Dr. Martyn Lloyd-Jones
15 Razones por las que no soy Premilenialista.
1. El milenio aparece solamente en Apocalipsis 20
Esta enseñanza no se encuentra en ningún otro lado de los evangelios o de las epístolas del Nuevo Testamento. Todos están de acuerdo en ello. No hay ninguna otra referencia a esta idea de un reino terrenal con nuestro Señor reinando en persona en la tierra durante mil años literales.
Si creemos en la unidad de la Escritura, debemos creer que la Escritura actúa como un todo. De modo que cuando se trata la doctrina de la Segunda Venida de nuestro Señor en otras partes de la Escritura, y si esta doctrina del reinado terrenal es una parte esencial de ella, suponemos que debería haber alguna clase de indicación o de pista con respecto a ello, ya sea en la enseñanza de nuestro Señor mismo o en la enseñanza de sus apóstoles. Pero la verdad es que no las hay.
2. Hace hincapié en el aspecto terrenal del reino
Esta doctrina es un concepto terrenal y materialista, mientras que cuando leemos los evangelios y la enseñanza de nuestro Señor mismo con respecto a su reino, no podemos sino sorprendernos ante el hecho de que recalca constantemente que su reino es espiritual, y en las epístolas se hace el mismo hincapié.
Ahora bien, tengamos esto claro: creemos que, tal como nos muestra 2 Pedro 3, finalmente habrá un nuevo cielo y una nueva tierra. Sí, pero esto sucederá después de que este cielo y esta tierra sean destruidos de la manera descrita por Pedro allí. Por otro lado, el premilenialismo habla acerca de un reino terrenal antes de ese reinado definitivo.
3. Pospone al futuro la idea del reino
Se dice que estamos en la era de la iglesia y Cristo no es el rey por el momento sino solamente la cabeza de la iglesia. Cristo ofreció el reino cuando estuvo aquí en el mundo pero fue rechazado. Luego vino este interregno y ahora no hay ningún reino sino que vendrá durante el reino milenial. Mientras que, sin lugar a dudas, las Escrituras nos enseñan que el reino ya está presente y que aquellos de nosotros que somos creyentes ya estamos en el reino de Dios (Colosenses 1:13; Apocalipsis 1:9).
Los cristianos ya están en el reino. En un sentido, el reino aún está por venir por en otro sentido ya ha llegado. Ya somos ciudadanos del reino de Dios. Entonces, pues, posponer toda la idea del reino al futuro es contradecir la enseñanza bíblica.
4. Los judíos reciben una gran posición preeminente
Reintroduce la distinción entre judíos y gentiles que ha sido abolida. No había nada en lo que se gloriase tanto el apóstol Pablo en particular como en que “no hay griego ni judío” (Colosenses 3:11).
“Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación” (Efesios 2:14).
El reino está abierto ahora tanto a judíos como a gentiles. Toda la gloria del evangelio, escribió Pablo, nuevamente a los efesios, es que los gentiles son “coherederos” (Efesios 3:6) y “conciudadanos de los santos” (2:19) en este glorioso reino de Dios.
Pero aquí tenemos una enseñanza que vuelve a introducir una distinción vital entre judíos y gentiles que, según se dice, durará por toda la eternidad.
Debo reconocer que me parece imposible creer en una separación permanente entre los judíos y los gentiles. Me bastaría Romanos 11 de por sí para aplastar semejante idea. Hay un solo olivo, dice Pablo.
Los judíos eran ramas naturales, pero fueron cortadas y se injertaron otras. “El reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que produzca los frutos de él” (Mateo 21:43). Pero los gentiles fueron injertados en el olivo, y los judíos son reinjertados cuando se convierten en cristianos.
No hay una distinción permanente entre los judíos y los gentiles, eso acabó de una vez por todas. La enseñanza del Nuevo Testamento es que todas las naciones y tribus estarán en el reino de Dios. Aun el libro de Apocalipsis lo enseña y, ciertamente, no hay ningún rastro de diferencias entre los judíos y los gentiles, aun en el propio capítulo 20. La enseñanza acerca de los judíos y los gentiles ha sido introducida en el capítulo y está fuera de lugar en ese sitio.
