“Sirviendo diligentemente hasta la Segunda Venida”
Mateo 25.14-30 (RV1995)
Introducción
Jesús el Mesías nos ha encargado
una misión a la iglesia en la que estaría ocupada todos los días desde Su Ascensión
hasta Su Segunda Venida. El Señor espera que sus “doulos” se ocupen en el
servicio con urgencia, fidelidad y diligencia. El servicio abarca la PROCLAMACIÓN
del Evangelio, el Hacer DISCÍPULOS, y ATENDER a los pobres. El mejor resumen de
este servicio lo encontramos en Mateo 25.35-36 que dice:
“Porque tuve
hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y
me recogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la
cárcel y fuisteis a verme.”
Así mismo el apóstol Pablo nos
dice en Efesios 2.8-10 que Dios nos creó para “andar” en buenas obras. Los creyentes son hechos para las buenas
obras. Los incrédulos de ninguna manera pueden hacer las obras del reino. Estas
nacen de un corazón regenerado que ellos no tienen ni entienden.
“porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios. No por obras, para que nadie se gloríe, pues somos hechura suya, creados
en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviéramos en ellas.”
El énfasis de la parábola de los
talentos se basa en la URGENCIA de
servir mientras aguardamos la Segunda Venida de Jesús el Mesías. El servicio
cristiano sería la marca, distintivo y pasión de los creyentes. Ocuparse en
esto no solo sería un mandato sino una manera de desarrollar la Vida Abundante
que Jesús ofrece.
La Gran Comisión
v. 14 y 15
“El reino de
los cielos es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y les
entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada
uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.”
La alusión a la frase “yéndose lejos” y luego “se fue lejos” se refiere, sin lugar a
dudas; al tiempo que se tomaría el Señor desde su Ascensión hasta su Segunda Venida.
Y a la misma vez denota un amo, un señor que deja sus bienes al encargo de sus
siervos mientras este hace su viaje.
La palabra aquí para siervo es “doulos” que significa “esclavo”. Un esclavo no tiene voluntad
propia, en el sentido que está “a merced
de la voluntad de su amo”. Un esclavo hace “todo” lo que su amo le encarga. Jesús pagó un alto precio con su
vida, ahora somos “esclavos de Jesús el
Mesías” y Pablo nos va a decir:
“…habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:20)
El Señor Jesús comisiona a sus
siervos, a los que profesan ser cristianos, a la iglesia. Jesús nos ha
encargado “sus bienes”. Es
interesante ver que Dios nos ha confiado una tarea, una comisión. Lo principal
aquí es la Gran Comisión (Mateo
28.18-20) pero también vemos a lo largo de las cartas, como la de Santiago 1.27;
que es nuestro deber “visitar a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones”. No la ha confiado a los
ángeles, sino a la Iglesia. Esto es sumamente importante resaltar. ¡Qué bendición! Dios nos ha dado una
misión. Esto es la diplomacia del Reino, es cierto que somos “doulos”, pero ¡Que privilegio!
Un talento era una medida de dinero, 34 kilos de plata para ser más
exacto. Al primer siervo se le dio 34 x 5 = 170 Kg de plata, al segundo 34 x 2
= 68 Kg y al tercer siervo se le asigna 34 kilos de plata. Esto es mucho
dinero. Hoy en día un talento (34 Kg de plata) estaría cotizado aproximadamente
en $ 109,000 dólares. Es decir,
literalmente lo que les encarga es dinero, el señor les da dinero para que
hagan negocios y ganen más dinero. Pero en la aplicación para la iglesia, la
palabra que nos ayuda con esto es “capacidad”.
Note que el Señor nos da a “cada uno conforme a nuestras capacidades”.
La capacidad que en la parábola hace referencia es sencilla de entender, cada
siervo tenía un “poder propio”, una
habilidad, un oficio para hacer la obra que su amo les ha encargado. En la
iglesia del Señor, no nos ha hecho a todos evangelistas o apóstoles (enviados
con una misión). No todos son conferencistas. No todos van a las cárceles a
proclamar el Evangelio. No todos atienden a los huérfanos y a las viudas. No
todos están viendo las finanzas de la iglesia o recibiendo a las personas en la
puerta. A cada uno nos ha sido dado un poder, una capacidad para servir. Pedro lo
dice de la siguiente manera:
“Cada uno
según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios.” (1 Pedro 4:10)
Somos llamados y desafiados a
servir según nuestras capacidades, nuestros dones y nuestras habilidades
naturales.
Cumpliendo la Gran Comisión
v. 16 y 17
“El que
recibió cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos.
