lunes, 18 de diciembre de 2023

DEJADOS ATRÁS... DE LA TEOLOGÍA PAULINA

 


DEJADOS ATRÁS… DE LA TEOLOGÍA PAULINA

¿Esperaba el apóstol Pablo un rapto secreto antes de la parusía?

A partir del siglo XIX, la escuela dispensacionalista empezó a popularizar la doctrina de que la última venida de Cristo ocurriría en dos fases: la primera, conocida como el “rapto secreto”, tendría lugar, según algunos, siete años antes de la parusía, siendo esta la segunda y última fase; otros afirman que el lapso entre ambas fases será solo de tres años y medio.

En cualquiera de los casos, la resurrección de los justos ocurre en la primera fase, es decir, antes del retorno visible de Cristo. Pero ¿realmente Pablo sostuvo y enseñó esta creencia? ¿Puede inferirse a partir de una cuidadosa exégesis de las epístolas paulinas? A continuación, se presentarán tres argumentos que intentarán probar la incompatibilidad de esta novedosa enseñanza con la escatología de Pablo.

Primero, según el pensamiento paulino, la resurrección de los justos coincide con la parusía. En 1 Co 15:22-23, el apóstol afirmó que “en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida”. Indudablemente, la palabra “venida” (gr., παρουσίᾳ) hace referencia al regreso público y visible de Cristo a la tierra. Esto contradice totalmente al sistema dispensacional.

Segundo, la expresión “para recibir al Señor” implica un retorno a la tierra, no un traslado al tercer cielo. Tal y como señala la mayoría de exégetas y comentaristas, “la expresión encontrar (εἰς ἀπάντησιν) se usaba en conexión con la bienvenida oficial ofrecida a un dignatario recién llegado” (1).

Es decir, en el antiguo mundo grecorromano, cuando una autoridad real llegaba de visita, una comisión salía a las afueras de la ciudad a recibirla, pero inmediatamente, la acompañaban en su entrada triunfal en la ciudad. Esta es la idea que Pablo quiere transmitirnos. Cristo regresará visiblemente y los cristianos serán arrebatados con el propósito de recibir al Señor, es decir, de darle la bienvenida para luego descender con Él a la tierra, no para irse con Él al cielo.

Por eso, “muchos eruditos concluyen que los sucesos descritos en este pasaje tienen lugar en el mismo momento de la parusía, y que la asamblea reunida de creyentes acompaña al Señor Jesús en una procesión triunfal hasta la tierra” (2).

Tercero, Pablo especifica que recibiremos al Señor Jesús en “el aire” y en “las nubes”, no que iremos al “cielo”. Pablo fue muy cuidadoso e intencional al escoger su lenguaje y terminología. Cuando él quería referirse al tercer cielo, siempre usó la palabra cielo, no “aire” ni “nubes” (estas últimas parecen referirse más al primer cielo que al paraíso).

Entonces, si somos estrictamente literales (como el dispensacionalismo se jacta de serlo), tendríamos que afirmar que 1 Ts 4:16-18 no enseña que los cristianos seremos arrebatados al cielo, sino que simplemente seremos llevados a algún lugar dentro de la tropósfera, es decir, a la altura de las nubes.

A partir de estos tres argumentos se puede concluir que el “rapto secreto” no formó parte del pensamiento paulino. No puede probarse a partir del texto sagrado. Ni Pablo ni ningún cristiano lo enseñó hasta bien entrado el siglo XIX. La evidencia bíblica y el esquema escatológico presentado por el Nuevo Testamento enseña un panorama distinto al propuesto por la escuela hermenéutica inaugurada por John Nelson Darby.



-David A. Dávila B.
Areópago Cristiano
11 de diciembre, 2023

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Bibliografía:

(1) William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: 1 y 2 Tesalonicenses (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2000), p. 139.

(2) Michael Holmes, Comentario bíblico con aplicación NVI: 1 y 2 de Tesalonicenses (Nashville, TN: Editorial Vida, 2015), p. 236.

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