5.- Enseña varias venidas del Señor
Según esta idea habrá al menos dos venidas; tres si se cree en el rapto pretribulacional. Pero ciertamente el Nuevo Testamento enseña que solo habrá una venida de nuestro Señor, la asociada con la resurrección general de los muertos y el juicio final. ¿Dónde están las evidencias de que vaya a haber más de una venida?
6. Enseña varias resurrecciones
El premilenialismo también enseña que habrá al menos dos resurrecciones, si no tres. Si sostenemos la idea del rapto pretribulacional, hay tres resurrecciones. Pero si no somos de esa opinión, y somos premilenialistas clásicos, entonces hay dos, con un intervalo de al menos mil años entre la resurrección de los justos y la de los impíos.
Su doctrina es que los creyentes serán resucitados al comienzo del reinado de los mil años pero los incrédulos no serán resucitados hasta el final de ese período. Aquí hay otra cosa que es importante que consideremos, puesto que creo que esta enseñanza es una contradicción directa de la enseñanza de nuestro Señor y Salvador mismo.
Juan 5:28-29 dice, “”Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.
¿Dónde está el intervalo de mil años? Ciertamente las palabras de nuestro Señor afirman claramente que habrá una resurrección general para todos: buenos y malos al mismo tiempo.
Si pasamos a Juan 6, encontramos que nuestro Señor mismo enseña que los buenos y los malos serán resucitados en el último día, no al principio del milenio, sino al final. Encontramos esto en el v. 39, “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”.
No hay nada tras el último día: es el día final y en el día final, no antes, el Señor resucitará a los que le ha dado el Padre, los buenos, los creyentes, los cristianos. Luego lo repite en los vv. 40, 44 y 54.
Encontramos exactamente la misma enseñanza en Juan 11:24. Marta le dice, “Yo sé que resucitará [Lázaro] en la resurrección, en el día postrero”. Esa era la enseñanza vigente, y nuestro Señor la adoptó y utilizó. Decir, pues, que hay dos resurrecciones con un intervalo de mil años entre ellas es contradecir lo que nuestro Señor enseña claramente, y lo que se enseña en el Nuevo Testamento con respecto a la resurrección, al último día y el juicio final.
7. Cristianos glorificados y no glorificados juntos
Si el premilenialismo es correcto entonces nos confronta lo siguiente: en la tierra habrá simultáneamente santos glorificados –personas que han muerto y cuyos cuerpos han sido cambiados de manera “semejante al cuerpo de la gloria suya” (Filipenses 3:21)- y al mismo tiempo otros cristianos que no han muerto aún y siguen estando en la carne. Ambos grupos estarán viviendo juntos.
Pero esto parece inconcebible. Ciertamente, no solo eso, sino que el propio Señor en toda su gloria estará viviendo en la tierra con los hombres y las mujeres. Sin embargo, cuando Saulo de Tarso lo vislumbró, cayó a tierra. Sin duda, esta es una dificultad muy importante.
8. Pecadores en el milenio
Otra incongruencia es que, durante este supuesto período glorioso, habrá sin lugar a dudas personas en la tierra que sigan siendo pecadoras. Lo decimos por este motivo: si no quedan pecadores, ¿Cómo pueden llegar a ocurrir las cosas que se describen en Apocalipsis 20:7-9?
¿Se nos está pidiendo que creamos que, de un solo golpe, Satanás puede convertir repentinamente a esta multitud, numerosa como la arena del mar, en enemigos de Cristo? No, sin duda se nos está indicando que fueron enemigos todo el tiempo y que sus pecados simplemente se mantuvieron bajo control. Este período, pues, no es tan glorioso como algunos querrían hacernos creer.
9. Los aliados de Satanás a finales del milenio
¿Es concebible que después de que nuestro bendito Señor y Salvador haya estado viviendo y reinando en este mundo, Satanás pueda crear súbitamente todas estas hordas, estas multitudes de personas de todo el mundo, tan numerosas como la arena del mar, para combatir a Cristo y oponerse violenta y amargamente a Él?
