Soy cristiano porque cada día compruebo que
los seres humanos están separados de Dios, es una sensación clara y concisa de
separación y fracaso, no necesariamente por declararse ateos, la mayoría de
personas cree en Dios, porque cabe la explicación de que algo o alguien en
alguna parte del universo, está detrás de todo lo existente, de todo fenómeno
de la naturaleza. Pero la distancia entre ese máximo ser y yo era muy grande. Y
esa separación abismal me ha llevado a la conclusión de que el ser humano
necesita de alguien que lo acerque a Dios.
Me he hecho la pregunta una y otra
vez ¿Cómo puede el hombre, siendo pecador y mortal, acercarse a un Dios santo y
justo? ¿Hay algún puente entre Dios y el hombre? …Por eso soy cristiano, porque
entendí que Cristo había muerto para cambiar mi distanciamiento en
reconciliación, y que fue resucitado de los muertos para cambiar mi derrota en
victoria. La correspondencia entre mi necesidad subjetiva y la oferta objetiva
de Cristo parecía demasiado cercana para tratarse de una coincidencia. La
llamada de Cristo se hacía cada vez más fuerte e insistente. ¿Abrí yo la
puerta, o fue Él? Realmente fui yo; pero únicamente gracias a su llamada
insistente que lo hizo posible, por no decir inevitable. Por eso soy cristiano.
Soy cristiano porque estoy convencido de que
el Cristianismo es la verdad, o mejor dicho que las reivindicaciones de
Jesucristo son verdad.
Más de una vez me han hecho el típico comentario
condescendiente: “que bien que seas cristiano, de seguro que serlo te ayuda
bastante, pues uno necesita el consuelo de la religión en estos tiempos
difíciles y amenazadores”. Pero esa no es la razón por la que yo soy cristiano,
no niego ni por un momento, que Jesucristo sea de enorme ayuda y consuelo para mi
vida. El hecho es que Jesucristo plantea un desafío radical, así que la razón
por la que soy cristiano no es porque “es bonito”, sino “porque es verdad”.
No
tengo el mínimo deseo en particular de defender el “Cristianismo” como sistema
o la “iglesia” como institución. La historia de la iglesia ha sido bastante
agridulce, combinando hechos heroicos con actos vergonzosos. Pero no me
avergüenzo de Cristo, que es el corazón y centro del cristianismo.
Soy
cristiano porque Jesucristo fue un fiero crítico de las instituciones, defendió
la causa de los pobres y necesitados, hizo amigos entre los marginados de la
sociedad. Tenía compasión de las mismas personas que otros despreciaban y
rechazaban. Y aunque Jesucristo fue cruel e injustamente atacado, nunca
respondía. A sus discípulos les dijo que debían amar a sus enemigos, y practicar
lo que Él enseñaba. Encuentro en Cristo un modelo que no sólo es digno de
admirar, sino de imitar. Por eso soy cristiano.
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