Por Daniel Caballero
Recientemente en una conversación
con un amigo, escuche decir a alguien más: “Yo no creo en la Doctrina de la
Inerrancia de las Escrituras, debido a que fue una Doctrina inventada por
teólogos americanos como reacción al liberalismo alemán, y fue traído a
nosotros por misioneros”. Al inicio pensé que estaba bromeando. Luego me di
cuenta que estaba hablando en serio. El punto es que se puede decir exactamente
lo mismo de casi cualquier afirmación teológica, ¡incluida ese misma! “Yo no
creo en Justificación por Sola Fe, debido a que fue una Doctrina inventada por
teólogos alemanes en la Reforma como reacción al Catolicismo Romano, y fue
traída a nosotros por misioneros.”, etc. ¡Se puede afirmar lo mismo acerca de
casi cada doctrina evangélica! Es un argumento tan ‘de paja’ y ‘ad hominen’ que
me cuesta creer que lo usen, pues no resiste un escrutinio, ni histórico, ni
lógico.
De hecho, es una tautológica, un oxímoron en sí mismo, pues el mismo argumento se podría usar en su contra: “Yo no creo en la Doctrina de la No-Inerrancia de las Escrituras, debido a que fue una Doctrina inventada por teólogos alemanes en reacción a la Alta-Ortodoxia Continental, y les fue enseñada por misioneros”, o dicho de una manera más clara: “Yo no creo en la Doctrina de la Errancia[1] de las Escrituras, debido a que fue una Doctrina inventada por teólogos alemanes en reacción a la Alta-Ortodoxia Continental, y te fue traída por misioneros”. Se contradice a sí mismo, es como decir “No creo en mentiras verdaderas”.
¿Se inventaron la Inerrancia hace
100 años?
Lo mismo se puede afirmar de
cualquier doctrina, ¡exactamente de la misma manera! Toda doctrina tuvo una
formulación histórica, la misma que en cada caso fue una reacción a algo, y la
misma que en cada caso fue traída a nosotros por una influencia externa. Lo que
más me llama la atención es que dicha critica en contra de la Inerrancia sea
tomada de manera axiomática, sin un espíritu crítico, justamente por aquellos
que se jactan de tener un espíritu crítico. Contradictorio, pero cierto.
Alguien dirá: “!Pero el termino Inerrancia fue acuñado hace 100 años, no se encuentra por ejemplo, en los Padres Apostólicos!” – Cierto. Tampoco el término ‘Trinidad’, ‘Justificación por Sola Fe’, etc.; y eso no los convierte en falsos. En adición a esto, si bien es cierto que el termino no se encuentra, el concepto sí. Este argumento es tan absurdo que es como si alguien el día de hoy acuñara, en una defensa contra el homosexualismo, el término ‘Homo-Ortodoxia’, y alguien dentro de 100 años diga que en el 2017 se ‘inventaron’ la creencia de que las Escrituras condenan la homosexualidad. Absurdo.
Desde un punto académico, hay muy buenos libros en contra de la Inerrancia de las Escrituras, con argumentos buenos y complejos en contra de la Inerrancia Bíblica, por ejemplo, Peter Enns,[2] o también, aunque recientes los ya clásicos de Bart Ehrman.[3] Pero ciertamente el argumento de “no lo creo porque se lo invento un teólogo gringo hace 100 años” es sinceramente entre los más pobres.
¿Pero entonces, se la inventaron
la Inerrancia o no?
Ahora bien, el hecho de que un
argumento sea pobre y mal estructurado no quiere decir necesariamente que sea
falso. Es como cuando mi madre me decía de niño: “Daniel baja abajo, para que
los abarrotes me los subas arriba”. Es una contradicción lógica pleonástica,
pero entiendo lo que quiere decir. ¿Es ese el caso con este argumento? No. ¿Es
cierto que alguien hace 150 años se inventó que la Biblia era Inerrante? No. Es
un hecho indisputable en académica que el concepto de Inerrancia era el mismo
en Norteamérica así como en Europa durante el siglo XIX entre los Evangélicos
Conservadores.[4]
No fue algo que creían uno o dos teólogos solamente en Princeton, USA. Pero no solo en el siglo XIX, sino también en la era Patrística,[5] hasta Orígenes quien fue quizá el más controversial de los padres afirmaba indudablemente la Inerrancia de las Escrituras.[6] Pero esta no solo era la vista mayoritaria de los Padres de la Iglesia, sino también en la era Medieval, [7] la Reforma y la Post-Reforma[8] específicamente en la era Puritana, los Estándares de Westminster y la Ortodoxia Reformada.[9] Esta ha sido, indiscutiblemente, la creencia sostenida por la Iglesia durante toda su existencia: Las Escrituras son libres de error y contradicción interna.
