Cada vez vemos más evangélicos abrazando el "mesianismo evangélico". Así lo denominamos a esa mezcla de elementos relacionados con Israel + evangelicalismo.
Entre estos elementos están:
- Identificación con el Estado de Israel (como tener una bandera en su altar)
- Redefinir la Ley (torah)
- Afirmar que Jesús era de "religión judía" y sus enseñanzas se basaron en la Torah
- Volver (estudiar-rescatar) a raíces hebreas
- Relevancia de los autodenominados rabinos
- Dejar de usar "Jesús" y cambiarlo por algo que suene a hebreo
- Introducir en el argot o gerga evangélica términos en hebreo (hebreñol)
- Usar (introducir) artefactos del culto judío como shoffar, o kipá, o un manto.
- Unitarismo (progresivo) a la vista. Negación de la Trinidad. No creen en la divinidad de Jesucristo.
- Negación del Nuevo Testamento como canon para el cristianismo.
- Afirmar que el Nuevo Testamento fue escrito en hebreo y que luego fue corrompido
- Escatología Israel-céntrica futurista
- Anhelo de la reconstrucción de un templo (como si fuera necesario volver a tener sacrificios)
- Publicación (privada) de versiones de la Biblia con supuestas "correcciones" (judaizantes obviamente)
- Amor (susceptible) por los judíos modernos y por el Estado de Israel
- Observación de noticias y acontecimientos (como guerras, catástrofes o personajes) como "señales de los últimos tiempos".
Lo que se nos viene en los próximos años es una avalancha de judaizantes modernos decididos a atropellar el cristianismo ortodoxo.
Nuestra preocupación es sincera. Ya vimos contactos con imágenes de la bandera del Estado de Israel en sus perfiles o portadas de facebook. A otros los he visto siguiendo y posteando de páginas "pro-Israel". Pero mayormente, de contactos que rebaten fuertemente el uso de "Jesús", y prefieren Yashua o Yeshua.
También, veo con asombro hermanos que en sus iglesias tienen elementos como una Menorá, un Arca del pacto, tocan shoffar, etc. Esto se podría denominar "sincretismo".
El problema judaizante viene siendo enfrentado desde los principios de la iglesia cristiana. Pablo escribió a los Gálatas (49 A.D.) para, entre otros propósitos, condenar la práctica judaizante. Muchos judíos se habían convertido al cristianismo y querían imponer la ley mosaica sobre los cristianos gentiles. Estas personas pasaron a ser conocidas como los "judaizantes". Esta cuestión entre judaísmo y cristianismo recorre el Nuevo Testamento y aún encuentra espacio en la iglesia actual.
Los judaizantes modernos enseñan que los creyentes deben guardar las fiestas judías como la fiesta de los tabernáculos, leer la Torah y guardar el sábado. Es común ver algunos usando kipás , buscando conexiones genealógicas para que puedan obtener nacionalidad judía, entre otras cosas. Incluso en los cultos de algunas iglesias, se han insertado canciones y danzas judías.
Cada vez más, cantantes, "ministros de alabanza" y conjuntos diversos se titulan como "levitas del Señor" en referencia al sacerdocio Levítico del Antiguo Pacto.
En nombre de supuesto amor a Israel (que no es otra cosa que un amor al Estado de Israel) la bandera de la nación se pone de relieve en la iglesia, el shofar es tocado y se promueven las fiestas con la promesa de una nueva unción sobre la vida de quien participa de tales celebraciones. Hay iglesias donde las personas no pueden adentrarse en el templo de sandalias o zapatos y están orientadas a quitar los calzados, pues, según enseñan, van a pisar tierra santa. El candelabro, el arca de la alianza y otros utensilios del tabernáculo son ostentados en los cultos y considerados objetos "sagrados". (Sincretismo).
Hay un fetichismo con tierra santa, arena santa, agua santa, sal santo, hoja de olivo santa, etc. En el cristianismo las personas son santas, pero las cosas no. De esta forma la práctica judaizante camina paralelamente con la superstición y la brujería. Es pariente de la paganización. Todo esto es producto de una hermenéutica defectuosa por donde usted lo desee ver.
Pablo enseñó a los Gálatas que volver a las prácticas y ceremoniales de la Ley era caer de la gracia. El concilio apostólico de Jerusalén, cuya mención histórica se halla en el capítulo quince del libro de Hechos de los Apóstoles, decidió que las costumbres judías no eran obligatorias para los cristianos. La circuncisión, el guardar el sábado, los ceremonias y fiestas judías, por ejemplo, fueron abolidas tanto para judíos como para gentiles. En otras palabras, la religión judía ya caducó. Dios no está en la supuesta religión judía actual.
"Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea." - Gálatas 5.1,8-10 RV60
Sin embargo, estas prácticas entran sutilmente en la liturgia del culto evangélico y necesitan ser erradicadas. Se espera de los líderes que sean firmes en la defensa de la fe cristiana. Es necesario promover estudios bíblicos acerca de la salvación por la gracia. Los púlpitos de las iglesias no pueden ser cedidos a cantantes o predicadores adeptos de tales modismos. El líder que permite o autoriza prácticas judaizantes en la iglesia se iguala a los que invalidan la cruz de Cristo.
"¡Presten atención! Yo, Pablo, les digo lo siguiente: si dependen de la circuncisión para hacerse justos ante Dios, entonces Cristo no les servirá de nada. 3 Lo repito: si pretenden lograr el favor de Dios mediante la circuncisión, entonces están obligados a obedecer cada una de las ordenanzas de la ley de Moisés. 4 Pues, si ustedes pretenden hacerse justos ante Dios por cumplir la ley, ¡han quedado separados de Cristo! Han caído de la gracia de Dios." -Gálatas 5.2-4 NTVTenga cuidado, quizá usted está cayendo en estas herejías.
Me extraña que nadie haya comentado nada sobre un artículo tan oportuno y necesario. Felicito al autor y que continúe la buena batalla por la gracia de Dios.
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