viernes, 29 de noviembre de 2019

¿Fuego Metido en mis Huesos?



Hay una afición por el "fuego" entre los evangélicos, pero la manera de interpretar las Escrituras al respecto del "fuego del Espíritu Santo" los lleva a equivocarse pidiendo a Dios un fuego que para el creyente es "purificador", mientras que para los incrédulos es "juicio". En otras palabras, es un grave error orar a Dios diciendo: "Señor bautízame con el fuego de tu Espíritu Santo". Pues el "bautismo de fuego" es "juicio para los incrédulos".

Yo ya escuché a muchos predicadores hablar sobre el "fuego del Espíritu Santo" como una manifestación genuina. Por ejemplo, usted no me permitirá mentir pues no es mi intención, que la mayoría de iglesias pentecostales, neopentecostales y carismáticas tienen una afición por el "fuego" que lo vemos en sus logos institucionales, en sus mensajes y en sus nombres de instituciones o de sus iglesias. Las palabras asociadas "avivamiento" y "fuego" se han vuelto inseparables.

¿Por qué? Porque hemos interpretado el "bautismo de fuego" como un poder más no como la Biblia lo muestra: JUICIO.

NOTA DE CAUTELA: Citamos académicamente a autores de libros, artículos y/o expositores en vídeos publicados en la web. No pretendemos criticar a las personas, sino sus ideas y lo que escriben, y siempre procurando ser académicos. Vamos con el siguiente análisis.

Entendiendo Mateo 3.10-12

“Y ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles, de modo que todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Yo ciertamente os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, cuyas sandalias no soy digno de llevar. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Tiene su aventador en la mano y limpiará bien su era. Recogerá su trigo en el granero y quemará la paja con fuego inextinguible.” (BTX)

El "bautismo con Espíritu Santo" es para los creyentes:

"…recogerá su trigo en el granero"

Es la salvación de los pecadores que se arrepienten y su integración en la Iglesia.

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El "bautismo con fuego" es el juicio para los incrédulos. Es quemar a los impíos en el fuego inextinguible del infierno:

"…todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego"

"…quemará la paja con fuego inextinguible"

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Contrario a lo que se cree y enseña en muchas congregaciones, que orar por el "fuego del Espíritu Santo", o "buscar el fuego del Espíritu Santo" es una búsqueda genuina de la llenura del Espíritu Santo, o algún "poder extraordinario"; textualmente hablando, cuando Juan el Bautista dijo que Jesús "os bautizaría con fuego", se refirió al juicio final en el infierno donde estarán quemándose por la eternidad todos los que rechazan a Jesús como Mesías.

Kline comenta: 

“Para los malhechores el fuego de ese día es el fuego del horno que les consume, pero para los que temen el nombre de Dios el fuego significa los rayos sanadores del sol para refinarlos.” (Meredith G. Kline, By Oath Consigned. Pág. 58). 

El bautismo de Juan “no era una ordenanza que Israel debía observar en sus generaciones, sino una señal especial para aquella última generación que resumía aquella crisis particular en la historia del pacto, representada por la misión de Juan como mensajero del ultimátum del Señor.” (Meredith G. Kline, By Oath Consigned. Pág. 61).

“Visto desde una perspectiva más amplia, el bautismo de Juan era señal de la prueba por la cual Israel debía pasar para recibir el juicio de maldición o de bendición. . . . Por medio de su mensaje y bautismo Juan proclamaba otra vez a la simiente de Abraham el significado de la circuncisión. La circuncisión no era ninguna garantía de un privilegio inquebrantable. Era la señal de la prueba divina en la cual el hacha, puesta a la raíz de los Árboles infructuosos malditos por el Mesías, serien cortados (Mateo 3:10; Lucas 3:9). El bautismo de Juan era en efecto una recircunsicion. (Meredith G. Kline, By Oath Consigned. Pág. 62)
Kline deduce: “El bautismo, entonces, tiene que ver con el hombre en la presencia del trono del juicio de Dios.” (Meredith G. Kline, By Oath Consigned. Pág.67) El bautismo es una señal del pacto, y lleva la marca de la doble naturaleza de las sanciones del pacto: bendición y maldición. Este sistema de dobles sanciones del pacto se manifestara en el Juicio final:

“Otra vez, cuando el Señor aparece en la resurrección y Juicio final como Juez de vivos y muertos, vengándose con fuego de los que desobedecen al evangelio, traerá ante Su trono a todos los que han estado dentro de Su Iglesia en el Nuevo Pacto. Allí Su declaración de la maldición del pacto llegaría a oídos de algunos que en este mundo han estado dentro de la comunidad que oficialmente profesan el señoría de Cristo en cuanto al pacto, y todavía insisten en gritar, “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” …Hay, por lo tanto, un cumplimiento del señorío de Cristo sobre Su iglesia neo Testamentaria tanto para condensación y muerte como para justificación y vida. En el pronunciamiento de los dos veredictos, ya sea para viola o para muerte, el Nuevo Pacto será ejecutado y perfeccionado.” (Meredith G. Kline, By Oath Consigned. Pág. 77-78)


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