No fue algo que creían uno o dos teólogos solamente en Princeton, USA. Pero no solo en el siglo XIX, sino también en la era Patrística,[5] hasta Orígenes quien fue quizá el más controversial de los padres afirmaba indudablemente la Inerrancia de las Escrituras.[6] Pero esta no solo era la vista mayoritaria de los Padres de la Iglesia, sino también en la era Medieval, [7] la Reforma y la Post-Reforma[8] específicamente en la era Puritana, los Estándares de Westminster y la Ortodoxia Reformada.[9] Esta ha sido, indiscutiblemente, la creencia sostenida por la Iglesia durante toda su existencia: Las Escrituras son libres de error y contradicción interna.
¡STOP! Dos aclaraciones sobre
esto:
Primero. Lo que muchos rechazan en la actualidad en relación a la
Inerrancia no es la postura clásica, sino más una visión distorsionada de la
misma que se acerca más aun ‘Biblicismo Literalista’ que confunde ‘Sola
Scriptura’ (La Escritura Supremamente) con ‘Nuda Scriptura’ (La Escritura
Únicamente). En otras palabras, confunden Hermenéutica con Inerrancia. Por
ejemplo, el debate en torno al ‘Día Literal’ o ‘Día Periodo’ en Génesis 1,
pertenece al área de la Hermenéutica y no de la Inerrancia. Dos teólogos pueden
estar comprometidos con la Inerrancia Bíblica, y llegar a diferentes
interpretaciones sobre este punto.[10] Es decir lo que se discute
aquí no es la Inerrancia del Texto en sí, sino el significado del mismo. El
concepto de algunos de Inerrancia el día de hoy sería considerado errado,
¡Justamente por aquellos que defendían la Inerrancia!
Segundo. Aunque tienen mucho en común, existe variaciones entre los que afirman la Inerrancia Bíblica. Quizá la definición más conocida se la Declaración de Inerrancia de Chicago de 1978.[11] Sin embargo, aunque esta tiene mucho en común con la postura de Inerrancia (o Confiabilidad) sostenida por ejemplo por B.B. Warfield, y en general los Teólogos de la generación de Princeton, también existen pequeñas diferencias entre los mismos,[12] y entre estos con la varios teólogos a lo largo de la historia antes de dicha declaración.[13] Al mismo tiempo, aunque no concuerdo con los mismos, hay variaciones al esquema general de Inerrancia representados mayormente por las posturas de Kevin Vanhoozer[14] y Michael Bird.[15]
Sin embargo, el hecho de que haya variaciones en este respecto, no significa de ninguna manera que no haya habido un consenso general a lo largo de toda la historia de la Iglesia con el postulado más central y básico de la Inerrancia: Las Escrituras, en los manuscritos originales están libres de error y falsedad y cuando son interpretadas correctamente no se contradicen a sí mismas.[16] Una vez más lo que se debe ver aquí es el concepto, y no el uso de la palabra. Alguien dirá: “!Calvino usa la palabra Infalibilidad, y no Inerrancia, en relación a las Escrituras!” Sí. Pero él, de ninguna manera usa el término Infalibilidad como lo usan aquellos que no aceptan la Inerrancia, sino más bien de manera similar al concepto de Inerrancia.[17] El mismo B.B. Warfield, usa la palabra ‘Confiabilidad’ en sus Escritos,[18] para defender el mismo concepto que una generación más tarde sería acuñado como ‘Inerrancia’. [19]
¿Es la Inerrancia lo mismo que la
Infalibilidad?
No. No es lo mismo. La Infalibilidad está más relaciona con la
veracidad del propósito de las Escrituras, la Inerrancia con el contenido.[20]
Afirmar la Inerrancia implica la afirmación de la Infalibilidad, más lo opuesto
no es cierto: Uno puedo afirmar la Infalibilidad y creer en una Biblia con
errores de todo tipo: Históricos, Cronológicos, Arqueológicos, Geográficos,
etc. Me es difícil conciliar lógicamente la afirmación de Infalibilidad
mientras que se niega la Inerrancia. No tiene sentido.
