Una refutación preterista parcial del futurismo apocalíptico
Mateo 24:28
“Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.”
Introducción
Dentro del discurso escatológico de Mateo 24, este dicho de Jesús ha sido frecuentemente arrancado de su contexto histórico y convertido en una pieza más del imaginario futurista: una gran tribulación global, caótica y cinematográfica, al estilo de Hollywood. Sin embargo, una lectura cuidadosa del texto, atendiendo al lenguaje profético bíblico y al marco histórico inmediato, muestra que Jesús no está describiendo un evento mundial futuro, sino un juicio histórico localizado, coherente con la teología del pacto y cumplido en el siglo I.
Desde la perspectiva del preterismo parcial, representada de manera consistente por teólogos reformados como Kenneth L. Gentry, Mateo 24:28 funciona como un proverbio judicial, no como una predicción apocalíptica global.
1. El “cuerpo” (πτῶμα): muerte pactual, no humanidad global
El término griego ptōma (“cuerpo”, “cadáver”) se usa en la Escritura para describir muerte real y visible, y en un contexto profético puede señalar muerte espiritual y pactual. En Mateo 23–24, Jesús acaba de declarar que la “casa” de Israel queda desierta (Mt 23:38) y que sobre esa generación recaerá la sangre de los justos (Mt 23:36).
El “cadáver”, por tanto, no es la humanidad en general ni un mundo entero corrompido al final de la historia, sino Israel apóstata, particularmente Jerusalén, el centro del culto que había rechazado al Mesías. La imagen presupone culpabilidad localizada, no decadencia universal.
2. Las “águilas” (ἀετοί): agentes históricos del juicio
El término aetoí puede referirse a aves de rapiña en general, pero en el contexto del siglo I tiene una connotación histórica ineludible: el águila era el emblema de las legiones romanas.
La imagen no es mística ni futurista; es concreta. Así como las aves acuden naturalmente a un cadáver, Roma acudiría inevitablemente a Jerusalén una vez que la corrupción pactual alcanzara su plenitud.
Gentry observa que Jesús no anuncia un juicio arbitrario, sino uno moralmente necesario:
el cadáver explica la presencia de las aves; el juicio es la consecuencia, no la sorpresa.
3. La función del dicho dentro del discurso de Mateo 24
Esto descarta de raíz la idea de una gran tribulación global, indistinta y planetaria. Si el juicio fuera mundial, la pregunta “¿dónde?” carecería de sentido.
4. Continuidad con el lenguaje profético del Antiguo Testamento
La imagen de aves devorando cadáveres como símbolo de juicio divino es común en los profetas:
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Deut 28:26: "Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante."
Jer 7:33: "Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra..."
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Ezq 39:17–20: "Di a las aves de toda especie, y a toda fiera del campo: Juntaos, y venid; reuníos de todas partes a mi víctima que sacrifico para vosotros, un sacrificio grande sobre los montes de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre."
Jesús habla como profeta del pacto, anunciando las maldiciones de Deuteronomio sobre una nación específica que había violado el pacto. No introduce un nuevo esquema escatológico global, sino que consuma la historia del pacto mosaico.
5. Refutación del futurismo “apocalíptico” moderno
El futurismo popular sostiene que Mateo 24 describe:
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una tribulación mundial,
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sin precedentes cósmicos,
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con destrucción planetaria,
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previa a una segunda venida inminente.
Sin embargo, esta lectura:
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Ignora la delimitación temporal explícita de Jesús (“esta generación”, Mt 24:34).
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Desconecta el texto de su trasfondo veterotestamentario.
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Importa categorías modernas y sensacionalistas ajenas al texto bíblico.
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Convierte un juicio histórico concreto en un mito escatológico perpetuo.
El resultado es una escatología del miedo, no de la redención; del espectáculo, no del pacto.
Conclusión
Mateo 24:28 no enseña una gran tribulación global, futura y catastrófica. Enseña un principio judicial histórico:
donde hay muerte pactual, allí llega el juicio de Dios.
En el siglo I, el “cadáver” fue Jerusalén apóstata; las “águilas”, Roma. El juicio fue real, devastador y definitivo, pero limitado en alcance y propósito. No fue el fin del mundo, sino el fin de una era.
La lectura preterista parcial no minimiza la seriedad del juicio; la sitúa correctamente. Y al hacerlo, libera a la Iglesia de vivir esperando catástrofes globales, para vivir proclamando un Reino que ya fue vindicado en la historia y que avanza, no con terror apocalíptico, sino con el evangelio de Cristo.
¡Piensa en esto cristiano!
https://textosfueradecontexto.blogspot.com/2025/12/donde-este-el-cadaver-alli-se-juntaran.html


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