miércoles, 28 de mayo de 2025

SECTAS Y MASONERÍA

 


Influencia masónica en los movimientos religiosos del siglo XIX en Estados Unidos: Un análisis histórico-teológico

Resumen:
El siglo XIX fue testigo del surgimiento de diversos movimientos religiosos en los Estados Unidos, varios de los cuales —como el mormonismo, el adventismo y el movimiento de los Testigos de Jehová— emergieron en un contexto sociocultural marcado por el auge de la masonería. Este artículo explora las evidencias históricas y doctrinales que vinculan directa o indirectamente a algunos de sus fundadores con el simbolismo, los rituales o las influencias ideológicas de la masonería, y propone una lectura crítica desde una perspectiva reformada.


1. Joseph Smith y el mormonismo: Influencia directa y rituales paralelos

Joseph Smith, fundador del mormonismo, fue iniciado en la masonería en marzo de 1842 en Nauvoo, Illinois. Él mismo promovió la creación de una logia masónica en esa ciudad y animó a los líderes mormones a integrarse. Numerosos estudios han demostrado que varios rituales del templo mormón —como la “investidura” (endowment)— reflejan un paralelismo llamativo con los rituales masónicos, incluyendo el uso de prendas rituales, gestos simbólicos y juramentos de secreto.

Michael W. Homer afirma:

“La masonería ha contribuido directamente al ritual del templo mormón”
Joseph's Temples: The Dynamic Relationship between Freemasonry and Mormonism (University of Utah Press, 2014)

Los ritos del templo, introducidos por Smith después de su iniciación masónica, incluyen señales y palabras secretas para pasar de una “sala” a otra, una idea claramente inspirada en los grados masónicos.


2. Charles Taze Russell y los Testigos de Jehová: Simbolismo y lenguaje masónico

Aunque no existe evidencia documental que confirme que Charles T. Russell, fundador del movimiento que dio origen a los Testigos de Jehová, fuera miembro formal de una logia masónica, su uso de símbolos como la pirámide, la cruz y la corona, así como su discurso en 1913 en el que se autodefinió como “masón libre”, han sido interpretados por algunos autores como una muestra de simpatía hacia los ideales masónicos, si no es que en realidad lo haya sido de manera encubierta. Su discurso reza:

“Ahora, soy un masón libre y aceptado. Confío en que todos lo seamos. Pero no al estilo de nuestros hermanos masones. Los verdaderos creyentes bíblicos pueden o no pertenecer a la fraternidad masónica, pero todos son masones del orden más alto, ya que están siendo moldeados, cincelados y pulidos por el Todopoderoso para ser utilizados como piedras vivas en el Templo construido sin manos. Son libres de pecado y, por lo tanto, aceptados por el Dios del Cielo como piedras aptas para el Templo celestial.” (San Francisco, octubre 1913)

Aunque M. James Penton dijo sobre Russell que “Él utilizó el término "masón" simbólicamente.” (Apocalypse Delayed: The Story of Jehovah’s Witnesses University of Toronto Press, 1997) Russell también adoptó un estilo interpretativo esotérico, con cálculos cronológicos para predecir el fin del mundo —práctica que encuentra eco en el simbolismo numerológico típico de círculos esotéricos y sociedades secretas como la masonería.


3. William Miller y el adventismo: Contexto cultural masónico

William Miller no fue masón, pero vivió en una época profundamente permeada por el pensamiento ilustrado y el simbolismo masónico. Su uso del historicismo bíblico para interpretar el Apocalipsis y su énfasis en fechas específicas (como 1843–1844) fueron característicos del método de “lectura de signos” frecuente en círculos esotéricos.

