Entre
los versículos que han sido peor interpretados dentro de ciertos círculos
cristianos, 2 Corintios 3:6 ocupa un lugar destacado:
"El cual asimismo nos hizo
ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, mas el espíritu vivifica." (2 Corintios 3:6)
Algunos
predicadores han usado este versículo para argumentar que el estudio teológico
es innecesario, que la doctrina divide y que la preparación académica puede
apagar la guía del Espíritu Santo. A partir de esta interpretación errada, se
desestima el valor de la exégesis bíblica y se prioriza la "revelación
directa" sobre el estudio diligente de las Escrituras.
Este
versículo ha sido sacado de su contexto para justificar la ignorancia teológica
y promover una visión subjetiva de la fe. Sin embargo, una lectura cuidadosa
del pasaje revela que Pablo no está menospreciando el estudio bíblico, sino
estableciendo un contraste entre el antiguo pacto basado en la Ley y el nuevo
pacto basado en la gracia.
¿Por
qué es un texto fuera de contexto?
Para
comprender el significado correcto de "la letra mata, pero el Espíritu
vivifica", es necesario analizar el contexto inmediato de 2 Corintios 3.
En los versículos previos (vv. 2-3), Pablo usa la imagen de una "carta de
Cristo", escrita no con tinta sino con el Espíritu de Dios.
Posteriormente, en los versículos 7-9, Pablo contrasta el ministerio del
antiguo pacto con el ministerio del nuevo pacto:
·
La
"letra" se refiere a la Ley mosaica escrita en tablas de piedra, la
cual revelaba el pecado pero no podía salvar al pecador.
·
El
"Espíritu" se refiere al ministerio de la gracia bajo el nuevo pacto,
por medio del cual los creyentes reciben vida en Cristo.
·
"La
letra mata" significa que la Ley, al exponer la pecaminosidad del hombre,
condenaba a muerte al infractor.
·
"El
Espíritu vivifica" enfatiza que la salvación es por gracia mediante la fe
en Cristo, quien nos da vida por medio del Evangelio.
Pablo
no está diciendo que el estudio de la Biblia sea perjudicial o que el
conocimiento teológico sea peligroso. Más bien, está explicando que la Ley, en
sí misma, no podía producir vida, sino que conducía a la muerte al evidenciar
la incapacidad del ser humano para cumplirla.
Reflexión
Teológica
La
interpretación errada de este pasaje ha llevado a un desprecio por el estudio
serio de la Escritura y ha abierto la puerta a doctrinas erróneas basadas en
emociones, "revelaciones" sin fundamento y un anti-intelectualismo
que empobrece la predicación.
La
Biblia nos exhorta constantemente a estudiar y profundizar en el conocimiento
de Dios:
"Lámpara es a mis pies tu
palabra, y lumbrera a mi camino."
(Salmo 119:105)
"Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que
usa bien la palabra de verdad."
(2 Timoteo 2:15)
"El corazón del prudente adquiere
sabiduría; y el oído de los sabios busca la ciencia." (Proverbios 18:15)
Estudiar
las Escrituras no es un obstáculo para la vida espiritual, sino una necesidad
imperante. Como bien dice el pastor Sugel Michelén: "Los predicadores
que realmente dependen del Espíritu saben que deben trabajar con ahínco para
entender las Escrituras porque el Espíritu no bendice la
irresponsabilidad."[1]
Aplicación
Práctica
Si
queremos ser fieles a la Palabra de Dios, debemos:
Estudiar
la Biblia en su contexto
(Hechos 17:11), sin interpretar los versículos de forma aislada o con
base en ideas preconcebidas.
Rechazar
el anti-intelectualismo
y entender que el conocimiento bíblico no es un obstáculo para la fe, sino un
medio para fortalecerla (Oseas 4:6).
Pedir
al Espíritu Santo que nos guíe
en la comprensión de la Escritura, recordando que él no contradice lo que ya ha
sido revelado (Juan 16:13).
Evitar
doctrinas sin base bíblica
y rechazar la idea de que "la letra mata" se refiere al estudio de la
Biblia (1 Timoteo 4:16).
Conclusión
El
uso de 2 Corintios 3:6 para argumentar que el estudio bíblico es innecesario es
un claro ejemplo de un texto fuera de contexto. En realidad, Pablo está
contrastando el antiguo pacto basado en la Ley, que llevaba a condenación, con
el nuevo pacto basado en la gracia, que da vida.
Lejos
de menospreciar el estudio de la Palabra, la Biblia nos exhorta a conocerla y
profundizar en ella. Un cristianismo sin raíces en la Escritura es un
cristianismo débil y vulnerable a doctrinas erróneas. Como creyentes, debemos
abrazar tanto la guía del Espíritu como la responsabilidad de estudiar con
diligencia la revelación escrita de Dios.
¡La
letra mata, pero mata la ignorancia!
[1] MICHELEN, S. 2016, Delante de Dios y de Parte de Dios, B&H Publishing Group - Nashville TN, Pág.150
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