en la época de la ley", entonces eso los sitúa casi como cristianos "sin ley", lo cual es tan raro. No puede haber un cristiano sin ley, si no entonces ¿cómo vive?

Jesús mismo tuvo que aclarar que la Ley está vigente, y cumplirla nos convierte en ciudadanos del reino:

1) Sobre el Asesinato. Jesús dijo en Mateo 5.21-22:
"Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que mate, quedará expuesto al juicio. Pero Yo os digo que cualquiera que se enfurezca contra su hermano quedará expuesto al juicio, y cualquiera que diga a su hermano: ¡Raca!, quedará expuesto ante el Sanedrín, y cualquiera que diga: ¡Moré!, quedará expuesto al fuego del infierno." (Biblia Textual  IV)
En primer lugar Jesús está validando la ley expresa en Levítico 24.17 que dice "Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera persona, que sufra la muerte". ¿Pero, qué más está diciendo Jesús? 

Claro está que, los "ancianos" habían inventado algo nuevo, como no puedes asesinar a nadie pues la ley dice "no cometerás asesinato" ellos habían inventado que podías molestarte y odiar todo lo que quieras, e inclusive insultar a quien era objeto de tu ira, pero sin matarlo. Por ello Jesús utiliza sus mismos términos.

El término "raca" es de origen siríaco y se entiende claramente cuando en nuestro idioma lo usamos para referirnos a alguien de "imbécil". Los "ancianos" creían que podían llamar de "imbéciles" a sus hermanos y no recibir ninguna condena. Jesús dijo que ellos, los que llamen "raca" a sus hermanos, deberían ser juzgados ante el Sanedrín (Consejo de Ancianos de Israel). Cualquiera que le diga "imbécil" a su hermano también viene a juicio, y no puede presentar una ofrenda a Dios. Pero Jesús afirma que los fariseos utilizaban también el término "moré". Y esto, según dice Vine, es "un reproche más serio que Raca". (2)

Así que las muy religiosas palabras de los "ancianos" sobre "No matarás; y cualquiera que mate, quedará expuesto al juicio" escondía un "no matarás... pero sí insultarás". Y Jesús lo condenó. Es decir, los fariseos afirmaban que sí se podía insultar a alguien. Pero Jesús sanciona esta acción pecaminosa, diciendo que insultar a un hermano también te expone al juicio.

La base para la vida de los hermanos está en Salmo 133.1 "Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
habitar los hermanos juntos en armonía".


2) Sobre el Adulterio. Jesús dijo en Mateo 5.27-28:
"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón."
Y está bien, pues Jesús está validando la ley que dice "no adulterarás" expresada en Éxodo 20.17. Pero los fariseos, como supuestamente nadie podía conocer sus pensamientos íntimos, creían que podían tener toda clase de pensamientos lujuriosos con cuanta mujer quieran, con tal que eso no era un adulterio de hecho, es decir no podían ser acusados de adulterio porque no iba más allá de sus "pensamientos". Esto ignorando ciertamente que un versículo más adelante dice "no codiciarás". 

La mentalidad religiosa y legalista de los fariseos les hacía creer que podían codiciar sin pecar. Jesús conocía su corazón, por eso les dice que "cuando codician a una mujer" son culpables del mismo pecado de adulterio. Así de sencillo.


3) Sobre el Divorcio. Jesús dijo en Mateo 5.31-32:
"También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio."
Era cierto, había una ley que Moisés dio a los israelitas en la que podrían dar "carta de divorcio" a sus mujeres por "algo indecente" encontradas en ellas (Deuteronomio 24.1-2). Y Jesús agregó que esa ley fue dada por causa de "...la dureza de vuestro corazón... pero no ha sido así desde el principio" (Mateo 19.8). Es decir, en el Plan de Dios, el divorcio por cualquier cosa nuca fue valido, ni lo es ahora.

Los fariseos creían que los matrimonios se pueden romper por cualquier escusa, y Jesús está corrigiendo eso, afirmando que sólo es en caso de adulterio. Además, la Biblia dice que Dios aborrece el repudio, así leemos: "Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio"  Malaquias 2.16. Así que Jesús está afirmando la Ley y encaminando el matrimonio como Dios lo espera que sea: para toda la vida.


4) Sobre los Juramentos. Jesús dijo en Mateo 5.33-37
"Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede."

Pareciera que los fariseos estaban en lo correcto, porque la ley dice "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano" (Éxodo 20.7). Pero lo que Jesús les está diciendo es que ellos son unos hipócritas, no juran por el nombre de Dios, pero sí juran "por el cielo", "por la tierra", "por Jerusalén", "por su propia cabeza". Qué tontos engañándose a sí mismos. Los fariseos afirmaban que sí podían jurar por un sinnúmero de cosas, y Jesús les va a decir que no, que cada cosa es de Dios y jurar por ellas, también es hacer vano su nombre. Por ello, cuando se es de palabra, sólo basta un sí o un no. Pero los fariseos no eran de palabra, por eso les era necesario hacer juramentos.

Proverbios 6.16-17 dice claramente que "Dios aborrece la lengua mentirosa". Entonces, la Tradición de los Ancianos los hacía objeto de la abominación de Dios por mentirosos, al valerse de juramentos para que sean aceptadas sus mentiras. 