Aunque Miller no adoptó símbolos masónicos, su énfasis en la revelación profética extrabíblica dejó una huella profunda en los grupos que surgieron a partir de su movimiento. Mientras que Ellen G. White, figura clave del adventismo del séptimo día, no solo rechazó todo vínculo con la masonería, sino que en sus escritos denunció abiertamente la pertenencia a organizaciones secretas:

“Los que siguen a Cristo deben mantenerse separados de organizaciones secretas como la masonería.”
Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 123

No obstante, su teología se vio influida por una forma de revelación extrabíblica —las visiones proféticas— que fueron consideradas normativas por sus seguidores, generando cuestionamientos sobre la suficiencia de la Escritura.


Conclusión: Un análisis desde la fe reformada

La relación entre estos movimientos religiosos y la masonería —sea directa, simbólica o cultural— pone de relieve ciertos elementos problemáticos:

  • Uso de revelación extrabíblica (visiones, cálculos proféticos)

  • Simbolismo esotérico y rituales secretos

  • Reconfiguración doctrinal fuera del marco confesional histórico

Desde la perspectiva reformada, tales influencias comprometen la claridad del Evangelio y la suficiencia de la Escritura. El reformador Juan Calvino escribió:

“La verdadera religión no consiste en visiones, ceremonias ni misterios ocultos, sino en conocer a Cristo y su Palabra” (Institución de la Religión Cristiana, I.5.9)

Así, un examen histórico y teológico de estas influencias no solo es legítimo, sino necesario para preservar la pureza del Evangelio frente a innovaciones doctrinales que provienen de tradiciones ajenas a la fe bíblica.

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sábado, 3 de mayo de 2025

Contra el emocionalismo: por qué el gozo no es la medida del crecimiento espiritual

 





Una crítica reformada a la exaltación de las emociones en el neopentecostalismo

Resumen:
Este artículo analiza críticamente la tendencia neopentecostal de valorar el gozo emocional y las experiencias extáticas como indicadores de madurez espiritual. A la luz de la teología reformada y los principios bíblicos, se argumenta que la fe sólida, el amor, la humildad y la perseverancia constituyen los verdaderos marcadores del crecimiento cristiano. Asimismo, se alerta pastoralmente sobre los peligros de la coerción emocional en ciertos ambientes neopentecostales, incorporando el análisis de Robert Jay Lifton sobre dinámicas sectarias.


1. Introducción

El neopentecostalismo contemporáneo ha promovido una espiritualidad centrada en las experiencias intensas: éxtasis, gozo incontrolable, “risa santa” o temblores como evidencias de una supuesta unción. Sin embargo, desde la perspectiva reformada, esta exaltación de lo emocional presenta un serio desvío de la enseñanza bíblica sobre el crecimiento espiritual.

Thomas Goodwin (1600–1680), teólogo puritano, advertía ya en el siglo XVII que “las emociones intensas, como el gozo o los momentos de éxtasis, no son un indicador definitivo de madurez en la fe”. Más bien, sostenía que “la merma de esas experiencias emocionales muchas veces fortalece las gracias más esenciales”, como la fe firme, la humildad y el amor perseverante.


2. El criterio bíblico de madurez espiritual

El apóstol Pablo señala que el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio (Gálatas 5:22-23). Notamos que el “gozo” es apenas un componente del fruto, y no su plenitud. Más aún, el apóstol oraba para que los creyentes “sean fortalecidos con poder en el hombre interior” (Efesios 3:16), lo cual indica una formación profunda, no siempre acompañada de euforia emocional.

Martyn Lloyd-Jones advertía que “reducir la vida cristiana a experiencias extáticas es un error, pues la verdadera obra del Espíritu es hacernos santos, no simplemente felices” (Lloyd-Jones, La vida en el Espíritu, 1974).


3. La falsa medición del avance espiritual

Muchos creyentes jóvenes o mal instruidos asumen que cuanto más intensa es su experiencia emocional, más cerca están de Dios. Sin embargo, como ilustraba Goodwin, esta fase puede compararse con flores vistosas que, al caer, dan paso al fruto. La madurez suele venir acompañada de una menor dependencia de lo sensible.

John Owen explica que “el Espíritu Santo obra en nosotros con una sabiduría que no siempre se manifiesta con señales visibles, sino en la transformación interna del carácter” (Owen, La comunión con Dios, 1657).

