domingo, 2 de noviembre de 2025

Por qué no soy católico romano!





1. Solo la Escritura es la autoridad suprema.
No negamos la utilidad de la tradición, pero rechazamos que tenga igual o mayor autoridad que la Palabra inspirada. Los concilios pueden errar; la Escritura, jamás.

2. La justificación es solo por gracia, solo por medio de la fe, solo en Cristo.
No por méritos, no por penitencias, no por misas. La justicia de Cristo es imputada, no infundida. Cualquier sistema que mezcla gracia con obras no es el evangelio de Pablo, sino el que él maldice en Gálatas.

3. Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres.
No María, no los santos, no sacerdotes. Un mediador perfecto no necesita ayudantes celestiales ni suplentes terrenales.

4. La misa no es un sacrificio renovado de Cristo.
El Calvario fue suficiente, completo y perfecto: “Consumado es.” No se repite ni se representa en un altar. Cristo no baja al pan; nosotros somos elevados a Cristo por la fe.

5. La Iglesia no es una institución infalible gobernada por un hombre.
Respetamos la historia, pero el papa no es sucesor de Pedro en autoridad universal, ni es cabeza de la Iglesia. Cristo no comparte Su trono con ningún obispo de Roma.

6. No veneramos imágenes, reliquias ni seres humanos glorificados.
Nos arrodillamos solo ante Dios. María es bienaventurada, sí; adorada, jamás. Los santos son ejemplos, no intercesores celestiales omnipresentes.

7. No aceptamos doctrinas sin fundamento bíblico.
Purgatorio, indulgencias, limbo, rosarios, inmaculada concepción, asunción de María… Estas enseñanzas no proceden de los apóstoles ni de Cristo, sino de siglos de acumulación humana.

8. Rechazamos la salvación por sacramentos administrados por la Iglesia.
El agua del bautismo no regenera, la eucaristía no justifica, la absolución sacerdotal no limpia pecados. Es Cristo quien salva, no la institución.

9. La verdadera Iglesia no se define por sucesión apostólica visible, sino por fidelidad al evangelio.
La Iglesia es el pueblo redimido, en todo tiempo, todo lugar, bajo un mismo Señor. Muchos dentro de Roma fueron verdaderos creyentes a pesar de su sistema, no por causa de él.

10. Porque amamos a Roma… decimos que está equivocada.
Si calláramos, no seríamos fieles ni al evangelio ni a nuestras conciencias. No hablamos desde odio, sino desde el deseo de ver la verdad exaltada y a Cristo proclamado sin mezcla ni añadidura.

¬No somos protestantes porque nos guste protestar, sino porque aún hay razones para protestar. Seguiremos diciendo solus Christus, sola Scriptura, sola fide, sola gratia, soli Deo gloria, hasta que la gloria de Dios cubra la tierra como las aguas cubren el mar.¬

¡Piensa en esto cristiano!

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