Respuestas Falaces y su Impacto en el Diálogo Teológico
Las respuestas falaces contienen errores en el razonamiento, ya sea porque tergiversan el argumento, atacan a la persona en lugar de la idea o utilizan premisas incorrectas o irrelevantes. En el ámbito teológico, el uso de falacias puede entorpecer el debate, generar divisiones innecesarias y evitar que la verdad bíblica sea examinada con rigor y humildad.
Recientemente, una persona con formación académica y experiencia ministerial respondió a mi postura teológica con un comentario falaz. Su reacción se originó cuando afirmé que "puesto que los cimientos han sido establecidos, ya no hay necesidad alguna de apóstoles o profetas en la Iglesia". Aunque esta persona no respalda el movimiento apostólico moderno ni se inclina por el uso indiscriminado del título de "profeta", en lugar de argumentar en contra de mi afirmación, optó por desacreditarme personalmente con la siguiente expresión:
"Hoy estás en una iglesia presbiteriana, no me sorprendería que de aquí a unos años cambies nuevamente de denominación".
Este comentario, aunque breve, está cargado de múltiples falacias lógicas que merecen ser analizadas con detenimiento.
Identificación de Falacias en el Comentario
-
Falacia de la Pendiente Resbaladiza (Slippery Slope).
Se asume sin evidencia que, debido a mi cambio denominacional en el pasado, inevitablemente volveré a cambiar en el futuro. Este razonamiento ignora que el crecimiento teológico puede llevar a una convicción más firme y estable, en lugar de una inconstancia doctrinal.
Ejemplo cotidiano: "Si permitimos que los niños jueguen videojuegos, pronto se volverán adictos y fracasarán en la vida". No hay pruebas de que jugar videojuegos ocasionalmente conduzca a tales consecuencias.
-
Falacia Ad Hominem Circunstancial.
En vez de debatir mi argumento sobre la inexistencia de apóstoles modernos, se ataca mi historial denominacional para desacreditarme. Se sugiere que mi posición es inválida debido a mis cambios de afiliación, sin abordar la solidez de mi argumento.
Ejemplo bíblico: Cuando los fariseos atacaban a Jesús diciendo: "¿No es este el hijo del carpintero?" (Mateo 13:55), en lugar de responder a sus enseñanzas.
-
Falacia de Generalización Apresurada.
Se generaliza a partir de una muestra insuficiente. Haber cambiado de denominación en el pasado no implica que esto continuará ocurriendo en el futuro. La madurez doctrinal puede llevar a un asentamiento más firme en la fe.
Ilustración histórica: Agustín de Hipona pasó por varias corrientes filosóficas antes de asentarse en la fe cristiana. Su pasado no invalidó la solidez de sus convicciones finales.
-
Falacia de Premonición o Adivinación.
Se hace una afirmación sobre el futuro sin evidencia ni base racional. La persona que me atacó no tiene manera de saber qué ocurrirá con mis creencias en los próximos años, lo que convierte su argumento en pura especulación.
Cita relevante: "El necio cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va" (Proverbios 14:15, NVI).
Motivos que Llevan al Uso de Falacias
Las personas pueden responder con falacias por diversas razones. No siempre es una falta de argumentos, sino que en muchos casos hay factores psicológicos y emocionales que influyen en su reacción. Algunos de los motivos más comunes son:
-
Falta de Conocimiento Lógico.
Muchas personas no han sido entrenadas en lógica ni argumentación. Creen que están debatiendo correctamente, pero en realidad están cayendo en razonamientos defectuosos. John Frame, en su libro "La Doctrina del Conocimiento de Dios", resalta la importancia de la lógica dentro de la teología cristiana, mostrando cómo una mala argumentación puede distorsionar la verdad bíblica.
-
Reacción Emocional.
Cuando una persona se siente atacada o amenazada, puede responder impulsivamente. Las emociones pueden nublar el juicio racional, llevando a ataques personales en vez de discusiones basadas en evidencia.
-
Orgullo y Ego.
Admitir que uno está equivocado es difícil. El orgullo puede llevar a una persona a insistir en su posición incluso cuando es insostenible. Agustín de Hipona afirmó: "El orgullo no edifica, sino que destruye la verdad".
-
Falta de Argumentos Sólidos.
Cuando alguien no tiene una base teológica firme, puede recurrir a falacias como una estrategia de defensa. En el debate sobre la autoridad apostólica, es común que se apelen a argumentos emocionales en vez de presentar un análisis exegético sólido de textos como Efesios 2:20.
-
Deseo de Herir o Provocar.
Algunas personas disfrutan humillar o desacreditar a los demás, ya sea por resentimiento personal o por demostrar superioridad intelectual. Sin embargo, la Escritura advierte contra esto: "La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor" (Proverbios 15:1).
-
Manipulación Intencional.
A veces, las falacias se utilizan deliberadamente para confundir o manipular a otros. En la historia de la Iglesia, muchas sectas han usado falacias para engañar a las personas y hacerlas dudar de la verdad bíblica.
Reflexión y Aplicación para la Iglesia
¿Por qué es importante identificar y evitar las falacias en el diálogo teológico? Porque la Verdad de Dios no necesita ser defendida con tácticas engañosas. El cristiano debe esforzarse por "presentarse a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2 Timoteo 2:15).
En lugar de recurrir a falacias, deberíamos cultivar un espíritu de humildad y diálogo sincero. En palabras de C. S. Lewis: "Cuando nos volvemos humildes, no pensamos menos de nosotros mismos; pensamos menos en nosotros mismos".
Finalmente, este incidente me deja una enseñanza clara: el debate teológico debe hacerse con integridad, respeto y un sincero deseo de buscar la verdad. En lugar de desacreditar a otros con falacias, debemos presentar argumentos sólidos y estar abiertos a la posibilidad de que podemos estar equivocados. Después de todo, si la verdad es una, debemos buscarla con honestidad y amor por la Escritura.
Conclusión
La comunidad evangélica necesita desarrollar un pensamiento crítico fundamentado en la Escritura. No se trata de debatir por orgullo o autosatisfacción, sino de glorificar a Dios al buscar la verdad con sinceridad. Si alguna vez caemos en falacias, debemos ser lo suficientemente humildes para corregirnos y continuar creciendo en el conocimiento de la Palabra.
"Examinadlo todo; retened lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21).
0 comentarios:
Publicar un comentario