martes, 21 de abril de 2015

¡Los Siervos de Dios no son Intocables!


Reflexionemos un poco sobre lo que se escucha en un sinnúmero de iglesias en donde los pastores y otros líderes espirituales abusan (en un amplio sentido de la palabra) de sus miembros y se declaran intocables, porque les han enseñado a su congregación, falsamente, que ellos son los “ungidos de Jehová” y por ende nadie los puede tocar, contradecir, confrontar ni cuestionar. Veamos qué dicen las Escrituras al respecto.

“No toquéis al ungido de Jehová”
El mensaje de las Escrituras era que nadie tenía permitido oprimir a los ungidos; antes, por su bien, reprendió a reyes, diciendo:

“No permitió que nadie los oprimiese; antes por amor de ellos castigó a los reyes. No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas.” 1 Crónicas 16.21-22

“No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas.” Salmos 105.15

Sin embargo, el pasaje más conocido es aquel en el que David, siendo presionado por sus hombres a aprovechar la oportunidad de matar a Saúl en la cueva, dijo:

"Y dijo a sus hombres: Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido de Jehová. " 1 Samuel 24.6

En otra ocasión, David impidió con el mismo argumento, que uno de sus valientes extendiera su mano para matar a Saúl que estaba durmiendo pacíficamente:

"Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?" (1 Samuel 26.9)

David respetaba a Saúl como ungido de Jehová, por ello nunca perdonó al hombre que lo mató:

"¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?" 2 Samuel 1.14

Un principio bíblico falsamente aplicado
Este respeto voluntario de David, de abstenerse de matar a Saúl porque él es el ungido del Señor, ha sido interpretado por muchos evangélicos hoy en día como un principio bíblico para ser aplicado respecto de los pastores y líderes en las iglesias. Es decir, como los pastores, y supuestamente los profetas y apóstoles de hoy vendrían a ser los ungidos del Señor, nadie en absoluto puede levantar la mano contra ellos, es decir, no se puede acusarlos, contradecirlos, cuestionarlos, ni emitir una crítica, y menos mover cualquier acción contraria a ellos. La unción del Señor actuaría como una especie de protección e inmunidad dada por Dios a su ungido. Ponerse en contra de ellos sería ponerse en contra de Dios mismo.

Pero con toda seguridad, la Biblia no enseña esta mentira
La expresión utilizada en la Biblia en referencia a los reyes de Israel se debe al hecho de que fueron elegidos y nombrados oficialmente por Dios para ocupar el puesto por la investidura de un juez o un profeta, "un ungido de Jehová". En ese momento, se vertió aceite sobre su cabeza para separarlo para el puesto. Eso es lo que Samuel hizo con Saúl y luego con David.

“Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?” 1 Samuel 10.1

“Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.” 1 Samuel 16.13

La razón por la que David no quería matar a Saúl fue porque reconoció que, aunque de una manera indigna, ocupaba una posición designada por Dios. David no quería ser culpable de matar a uno que había recibido la unción real.

Pero lo que no se puede ignorar es que este respeto por la vida del rey no impidió que David enfrentara a Saúl y lo acusara de injusticia y maldad en su persecución sin causa. David no lo mataría, pero sí invoca a Dios como juez contra Saúl, delante de todo el ejército de Israel, y abiertamente pidiendo a Dios que castigue a Saúl, vengándo a David.

“Jehová, pues, será juez, y él juzgará entre tú y yo. El vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano.” 1 Samuel 24.15

“Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti.” 1 Samuel 24.12

“Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca.” 1 Samuel 26.9-10

David agradece a Dios por vengarlo de sus enemigos
El Salmo 18 es atribuido a David, que habría sido inspirado "el día que Jehová le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl." (2 Samuel 22.1). No podemos estar completamente seguros de esto, pero hay una gran posibilidad que refleja el momento histórico exacto en que fue compuesto. Por lo tanto, lo que vemos es David componiendo un salmo de gratitud a Dios por haberlo librado de un "varón violento", para dar retribución a los que lo perseguía (es decir a Saúl).

“El Dios que venga mis agravios, y somete pueblos debajo de mí; el que me libra de mis enemigos, y aun me eleva sobre los que se levantan contra mí.” Salmos 18.47-48

En resumen, David no quería ser el que iba a dar muerte al impío rey Saúl porque ha sido ungido con aceite por el profeta Samuel para ser rey de Israel. Esto, sin embargo, no impidió que David lo enfrentara cara a cara. Así mismo, el que Saúl sea un ungido del Señor, no impidió confiar en el juicio y la venganza de Dios contra él, y darle al Señor para que a su tiempo sea castigado debidamente por sus pecados.

Cómo surge esta falsa "facultad" que los apóstoles de Jesús no la ejercieron
Entonces, lo que no entendemos es cómo alguien puede tomar la historia de David, quien se niega a matar a Saúl siendo el ungido del Señor; como la base para este “concepto falso” que no se puede cuestionar, ni contradecir, ni estar en desacuerdo e incluso ni confrontar firmemente a los líderes en las iglesias cuando enseñan, sostienen y predican doctrinas y practicas reprobables. No hay duda de que nuestros líderes espirituales merecen todo nuestro respeto y confianza, y debemos aceptar su autoridad mientras que, sin ninguna duda, son sumisos a la Palabra de Dios, la predicación de la verdad y caminan digna, honesta y verazmente. Cuando se convierte en objetable, debe ser corregido y amonestado. Pablo aconseja a Timoteo de la siguiente manera, en el caso de los ancianos (obispos o pastores) que:

“Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.” 1 Timoteo 5.19-20

El "vivir en pecado" en el contexto de la carta a Timoteo, es una referencia a los ancianos mencionados en el versículo anterior (v.19). Deben ser reprendidos públicamente.

Pero lo que llama la atención es que los apóstoles de Jesucristo nunca pidieron la "inmunidad de la unción" cuando fueron acusados, perseguidos y vituperados por los mismos creyentes. El mejor ejemplo es el mismo apóstol Pablo, ungido por Dios para ser apóstol de los gentiles. Cuánto sufrimiento no pasó a manos de la iglesia de Corinto, de los creyentes, de sus propios hijos en la fe. Citamos un solo pasaje de la primera carta a ellos, en la que revela la ironía, el veneno, la malicia y el sarcasmo con el que los corintios lo trataron:

“Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros! Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos. No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto, os ruego que me imitéis. Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.” 1 Corintios 4.8-17

Conclusión
Por qué no vemos a Pablo diciendo a los corintios: “¿Cómo te atreves a levantarte contra el ungido del Señor?” Porque los verdaderos hombres ungidos por Dios para el trabajo pastoral, no responden a los desacuerdos, silenciando las críticas y preguntas de boca de las ovejas con un "no me toque porque soy el ungido del Señor", sino mas bien con su buen trabajo, usando argumentos bíblicos, con la verdad y la sinceridad.

"No toques al ungido del Señor" es atractivo para quienes no tienen ni argumento ni ejemplo para dar una respuesta.

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