Ciertamente es forzar la imaginación, no digamos ya el pensamiento, pedirnos que creamos que tal cosa sea posible. Sin embargo, es una parte esencial del premilenialismo.
10. En Caso de 2 Pedro 3
En 2 Pedro 3 no hay ni una sola palabra acerca del milenio. No hay ni rastro de una indicación acerca de un período durante el cual el pecado será mantenido bajo control en absoluto. Lo único que sabe Pedro es que el día del Señor introducirá una gran conflagración que significará la destrucción del mundo tal como lo conocemos. El pecado y el mal serán borrados de él (2 Pedro 3:7).
Todo sucede al mismo tiempo, eso es lo único que sabe Pedro. Y luego está la llegada de los “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (v. 13). Pedro no hace ninguna referencia a un reinado milenial, y señala que Pablo tampoco dice nada. En los vv. 15-16 Pedro hace referencia a los escritos de su “amado hermano Pablo” quien, dice Pedro, habla en todas sus epístolas “de estas cosas”, pero no hay ni el más mínimo atisbo de algún tipo de enseñanza premilenialista.
Pedro dice que, “el día del Señor vendrá como ladrón en la noche” (2 Pedro 3:10). Nuestro mundo será consumido por fuego, dice Pedro. Significará el fin del mundo tal como lo conocemos, y entonces habrá un nuevo cielo y una nueva tierra.
Pero, ¿Cómo puede llegar todo eso como “ladrón en la noche” si ha estado precedido por mil años de presencia de Cristo en su cuerpo glorificado aquí en la tierra? Todos lo estaremos esperando. Habremos pasado por un milenio y luego por el corto tiempo que Satanás sea librado, y sabremos que el día del Señor está al llegar. Esta enseñanza premilenialista contradice directamente la enseñanza de este importante capítulo.
No solo eso, en 2 Pedro 3 el apóstol nos dice de manera bastante clara lo que hemos de esperar. Nos exhorta a desear la “venida del día de Dios” (v. 12) que también será “el día del juicio y de la perdición de hombres impíos” (v. 7) y el día de la gran conflagración cuando “los elementos ardiendo serán deshechos” (v. 10), y el mundo tal como lo conocemos será destruido.
Ciertamente, pues, este capítulo debiera de ser suficiente de por sí para llevarnos a cuestionar seriamente la interpretación premilenialista de Apocalipsis 20.
11. Apocalipsis 20
La escena que describe Juan no se produce en la tierra sino en el cielo (v. 1). Y en el v. 4 Juan dice, “Y vi tronos”. Ahora bien, al repasar el Apocalipsis, encontramos una serie de referencias a tronos y, sin una sola excepción, los tronos están en el cielo, no en la tierra.
Eso, pues, debería llevarnos a reflexionar, pero además de eso, como ya hemos señalado, en este capítulo no hay una sola referencia a la tierra, y menos aún una referencia a Palestina. Jerusalén no se menciona en absoluto. Los judíos simplemente no aparecen aquí en ningún sentido, y sin embargo, la interpretación premilenialista pone la tierra, Palestina, Jerusalén reconstruida, el templo y los judíos en una posición preeminente.
Aquellos que sostienen la idea premilenialista admiten la ausencia de referencias a un reinado terrenal de los judíos. Dicen que en el Antiguo Testamento hay profecías acerca del tiempo glorioso que se avecina, y que debe de estar aquí; de modo que aquí lo ponen.
Pero la pregunta es: ¿lo pone Juan aquí? ¿Hay algún tipo de indicio que señale que debe ir aquí? Señalaría que no existe nada en todo el Apocalipsis que indique la tierra o Palestina o a los judíos: la escena está en el cielo.
12. Simbolismo
Dice Apocalipsis 20:1-2, “Vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años”.