Por tanto, un creyente que avanza realmente en la fe puede no “sentirse” más cerca de Dios, pero está desarrollando una confianza más firme en Su Palabra.


4. El error pastoral del emocionalismo neopentecostal

Muchos líderes neopentecostales —sin guiarse por una teología sólida— imponen sutilmente la expectativa de experiencias extraordinarias como evidencias de espiritualidad. Esto no solo conduce a frustración, sino que tergiversa la verdadera obra del Espíritu Santo, que no consiste en manipular emociones, sino en formar a Cristo en nosotros (Gálatas 4:19).

Aquí se cumple el criterio 7 de Robert Jay Lifton para identificar dinámicas coercitivas en sectas: “la doctrina sobre la persona”. Este criterio implica que las experiencias emocionales o personales de los miembros son invalidadas si entran en conflicto con las enseñanzas del grupo. Así, si un creyente no experimenta ciertas manifestaciones, se le hace sentir inferior, culpable o falto de fe. Tal presión mina la libertad cristiana y promueve una espiritualidad artificial.


5. Un llamado pastoral a líderes evangélicos

Los pastores y líderes espirituales deben velar por la edificación sana del pueblo de Dios. Esto implica enseñar que el Espíritu Santo también obra en el silencio, en la prueba, en la sequedad y en la disciplina del alma. Obligar a las personas a “sentir” constantemente a Dios es ignorar la pedagogía divina, que incluye valles, no solo montes.

Richard Baxter escribía: “Muchos creyentes se desaniman porque no sienten continuamente gozo. Pero no es el gozo, sino la obediencia perseverante, la señal de un corazón convertido” (Baxter, El directorio cristiano, 1655).


6. Conclusión

El crecimiento espiritual no se mide por explosiones emocionales, sino por una fe razonable, consistente y fundada en la Palabra de Dios. Aunque las emociones tienen un lugar en la vida cristiana, no pueden ser el termómetro de la espiritualidad. En tiempos en que el neopentecostalismo ha popularizado una fe basada en el espectáculo, debemos volver a la espiritualidad bíblica: humilde, constante, a veces silenciosa, pero profundamente transformadora.


Bibliografía

  • Baxter, Richard. A Christian Directory. 1655.

  • Goodwin, Thomas. Works, Vol. 2.

  • Lloyd-Jones, Martyn. La vida en el Espíritu. Ed. Clie, 1974.

  • Owen, John. La comunión con Dios. Ed. Puritanos, 1657.

  • Lifton, Robert Jay. Thought Reform and the Psychology of Totalism: A Study of “Brainwashing” in China. 1961.


https://textosfueradecontexto.blogspot.com/2025/05/contra-el-emocionalismo-por-que-el-gozo.html



Artículo generado con IA

viernes, 2 de mayo de 2025

Si la Doctrina No Es Importante, Cualquier Doctrina Puede Prevalecer



Decidiendo por un Cristianismo Confesional

Introducción

Vivimos en una época en la que hablar de “doctrina” dentro del cristianismo evangélico parece innecesario, aburrido o incluso divisivo. Sin embargo, esta indiferencia hacia la enseñanza bíblica y teológica ha producido una consecuencia inevitable: si la doctrina no es importante, entonces cualquier doctrina puede llegar a serlo. En otras palabras, cuando los cristianos no se comprometen con la verdad, quedan a merced del error.

Este artículo es una invitación a abrazar un cristianismo confesional y a rechazar la falsa neutralidad doctrinal. Como bien dijo J. Gresham Machen:

“La exposición de las enseñanzas del liberalismo y el cristianismo, en consecuencia, no pueden estimular el interés hoy.”
Cristianismo y Liberalismo, pág. 28 (ed. portuguesa)

I. El Vacío Doctrinal y Su Llenado Inevitable

Si alguien afirma que la doctrina no es importante, entonces también está afirmando implícitamente que cualquier doctrina puede serlo. No existe el vacío ideológico: cuando el cristiano no ha decidido qué doctrina bíblica seguir, inevitablemente otra doctrina lo guiará, sea liberal, mística, emocionalista o progresista.