Asimismo el que recibió dos, ganó también otros dos.”
Las palabras clave aquí que nos
hablan profundamente son “fue y negoció”.
Los siervos buenos y fieles no se quedaron estáticos, sino que actuaron, se
movilizaron, negociaron. Esta actividad requiere ir a mirar un bien, una
parcela de cultivo, una embarcación, un hato de ganado, etc. y mirarla,
evaluarla, medirla y establecerle un valor o un precio, luego comprar y vender.
El Mar Mediterráneo, el mar del imperio de la época, por sus diversos puertos
como el de Corinto (Acaya) circulaba un alto tráfico de objetos y especies que
se comercializaban. Metales, tejidos, especies, y un sinnúmero de objetos que
los mercaderes y negociantes aprovechaban. El tiempo en que Jesús les habló
esta parábola, negociar y obtener dinero a cambio era el estilo de vida de los ricos
y hacendados. Por lo tanto cumplir con la (Gran) Comisión demandaba acción,
correr riesgos, actuar, aprender el negocio, saber medir y valorar, etc.
También notamos que los siervos
buenos y fieles tuvieron iniciativa (eran proactivos) no esperaron recibir una
idea o sugerencia de su señor (o de alguien más). Ellos actuaron porque tenían una capacidad parar hacer los
negocios. Uno diferente del otro, pero ambos tenían la capacidad de producir.
La demanda para el creyente es actuar, hacer, tomar riesgos, confiar,
ejecutar, “ir y negociar”, etc. La iniciativa es hacer o actuar sin haber
sido convocado para una misión específica. No me mal interpreten. Es cierto que
hay hombres y mujeres que son “llamados” para hacer una misión específica, pero
de manera sencilla diré que “la Gran Comisión”, que es hacer discípulos, no es
sólo para algunos, sino para todos los discípulos de Jesús. No tienes que
esperar tener una revelación especial para empezar a hacer discípulos.
La Incredulidad y Negligencia no
obra a favor de la Gran Comisión
v. 18
“Pero el que
recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.”
Cavar un hoyo en la tierra para
guardar algo preciado es “ahorrar”.
Fíjense que este tipo de ahorro no produce intereses. Es como el dinero debajo
del colchón. Desde este punto de vista el ahorro no es lo que Dios espera de
nosotros. No ahorre su llamado, no ahorre sus talentos, no ahorre sus dones, no
ahorre sus poderes y sus capacidades para hacer la Gran Comisión.
El siervo malo y negligente
entendió que si corría riesgos podría perder el talento, así que prefirió
“ahorrarlo” hasta que venga su amo. Esta actitud
mala de no actuar, ni hacer, ni arriesgar, ni nada para hacer crecer “los bienes de su señor”, solamente
brota de un incrédulo, de alguien que no conoce a Dios, de alguien que no
confía en Dios, de alguien que no tiene fe en Dios. Si revisamos la parábola
anterior (que está en el mismo contexto), la “vírgenes insensatas” son
insensatas porque son incrédulas, no confían en Dios, no creen en Dios, no
tienen interés por las cosas espirituales, están adormecidos. En Mateo 25.2-3
dice claramente que la única razón por las que estas cinco vírgenes califican
como “insensatas” era porque debiendo haber tomado sus lámparas con aceite, no
lo hicieron. Un creyente “sin aceite”, es un incrédulo, que no tiene el
Espíritu del Señor.
“Y cinco de
ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las insensatas, al tomar sus
lámparas, no tomaron aceite consigo.”(LBLA)
Pablo nos advierte que algunos de
entre nosotros no tienen el Espíritu Santo, y por lo tanto no son de Dios. Veamos
lo que dice Romanos 8.8-9
“y los que
viven según la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no vivís según la
carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios está en vosotros.
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
Y volviendo al contexto de Mateo
25, el Señor utiliza una respuesta muy dura al respecto: “nunca os conocí” (versos 11 y 12):
“Después
llegaron también las otras vírgenes, diciendo: -¡Señor, señor, ábrenos!- Pero
él, respondiendo, dijo: -De cierto os digo que no os conozco-”
“No os conozco” es el rechazo
total para el que profesa ser cristiano y sus obras demuestran todo lo
contrario. Esto es muy duro. Imagínese llevar toda una vida corriendo una
supuesta carrera engañado, llegar a la meta final y no ser reconocido por el
Señor. Esto es deprimente. Es como vivir engañado todo el tiempo. “No somos salvos por obras, pero nuestras
obras demuestran que somos salvos.” Eso es lo que leo en Efesios 2.8-10
“Porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas.”
