Hay predicadores flojos, y entre
los versículos que peor han interpretado no hay otro como 2 Corintios 3.6:
“pues él nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica.” (RVC)
Los obreros perezosos dicen que no
es necesario estudiar teología, cuestionan diciendo “para qué tantos libros
escritos por hombres”. Supuestamente se apoyan en Pablo quien dijo que “la
letra mata”. Afirman que estudiar mucho no es espiritual, creen firmemente que lo
más seguro es la guía del Espíritu Santo.
Este es uno de esos textos usados
asiduamente por pastores y líderes religiosos con poca o nada de formación
teológica. Algunos de ellos no han tenido oportunidad de ir a un seminario
teológico y otros simplemente no lo desean. Es usado para minimizar a los que
sí saben de teología y a los que sí escudriñan las Escrituras con diligencia.
Es usado para restar importancia a las Escrituras y por el contrario dan lugar
a revelaciones “espurias”, adjudicándolas al Espíritu Santo.
En el contexto de 2 Corintios 3.6
encontramos que Pablo se refiere a los hermanos de Corinto como una “carta de
Cristo expedida por nosotros (por Pablo y sus colaboradores), escrita no con
tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en
tablas de carne del corazón". Y está haciendo comparación entre lo que
Dios le dio al pueblo de Israel en el Sinaí, que son las tablas de la Ley y
ellos: los corintios; que vienen a ser la Carta de Presentación del Apostolado
de Pablo.
Los creyentes vienen a ser una
“carta de Cristo” en quienes no se ha escrito con tinta, sino que se ha escrito
en los corazones de los creyentes. La Ley traía consigo la muerte por el
pecado, porque quien trasgredía la Ley se hacía merecedor de la muerte. En
cambio el Nuevo Pacto, que fue escrito en los corazones de los creyentes, está
basado en la gracia, que trae vida y no muerte. Pablo es constituido en un
ministro de ese Nuevo Pacto que trae vida. De donde deducimos claramente que el
antiguo Pacto traía la consigo la muerte, porque Pablo le llama “el ministerio
de muerte grabado con letras en piedras” (v.7) en tanto que el Nuevo pacto
traería vida, por ello Pablo les hace reflexionar en lo siguiente: “¿cómo no
será más bien con gloria el ministerio del Espíritu?” (v. 8).
“La letra mata” se refiere a la
época de la Ley, a vivir por la Ley, en contraste con el “Espíritu que
vivifica” que se refiere a ese Nuevo Pacto en el que la salvación es solamente
por gracia.
“La letra mata” se refiere al
“ministerio de condenación”, en contraste con el “Espíritu que vivifica” que se
refiere al “ministerio de justificación”.
“La letra mata” se refiere a “lo
que perece”, en contraste con el “Espíritu que vivifica” que se refiere “lo que
permanece”.
En el Contexto de 2 Corintios
3:6, Pablo no está diciendo, de ninguna manera, que dedicarse a estudiar las
Escrituras, y ser entendido y conocedor de ella trae consigo la muerte, no lo
dice ni en sentido figurado. Por ello tal afirmación es una completa mentira.
Así mismo, Pablo tampoco está sustituyendo el estudio de las Escrituras, que es
responsabilidad de todo ministro de Dios, por una sola y supuesta guía del
Espíritu. Es labor del Espíritu Santo guiarnos a toda verdad bíblica, pero
siempre y cuando la tengamos atesorada en nuestros corazones. Sugel Michelen dice:
“Los predicadores que realmente dependen del Espíritu saben que deben trabajar con ahínco para entender las Escrituras porque el Espíritu no bendice la irresponsabilidad. Es el predicador el que debe procurar con diligencia presentarse “a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” Si bien es cierto que Dios no necesita nuestra sabiduría, como bien nos recuerda el gran predicador del siglo XIX, Henry C. Fish, “mucho menos necesitará nuestra estupidez.” 1
Concluimos que quienes usan la
frase "la letra mata" para apagar la pasión por escudriñar las
Escrituras la tuercen sacando de contexto el versículo de 2 Corintios 3.6, son
obreros perezosos, reprobados, que lamentablemente ofrecen muy poco o nada a
sus púlpitos.
¡La letra mata, pero mata la
ignorancia!
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Notas Bibliográficas
1. MICHELEN, S. 2016, Delante de Dios y de Parte de Dios,
B&H Publishing Group - Nashville TN, Pág.150
HENRY C. FISH (1820-1877) fue un
predicador bautista en Nueva York y un prolífico escritor de mediados de 1800. Su
manuscrito inédito fue traducido por Salvador Gomez bajo el título de “Poder
del Púlpito”. Fish es autor de varias
obras valiosas, incluyendo un Manual de
Avivamientos. “Poder del Púlpito” es una reimpresión de un artículo que se
publicó en la revista British and
Foreign Evangelical Review (1862).
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