En la práctica, esto significa que muchos creyentes terminan guiados por “vientos de doctrina” (Efesios 4:14), porque carecen de un ancla doctrinal sólida.

“Vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina… y se apartarán de la verdad, volviéndose a las fábulas.”
— 2 Timoteo 4:3–4

II. La Experiencia Como Sustituto de la Verdad

Uno de los peligros actuales es reemplazar la doctrina por la experiencia. Se dice que lo importante es “sentir a Dios”, “tener una vivencia espiritual”, sin importar si lo que se cree es bíblicamente correcto. Pero cuando la experiencia se convierte en el criterio último de verdad, la fe deja de ser cristiana y se convierte en subjetivismo religioso.

Esto explica el crecimiento acelerado de movimientos como el neopentecostalismo, que mezcla elementos de espiritualidad carismática con promesas de prosperidad material, y también del cristianismo progresista, que adapta el mensaje cristiano a las ideologías sociales contemporáneas.

III. ¿Qué Entendemos Por...?

  • Liberalismo teológico: Movimiento que reduce la fe cristiana a principios éticos y humanistas, negando doctrinas como la divinidad de Cristo, la inspiración de la Escritura y los milagros.

  • Cristianismo progresista: Corriente que interpreta la Biblia según criterios culturales actuales, relativizando enseñanzas bíblicas sobre moral, sexualidad, exclusividad de Cristo, etc.

  • Neopentecostalismo: Variante moderna del pentecostalismo que exalta la experiencia emocional, las “revelaciones” personales y la teología de la prosperidad, a menudo en detrimento de la enseñanza bíblica.

Estos movimientos, aunque distintos entre sí, comparten un rasgo común: el debilitamiento o rechazo de la doctrina histórica y ortodoxa del cristianismo.

IV. ¿Por Qué No Hay Interés?

La gran masa de cristianos que no ha sido enseñada a valorar la sana doctrina, difícilmente mostrará interés por identificar y refutar el error. Para muchos, los credos y confesiones de fe son vistos como expresiones meramente culturales o secundarias, y no como resúmenes fieles de la verdad revelada.

La frase de Machen citada al inicio señala este problema: si a nadie le interesa la doctrina, tampoco le interesará distinguir el error del liberalismo o el progresismo, y mucho menos luchar por la verdad.

“Las enseñanzas del liberalismo... pueden ser diferenciadas de las enseñanzas del cristianismo histórico en la medida de lo posible, pero ambos, en el fondo, pueden ser iguales [en cómo son valoradas por quienes no aman la verdad doctrinal].”

V. La Urgencia de Enseñar Doctrina

El antídoto a este panorama no es solo denunciar el error. Debemos enseñar doctrina ortodoxa con pasión, claridad y profundidad. No podemos condenar a nuestras iglesias a un cristianismo anti-intelectual, emocionalista o desinformado.

“Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.”
— Tito 1:9

Los credos, confesiones y catecismos no son reliquias muertas, sino herramientas vivas para formar la mente y el corazón cristiano. Necesitamos recuperar el amor por la verdad, la claridad doctrinal y la formación bíblica en todos los niveles de la iglesia.


Conclusión

No hay tal cosa como un cristiano “sin doctrina”. Todo cristiano cree algo; la pregunta es si eso que cree es bíblico, fiel a Cristo y coherente con la fe cristiana histórica.

Por eso, afirmamos sin titubeos: si la doctrina no es importante, cualquier doctrina puede prevalecer. Pero si las doctrinas ortodoxas son relevantes, entonces ellas deben regir tu vida, tu iglesia y tu testimonio cristiano en este mundo que cambia cada día.



https://textosfueradecontexto.blogspot.com/2025/05/si-la-doctrina-no-es-importante.html

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