Ajustando Cuentas en su Segunda
Venida (y consecuente Juicio Final)
v. 19
“Después de
mucho tiempo regresó el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.”
Arreglar (ajustar) cuentas. Eso
es a lo que se refiere este versículo. El Señor en su segunda venida ajustará
cuentas con los hombres. Rendiremos cuentas. Y el resultado de este “ajuste de cuentas” puede ser una
recompensa o un castigo. En el trabajo podríamos recibir un aumento o ascenso,
o en caso contrario una suspensión o que nos quiten el empleo por ineficientes.
Recompensando al Siervo Bueno y
Fiel
v. 20-23
“Se acercó el
que había recibido cinco talentos y trajo otros cinco talentos, diciendo:
Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco
talentos sobre ellos.” Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco
has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.” Se acercó
también el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me
entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.” Su señor le
dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré. Entra en el gozo de tu señor.”.
Primero resaltaremos la actitud
de un siervo fiel: “rinde cuentas”. (Esto
es lo que de costumbre, a todos los seres humanos no nos gusta hacer. Ni en la
casa, ni en el trabajo, ni en la iglesia, etc.) Luego cuando el señor ve el
resultado favorable de su trabajo lo elogia:
¡Bien hecho! ¡Siervo bueno y fiel!
Ahora surge la pregunta: ¿“En lo poco ha sido fiel”, le parece
poco ser fiel con más de $109,000
dólares? Y aquí tenemos que resaltar que por muy grande que sea nuestra obra en
el Señor, para Él siempre es “poco”,
pero al menos en eso “poco” el Señor
espera que seamos fieles. Note que el Señor resalta el hecho de que los siervos
buenos, son fieles en “poco” para
luego recompensarles al decirles “en lo
mucho” te pondré. El Señor utiliza esta figura para expresar que no nos
pide grandes cosas, el quiere que seamos “fieles
en lo poco” para “ponernos sobre
mucho”. Aquí hay una fórmula que es un principio del reino. El Señor espera
fidelidad en el servicio. Él desea que esperemos su Segunda Venida “sirviéndole con fidelidad”.
Es fiel en lo poco, lo ponen
sobre mucho
El Señor no se impresiona con grandezas,
sólo espera fidelidad en lo que hacemos. Ser puesto sobre mucho en el reino. Es
una recompensa. Es una promesa. Es una verdad. Pero hay algo mayor aun. Esta es
la mayor recompensa que todo cristiano espera:
Para las
vírgenes prudentes:
“Pero mientras
ellas iban a comprar, llegó el novio; y las que estaban preparadas entraron con
él a la boda, y se cerró la puerta.”
Mateo 25.10
Para los
siervos buenos y fieles:
“Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.” Mateo 25.21
Para los
benditos del Padre:
“Entonces el
Rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde
la fundación del mundo.” Mateo 25.34
La mayor recompensa del creyente
es pasar la eternidad con su Señor. Estaremos en las Bodas del Cordero, disfrutando del Gozo del Señor para luego reinar
con Él para siempre.
A la hora de recompensar a cada
uno de acuerdo a “sus obras”, el
Señor Jesús en Apocalipsis 22.12 nos lo dice de otra forma,
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón
conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”
(RV1960)
La fidelidad de un siervo no se
ve en el tamaño de iglesia o ministerio que tenga, de cuantos conciertos hagas,
o de gran erudición teológica y predicación que tenga, la cantidad de gente que
trajo a la iglesia, cantidad de conferencias que ha dado, cantidad de cultos a
los que ha asistido. La fidelidad se mide por la “diligencia” con que haga su obra. Vea que a uno se le dio cinco
talentos y diligentemente obró obteniendo otros cinco talentos y fue elogiado
como siervo bueno y fiel, lo mismo que para el que ganó solo dos talentos. Ambos
demostraron su fidelidad de acuerdo a la diligencia que pusieron haciendo uso
de sus capacidades dadas por Dios, en aquello que Dios le ha encomendado para
servir en su iglesia. La fidelidad bien se podría ver en ensayar con
anticipación para los cultos de adoración. Esforzándose con firmeza y amor por
ejemplo. Preparándose para dar un sermón en el que exprese verdades bíblicas sin
inventar alegorías y revelaciones espurias. Se es diligente tomando tiempo en
prepararse para hacer bien un trabajo. El esfuerzo demuestra diligencia y
fidelidad.