Ahora bien, no todo aquel que cree en la Infalibilidad pero no la Inerrancia es Liberal Teológicamente. Pero si todo Liberal/Modernista niega la Inerrancia. De la misma manera, no todo aquel que afirma la Infalibilidad afirma también la Inerrancia; pero si, todo aquel que afirma la Inerrancia afirma también la Infalibilidad. Son cosas diferentes. ¿Si alguien afirma la Infalibilidad pero no el concepto de la Inerrancia, lo convierte en Liberal? No necesariamente, pero no se le puede llamar Ortodoxo en el sentido histórico, quizá Neo-Ortodoxo o alguna variante.
¿Es la Inerrancia una ‘Doctrina
Fundamental’?
Gresham Machen en su libro ‘El
Cristiano y el Liberalismo’ define los cinco pilares de la Ortodoxia Cristiana,
los mismos que eran negados por la Teología Liberal/Modernista:
- La Inerrancia de la Biblia.
- El nacimiento virginal de Cristo
- La expiación vicaria sustitutiva de Cristo para satisfacer la justicia divina.
- La resurrección física de Cristo.
- Los milagros de nuestro Señor, como “doctrinas esenciales de la Palabra de Dios”. [21]
Estas han sido históricamente las
doctrinas que han separado Teólogos Ortodoxos y Liberales. Creo que sin Machen
estuviera vivo el día de hoy diría: “La afirmación del matrimonio
heterosexual”. El concepto de Inerrancia si es una doctrina fundamental.
Puedes llamarme Fundamentalista, mente cerrada, obtuso, ignorante supino, intolerante, etc., pero si no afirmas estos puntos, no eres ‘Ortodoxo’. No estoy diciendo aquí que no sea salvo, o incluso que no sea piadoso, pero si que no se le puede llamar ‘Ortodoxia Evangélica’. Ahora bien, si alguien niega los puntos 2,3,4 y 5, ni siquiera se le puede llamar ‘Cristianismo’. Esto deja fuera a casi todos los teólogos liberales. No es Cristianismo, es Paganismo. No soy para nada Ecuménico, pero un Teólogo Católico Romano esta mucho más cerca de la Ortodoxia que un Teólogo Liberal. Hasta un Testigo de Jehová lo está.
Conclusión.
Cuando hablamos de Inerrancia
hablamos más de un concepto que de una palabra. Nuestro Seminarios e
Instituciones Teológicas en Latinoamérica están plagados de Teología Liberal,
al menos en Perú desde donde escribo estas líneas es el caso. Si eres un
estudiante de Teología, no tengas temor de preguntar a tus profesores, ‘¿Cree
usted en la Inerrancia de las Escrituras?’. Has preguntas, a tus profesores,
‘teólogos de facebook’, maestros ‘famosos’, quizá en más de un caso te lleves
una sorpresa. (Una vez mas, para verificar los afirmaciones de este ensayo, ver
las notas).
Daniel Caballero.
Publicado inicialmente en: https://semperreformandaperu.org/2017/12/12/es-la-inerrancia-de-las-escrituras-una-doctrina-fundamental-por-daniel-caballero/
Notas Bibliográficas:
[1] Esta palabra ‘Errancia’, en
esta forma no existe en el diccionario, es solo para propósitos ilustrativos
como lo opuesto a Inerrancia. Con ‘Errancia’ me refiero a la creencia de que
las Escrituras contienen contradicciones y errores.
[2] Un muy buen libro, reciente
en contra de la Inerrancia es Peter Enns, Inspiration and Incarnation:
Evangelicals and the Problem of the Old Testament, second ed. (Grand Rapids,
Michigan: Baker Academic, an imprint of Baker Publishing Group, 2015).
[3] Una de los mejores ataques
contra la Inerrancia es el clasico: Bart D. Ehrman, Misquoting Jesus: The Story
Behind Who Changed the Bible and Why, harpercollins pbk. ed. (New York:
HarperSanFrancisco, 2007).
[4] Jason B. Hunt, “Bavinck and
the Princetonians on Scripture: A Difference in Doctrine or Defense?,” Journal
of the Evangelical Theological Society 53, no. 2 (2010): 317-333.
[5] Charles Hill, “The Truth
above all demostrations”: Scripture in the Patristic Period to Augustine, en
‘The Enduring Authority of the Christan Scriptures’, editado por D.A. Carson
(Grand Rapids: Eerdmans 2016), 43-88.
[6] Michael W. Holmes, “Origen
And The Inerrancy Of Scripture,”Journal of the Evangelical Theological Society
24, no. 3 (1981): 220-231.
