Cada 30 de agosto se recuerda que en el año 70’ A.D Jerusalén fue destruida junto con el templo judío que fue
incendiado en una campaña militar dirigida por el general romano Tito.
Sorprendentemente el historiador judío Flavio Josefo hace referencia que “el mismo día en que el templo anterior había sido destruido por el rey de Babilonia”(1) , el segundo templo también sucumbió en manos de gentiles y paganos.
Sorprendentemente el historiador judío Flavio Josefo hace referencia que “el mismo día en que el templo anterior había sido destruido por el rey de Babilonia”(1) , el segundo templo también sucumbió en manos de gentiles y paganos.
De esta manera se dio
cumplimiento a los juicios determinados por Jesús cuando sus discípulos le
mostraron el orgullo israelita y “le hablaban acerca del templo, cómo estaba
adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas”, Jesús les recalcó:
“…De estas cosas que contempláis, vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida.”(2)
Este juicio estaba anunciado
contra la “esposa infiel”, contra los “labradores malvados”. Contra esa Jerusalén
que Jesús mismo dijo: “¡Jerusalem, Jerusalem, que matas a los profetas, y
apedreas a los que te han sido enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus
hijos, como la gallina junta sus polluelos bajo las alas, y no quisisteis! He
aquí vuestra casa os es dejada desolada.”(3)
Fue un horrendo día anunciado en
que tanto judíos como gentiles, creyentes y no creyentes serían testigos de la señal, que “…cuando
veáis a Jerusalem rodeada de ejércitos…” entonces ese día es el cumplimiento del
juicio divino:
“Y cuando veáis a Jerusalem rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción está cerca. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes, y los que estén en medio de ella, salgan de la región, y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que han sido escritas.”(4)
Cada 30 de agosto se recuerda un día calamitoso
del cual el mismo general Tito se negó a aceptar una corona de larueles (condecoración militar romana) alegando que "no hay mérito en vencer a
unas gentes abandonadas por su propio Dios"(5).
En dicha fecha el Apocalipsis hizo eco de una de sus profecías ya cumplidas:
“Y me fue dada una caña semejante a una vara, diciendo: Levántate y mide el santuario de Dios, el altar, y a los que adoran en él; pero el atrio del santuario déjalo fuera y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles, y ellos hollarán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.”(6)
En ese día recordamos los “días de
venganza” que Dios mismo se tomó contra un pueblo que le fue infiel, contra ese pueblo que quebrantó su Pacto. Así como
corroboramos que Jesús es realmente Dios y que sus profecías se cumplieron
tal como las anunció.
Es un día de lamento para quienes rechazaron a su Mesías anunciado y prometido.
Es un día de lamento para quienes rechazaron a su Mesías anunciado y prometido.
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Notas Bibliográficas:
- Paul L. Maier,1988, “Josefo: Los Escritos Esenciales”, Edit Portavoz: Grand Rapids, MI. Pág. 346: “Tito se retiró entonces a la torre Antonia, con la intención de atacar durante la siguiente madrugada con toda su fuerza, y abrumar a los defensores del templo. Pero aquel día –el décimo de Lous (30 de agosto)- el edificio estaba sentenciado; era el mismo día en que el templo anterior había sido destruido por el rey de Babilonia.”
- Lucas 21.5-6 BTX
- Mateo 23.37-38 BTX
- Lucas 21.20-22 BTX
- “Vida de Apolonio de Tiana” 6.29
- Apocalipsis 11.1-2 BTX
- También puedes leer algo de esto en https://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Jerusal%C3%A9n_(70)