5) Sobre la Venganza. Jesús dijo en Mateo 5.38-39:
"Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra"
Ciertamente esta ley fue dada, la leemos en Éxodo 21.23-25: 
"Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe." 
Pero el contexto nos lleva a un "Consejo de Ancianos" que establecía que la equidad de la justicia era "pagar con la misma pérdida". Suena absurdo, pero es lo más salomónico que encontramos en la Biblia. Si a alguien le roban un carro ¿acaso lo justo no es que le devuelvan un carro igual?. Esta era la manera en que las leyes mosaicas buscaban la equidad entre los ciudadanos. Pero iban a juicio. Nunca nadie hacía justicia por sus propias manos. 

Pero Jesús cuando dice "No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra", está apelando al consejo de Dios en la Ley: "No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová." Levítico 19.18

Los fariseos habían olvidado completamente sus leyes, sus procedimientos, y el consejo de Dios en la Ley. Creían que bastaba con aplicar su propia justicia y se creían capaces de condenar a los demás y lo que es peor, vengarse por sus propias manos. Jesús pone un alto y observa el Consejo de Dios en la Ley: "no te vengarás". Así que el Evangelio de amor al prójimo ya estaba predicado cientos de años antes, allí en la Ley misma.
 

6) Sobre el Amor a los Enemigos. Jesús  dijo en Mateo 5.43-44:
"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen."
Los fariseos se habían atrevido a justificar su odio expresado en la orden o mandato de "amar al prójimo". Ellos entendían que si hay una orden de amar al prójimo, eso debe significar "odiar al enemigo", puesto que no es tu prójimo, ni nada. No hay tal cosa en la Biblia sobre "aborrecer a tu enemigo". Al contrario, Jesús muestra que el Consejo de la Ley manda a servir a tu enemigo, a amarlo, a ayudarlo:
"Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo." Éxodo 23.4-5

 

"Bueno, la gente se ha preguntado si cuando Jesús dijo, "Oísteis que fue dicho, pero yo os digo" en el Sermón del Monte, contradijo lo dicho en el Antiguo Testamento, yo creo que la manera más obvia de leer esto es que Jesús estaba contradiciendo algunas de las maneras en las que la ley del Antiguo Testamento, que Dios sí había dicho, habían sido interpretadas por varios escribas y maestros ha través de los años. Y lo que Jesús esta haciendo aquí es presentándose como él que está capacitado para interpretar la ley de Dios y tomar lo escrito en ella y aplicarlo a sus oyentes de aquellos días." -Dr. Simon Vibert

"Cuando Jesús habla en el Sermón del Monte usando la frase "Oísteis que fue dicho, pero yo os digo," él no estaba diciendo que la ley del Antiguo Testamento estaba siendo anulada. De hecho él dice lo opuesto muy explícitamente, que he venido a "cumplir la ley." Pero lo que Jesús hizo es que usó una técnica rabínica muy conocida que los maestros de la ley usaban para hablar de su propia autoridad para enseñar. Diciendo: "Han escuchado a diferentes personas en la tradición decir estas cosas acerca de las enseñanzas de la ley, pero yo les digo." Y esto viene con una autoridad presente, con una autoridad agregada. Así que Jesús establece su autoridad para enseñar con esa técnica muy conocida. No para desacreditar la ley del Antiguo Testamento, sino para decir algo muy importante teológica y cristológicamente: "Que es importante interpretar la ley del Antiguo Testamento en relación a él y a su enseñanza de la ley." -Dr. Greg Perry


"No, Jesús no estaba contradiciendo el Antiguo Testamento. Uno de los temas que vemos en el evangelio de Mateo, es que Jesús es el nuevo Moisés y que es superior a él. De este modo tenemos la revelación dada a través de Moisés en el Antiguo Testamento, la cual es: "La autoritaria Palabra de Dios", pero Jesús se presenta como el soberano intérprete de la ley. Mucho de lo que vemos en el Sermón del Monte representa una interpretación acertada de lo que Moisés quiso decir. Por lo que Jesús no abolió el mandamiento, "No matarás." Él simplemente nos explica que el asesinato comienza en el corazón con enojo. Recordemos como comienza esa sección. Jesús dice, "No he venido a abolir la ley sino a cumplirla," lo que creo que significa interpretar correctamente la ley. Sin embargo pienso que lo que Jesús argumenta, es, que él cumple la verdadera intención de la ley. La ley debe ser interpretada a la luz de la venida de Jesucristo, de su muerte y su resurrección y de su ministerio. Pero cuando lo entendemos de esa forma, Jesús no anula la ley del Antiguo Testamento, sino que la cumple. -Dr. Thomas Schreiner


De manera que los fariseos se han encargado de cobrar una distancia muy larga entre nosotros y el Antiguo Testamento. Pero no es tan distante si lo estudiamos y analizamos a la luz de las palabras que Jesús aclaró sobre el mal uso y abuso de la Ley.

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Bibliografía:

(1) El Talmud: lo que dos siglos después de Cristo se conoce como "el Talmud", obra que recoge principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, narraciones y dichos, parábolas, historias y leyendas.

(2) VINE, W. 1999, Diccionario Expositivo de Palabras de Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo, Nashville-TN: Editorial Caribe. Pág. 458