[7] Carl F. H. Henry, ‘The
Historic Church and Inerrancy’, en God, Revelation, and Authority, vol. 4
(Wheaton, IL: Crossway Books, 1999), 373-375.
[8] W. Robert Godfrey, ‘Biblical
Authority in the Sixteenth and Seventeenth Centuries: A Question of Transition’
en Scripture and Truth, editado por D. A. Carson and John D. Woodbridge (Grand
Rapids, MI: Baker Book House, 1992), 225-234.
[9] John Allen Delivuk,
“Inerrancy, Infallibility, and Scripture in the Westminster Confession of
Faith,” Westminster Theological Journal 54, no. 2 (1992): 349-355.
[10] Hugh Ross, A Matter of Days:
Resolving a Creation Controversy (Colorado Springs, CO: NavPress, 2004), 9.
[11] Carl F. H. Henry, God,
Revelation, and Authority, vol. 4 (Wheaton, IL: Crossway Books, 1999), 211.
[12] Kevin Vanhoozer, “Response
to R. Albert Mohler Jr., “When the Bible Speaks, God Speaks: The Classic
Doctrine of Biblical Inerrancy,” in Five Views on Biblical Inerrancy, ed. J.
Merrick, Stephen M. Garrett, and Stanley N. Gundry, Zondervan Counterpoints
Series (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2013), 73.
[13] Michael F. Bird, “Response
to R. Albert Mohler Jr., “When the Bible Speaks, God Speaks: The Classic
Doctrine of Biblical Inerrancy,” in Five Views on Biblical Inerrancy, ed. J.
Merrick, Stephen M. Garrett, and Stanley N. Gundry, Zondervan Counterpoints
Series (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2013), 66.
[14] Kevin J. Vanhoozer,
“Augustinian Inerrancy: Literary Meaning, Literal Truth, and Literate
Interpretation in the Economy of Biblical Discourse,” in Five Views on Biblical
Inerrancy, ed. J. Merrick, Stephen M. Garrett, and Stanley N. Gundry, Zondervan
Counterpoints Series (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2013), 199-235.
[15] Michael F. Bird, “Inerrancy
Is Not Necessary for Evangelicalism Outside the USA,” in Five Views on Biblical
Inerrancy, ed. J. Merrick, Stephen M. Garrett, and Stanley N. Gundry, Zondervan
Counterpoints Series (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2013), 145-173.
[16] John M. Frame, Systematic
Theology: An Introduction to Christian Belief (Phillipsburg, NJ: P&R
Publishing, 2013), 597.
[17]Roger Nicole, “John Calvin
and Inerrancy”, Journal of the Evangelical Theological Society 25, no. 4
(1982): 423-442.
[18] Benjamin B. Warfield, The
Works of Benjamin B. Warfield: Revelation and Inspiration, vol. 1 (Bellingham,
WA: Logos Bible Software, 2008), 396.
[19] Robert L. Reymond, A New
Systematic Theology of the Christian Faith (Nashville: T. Nelson, 1998), 70-72.
[20] Carl F. H. Henry, God,
Revelation, and Authority, vol. 4 (Wheaton, IL: Crossway Books, 1999), 243-253.
[21] Alan D. Strange,
“INTRODUCCIÓN A CRISTIANISMO Y LIBERALISMO POR J. GRESHAM MACHEN,” in El
Cristianismo Y El Liberalismo, trans. Valentín Alpuche Martínez, 1a ed. (San
José, Costa Rica: CLIR, 2013), 15.
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Sobre el autor:
Daniel Caballero nació en Lima,
Perú. BSc. Universidad Nacional Agraria La Molina. BA, Seminario Teológico
Bautista (Lima); Postgrado en Teología, The London Theological Seminary
(Londres), ThM-Teologia Histórica., Westminster Theological Seminary (PA-USA).
Esta por iniciar estudios doctorales en Inglaterra sobre Historia de la Reforma
(siglo XVI) y Post-Reforma (siglo XVII). Especialización en John Owen y
Puritanismo ingles. Daniel ha escrito numerosos artículos sobre puritanismo,
teología bíblica y cultura. Su campo de especialización es en estudios de la
Reforma y Post-Reforma (Puritanismo). Ha vivido por casi siete años en
Inglaterra, donde tuvo la oportunidad de profundizar estudios Teológicos. Es
misionero enviado de Inglaterra para el servicio en desarrollo de educación
teológica en Perú. Actualmente vive en Lima, Peru. Tiene experiencia desde muy
joven en educación teológica.
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