Sanción y Castigo del Siervo Malo
y Negligente
v. 24-30
“Pero
acercándose también el que había recibido un talento, dijo: -Señor, te conocía
que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no
esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra;
aquí tienes lo que es tuyo.- Respondiendo su señor, le dijo: -Siervo malo y
negligente, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí. Por
tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros y, al venir yo, hubiera
recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento y dadlo al
que tiene diez talentos, porque al que tiene, le será dado y tendrá más; y al
que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadlo en
las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.-”
Es malo y negligente, le quitan lo que tiene y lo echan
Es malo y negligente, le quitan lo que tiene y lo echan
El siervo malo y negligente le dice a su amo en su cara que “era hombre duro”. Y esto es peor que
una calumnia. Con esto demuestra que no conocía a su amo. El amo no demostró
dureza en ningún momento con los “siervos
buenos y fieles”. Es el concepto equivocado del “siervo malo y negligente”
que tiene de su amo. Esto debido a que no lo conoce personalmente.
La frase “siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste” es una
frase coloquial, algo proverbial, un dicho para referirse a un hombre
codiciosos en extremo; duro, cruel, abusivo, áspero y oportunista, etc. En
otras palabras el “siervo malo y
negligente” tenía el concepto de que su amo conseguía las cosas a como dé
lugar. Y esto porque la expresión bien parecería una justificación a su miedo.
Pero en realidad el miedo le brota de su carencia total de fe.
El amo le hace ver, que si tenía
el concepto de que su él era duro y que conseguía las cosas a como de lugar,
por lo menos el banco le hubiera pagado algún interés. Pero al ser un siervo
inútil, ni siquiera esta iniciativa tuvo. No era para nada sabio. El amo le
responde con ironía usando sus propias palabras para condenarlo.
El siervo que recibió cinco
talentos generó otros cinco, ahora tiene diez talentos. Demostró tener
capacidad, fidelidad y el amo cree conveniente darle un talento más. Ya sea por
su soberanía o recompensa del amo (de Dios). Mientras que el siervo malo y
negligente, no solo le quitaron el talento sino que lo echaron a las tinieblas,
al tormento y crujir de dientes.
El esclavo de un talento rechazó
la oportunidad que le dio su amo. Los que rechazan la oportunidad de servir a
Dios, prefiriendo aferrarse al mundo y al pecado no son de Dios. Ver Mateo
16.24-26:
“Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: —Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, tome su cruz y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida, la
perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. ¿De qué le
servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué dará el hombre
a cambio de su alma?”
El siervo malo perdió la
oportunidad de salvar su alma rechazando la oportunidad de ser fiel a Dios. El que
dice que es cristiano y se aferra a su pecado rechazando a Dios, este no es
cristiano, son falsos en medio de
nosotros. El siervo inútil representa al incrédulo, alguien que se dice
cristiano y no lo es. El incrédulo justifica su pecado inventando un concepto
de Dios que es falso, dirigiéndose a Dios de manera diferente acusándolo. Si tú
eres así como este esclavo inútil, si no te arrepientes, así te digas
cristiano, serás echado al infierno.
Conclusión
La Comisión que reciben estos “doulos” tiene que ver con el servicio
cristiano, y el Espíritu Santo nos ha dado a todos y a cada uno “capacidades” para el servicio. Por
ello vemos que los “siervos buenos y
fieles” expresan su amor al Señor con una respuesta de servicio genuino.
Mientras que el “siervo malo y
negligente” expresa su incredulidad, su farsa e hipocresía, ya que “nunca sirvió” ni siquiera fue un mal
servicio lo que hizo, él nunca sirvió, profesa ser salvo pero no lo es.
El Señor Jesús les dio un mensaje
claro a su audiencia: “mientras yo
regreso dedíquense a servir con diligencia y fidelidad”. Y es exactamente
el mismo mensaje que nos dice a nosotros. Mientras aguardamos Su Segunda Venida
sirvamos con diligencia y fidelidad. De esta manera nos demostraremos a
nosotros mismo que amamos a Dios y que somos sus hijos.
El infierno es real, ahí no hay
gracia; en este mundo (en este siglo) por lo menos “el sol sale sobre malos y
buenos” pero en el infierno ya no habrá ni gracia ni misericordia. Ahí serán
enviados todos los que rechazan a Dios. Ahí irán todos aquellos que se dicen ser
cristianos y sus obras demuestran lo contrario.
- ¿Qué tan fieles somos con las oportunidades de
servicio que Dios nos da?
- ¿Quieres saber si eres cristiano? Lo sabrás si
aprovechas cada oportunidad de servicio que Dios te da, aunque sea con un
talento
¡Que Dios te bendiga!