martes, 18 de mayo de 2021

Terremotos Que Anuncian la Gran Tribulación



Terremotos como indicadores preteristas de juicio: Análisis histórico-exegético de Mateo 24:7 en su contexto del siglo I

Este estudio examina la afirmación de Jesús en Mateo 24:7 acerca de la aparición de “terremotos en diferentes lugares” como señales precursoras del juicio sobre Jerusalén (70 d.C.). A partir de fuentes bíblicas, historiográficas (Tácito, Josefo) y socio-políticas del siglo I, se argumenta que tales fenómenos ocurrieron efectivamente dentro del marco generacional al que Jesús se dirigió (Mt 24:34). El enfoque metodológico se enmarca en la interpretación preterista parcial: distingue entre el cumplimiento del juicio histórico de Jerusalén y la futura venida final de Cristo.

1. Introducción

En el discurso del Monte de los Olivos, Jesús advierte a sus discípulos sobre una serie de eventos que antecederían la destrucción del Templo de Jerusalén:

“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.”
—Mateo 24:7

A lo largo de los siglos, algunos intérpretes han leído estas señales como indicadores escatológicos futuros. Sin embargo, una lectura contextual atenta —como se sostiene en la tradición del preterismo parcial— propone que Jesús hablaba primariamente de acontecimientos que se manifestarían dentro de la generación de sus oyentes (Mt 24:34). Este artículo se centra en una de estas señales: los terremotos.

2. Evidencia histórica de actividad sísmica en el siglo I

2.1. Testimonio de Tácito

El historiador romano Publio Cornelio Tácito registra varios terremotos significativos durante el reinado de Claudio, Nerón y otros emperadores del siglo I.

  • 46 d.C. — Terremoto en Creta.
    Aunque los detalles específicos de este evento se conservan fragmentariamente, diversas fuentes coinciden en situar un fuerte sismo en la isla durante esta década.

  • 52 d.C. — Terremotos múltiples en Roma.
    Tácito informa que “muchas casas cayeron por los continuos terremotos”, generando pánico generalizado y una evacuación masiva.
    —Tácito, Anales, XII, 43.

  • 53 d.C. — Terremoto en Apameia (Frigia).
    Fue tan devastador que Roma eximió a la ciudad del tributo por cinco años:

    “Apameia fue sacudida por un terremoto, razón por la cual se le perdonaron cinco años de impuestos.”
    —Tácito, Anales, XII, 58.

  • 60 d.C. — Terremoto en Laodicea.
    Este evento es relevante para la interpretación de Apocalipsis 3:14–22, pues la iglesia de Laodicea se encontraba en la zona afectada. Según Tácito, la ciudad “se reconstruyó con sus propios recursos, sin ayuda del Estado”.
    —Tácito, Anales, XIV, 27.

  • 63 d.C. — Terremoto en Campania.
    Precursor del desastre de Pompeya (79 d.C.), este sismo destruyó gran parte de Pompeya:

    “Fue un año lleno de prodigios: aves funestas sobre el Capitolio, casas derrumbadas por repetidos terremotos…”
    —Tácito, Anales, XV, 22.

2.2. Testimonio de otros autores antiguos

  • Séneca, filósofo romano contemporáneo, menciona fuerte actividad sísmica en múltiples regiones del Mediterráneo, interpretada como señales ominosas por la población (cf. Naturales Quaestiones, VI, 1–3).

  • Plinio el Viejo catalogó fenómenos sísmicos y atmosféricos inusuales en el reinado de Nerón, consolidando el panorama de inestabilidad geológica percibida como presagio divino.

3. Evidencia interna: el testimonio del Nuevo Testamento

El libro de Hechos de los Apóstoles registra una hambruna “en toda la tierra habitada”, vinculada a señales previas al juicio:

“Se levantó uno de ellos, llamado Agabo, dando a entender por el Espíritu que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio.”
—Hechos 11:28

Esta hambruna está corroborada por fuentes externas, lo que refuerza la confianza histórica en el registro lucano.

4. Correspondencia profética: Mateo 24 y la destrucción de Jerusalén

Dentro del marco literario del discurso de Jesús:

  • Los terremotos son parte de las “primeras señales” (Mt 24:8).

  • No indican el fin del mundo, sino el acercamiento al juicio de Jerusalén.

  • El cumplimiento debía darse dentro de aquella generación (Mt 24:34).

Los terremotos documentados por Tácito y otros autores encajan perfectamente en el período 30–70 d.C., confirmando que los oyentes de Jesús vivieron exactamente lo que Él predijo.

5. Implicaciones para la interpretación preterista parcial

La tesis central del preterismo parcial sostiene:

  1. Mateo 24:1–35 se refiere primariamente a eventos culminados en el año 70.

  2. Las señales no describen la segunda venida final, sino la venida en juicio sobre Israel apóstata.

  3. La destrucción del Templo valida el oficio profético de Cristo (Mt 24:2; Lc 21:20–22).

Los terremotos registrados en el siglo I funcionan como evidencia histórica de que las señales anunciadas se cumplieron en tiempo y forma.

6. Conclusión

Al correlacionar los datos bíblicos con los registros históricos de Tácito, Séneca, Plinio y otros autores antiguos, se concluye que:

  • Los terremotos anunciados por Jesús ocurrieron de manera notable entre los años 40 y 70 d.C.

  • Su frecuencia e intensidad fueron interpretadas por el mundo romano como advertencias divinas.

  • Dentro del marco preterista parcial, estos eventos constituyen parte del cumplimiento de las señales previas a la destrucción del Templo.

Este análisis refuerza la confiabilidad de Jesús como profeta y valida la lectura contextual de Mateo 24 como un anuncio cumplido históricamente en la generación apostólica.


¡Piensa en esto cristiano!

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