Ahora bien, aun aquellos que sostienen la idea premilenialista están dispuestos a aceptar que las referencias a la cadena son obviamente simbólicas porque, después de todo, Satanás es un espíritu. Pero a partir de ahí, rechazan la utilización de simbolismo. ¡Pero sin duda eso es incoherente!
Sin lugar a dudas, todo lo que estamos tratando aquí es simbólico. No es forma de hacer interpretación verdadera el tomar los elementos que convengan a una teoría. Si este capítulo comienza de manera simbólica, ¿por qué no puede seguir del mismo modo?
Presentaría la siguiente conclusión: los números de este libro son obviamente simbólicos. El número 1000 indica un período de plenitud, un período completo. Indica un largo período, sí, pero por encima de todo un período completo: diez al cubo (10 x 10 x 10).
En el Apocalipsis, la palabra “mil” se utiliza de muchas formas. Considerémoslas por nosotros mismos y veremos que en el resto de los lugares siempre se utiliza simbólicamente. ¿Por qué habría de volverse literal aquí?
13. Juan vio almas
El v. 4 se lee, “Y vi tronos y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar” –advirtamos luego esto- “y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús”.
Juan dice deliberadamente que vio las almas de aquellos que fueron decapitados por dar testimonio de Jesús, lo que sin duda indica que las personas se encontraban en un estado extracorpóreo.
No dice que vio a aquellos que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús resucitados y en sus cuerpos glorificados. Si se refería a eso, ¿por qué no lo dijo? Dice que vio sus almas.
Esto indica nuevamente que la escena produce en el cielo donde Juan ve las almas de aquellos que están en Cristo, aquellos que han sido fieles y han sufrido por causa del testimonio de Jesús.
14. El milenio precede al juicio final
Este período de mil años obviamente precede al juicio final. En este capítulo (Apocalipsis 20) no llegamos al juicio final hasta los vv. 11 y 12. Luego Juan pasa a decir, “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras” (v. 13).
En Apocalipsis 20 el juico final se produce después de estos mil años. Mete, pues, a los defensores del premilenialismo en serias, por no decir imposibles, dificultades, ya que tienen que invertir el orden de los acontecimientos.
Sin embargo, Apocalipsis 20 no solo está en línea con 2 Pedro 3, está igualmente en línea con la gran enseñanza de Romanos 8 acerca de la creación que ha sido “sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza” –adviértase- “porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto, hasta ahora” (Romanos 8:20-22).
En Romanos 8 Pablo está consolando a las personas que están atravesando tiempos difíciles y el consuelo que les ofrece no es que habrá un glorioso período de mil años de reinado con Cristo en la tierra. No. Escribe, “Toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto, hasta ahora; y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando” -¿El qué? ¿El reino milenial? ¡No!- “la adopción, la redención de nuestro cuerpo” (vv. 22-23).
Nuestra esperanza descansa en esta victoria definitiva cuando toda la creación haya sido liberada del mal y el pecado por medio de esta conflagración que se avecina, y el nuevo cielo y la nueva tierra hayan sido introducidos. Y nuevamente, en Hechos 3:19-21, encontramos una referencia al período cuando Pedro, predicando tras la curación del cojo, habla acerca de la regeneración que se aproxima, “tiempos de refrigerio” (v. 19) y “tiempos de restauración” (v. 21).
15. La presencia del pecado en el milenio
Cuando llegamos al encadenamiento de Satanás durante mil años, el premilenialismo fuerza excesivamente su interpretación de los vv. 2-3.
Si eso significa que no habrá ningún pecado ni maldad en el mundo durante ese gran período, entonces, es muy difícil explicar cómo Satanás puede con tanta facilidad, al final de los mil años, persuadir a tantas personas para que le obedezcan; tantas personas, ciertamente, que la iglesia de Cristo se verá casi superada, y a fin de salvar a Cristo y su pueblo es necesario que Dios envíe fuego del cielo (v. 9).
Conclusión
Estas son, pues, a mi parecer, las objeciones a la interpretación premilenialista de Apocalipsis 20.
- Martyn Lloyd-Jones (amilenial)