Algunos señalan que la tribulación a la que Jesús se refiere NO pudo haber sido local ni todo lo relacionado a los acontecimientos del primer siglo en la destrucción de Jerusalen y su templo.
Los futuristas señalan que Jesús habló de una tribulación [(sin precedentes y sin comparación)]. Que no pudo haber sido la del primer siglo puesto que aquello facilmente es superado por el holocausto y otros eventos mundiales posterior al primer siglo.
El señalamiento y controversia viene a causa de la expresión de Jesús:
(“cual no la ha habido ni la habrá".)
La mayoría de los exégetas estan de acuerdo en que la biblia debe ser interpretada con la biblia misma como base de interpretación.
Veamos cual es el lenguaje BÍBLICO detrás de la expresión: (**No la ha habido ni la habrá**)
En Ezequiel 5:9, Dios mediante el profeta dice al profetizar la caída de Jerusalén en el 586 a.C.
“Y haré en ti: lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante a causa de todas tus abominaciones.”
Sin embargo en el 167 a.C. Jerusalén sufrió de una manera muy grande y semejante a mano de los griegos y nuevamente en el 70 d.C. pasaría algo similar e incluso mayor, ejecutado por los romanos.
Vemos que la expresión "ni jamás haré cosa semejante" señala un evento mayor e importante; ÚNICO en su clase, pero no necesariamente final o irrepetible de algún modo.
En Joel 2:2, para referirse al mismo acontecimiento que Jeremías y Ezequiel, usa un lenguaje también similar:
“Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones.”
Sin embargo sucede lo mismo, siendo que hubo pueblos posteriores a los caldeos que eran más fuertes, así como los romanos.
La expresión "no lo hubo jamás, ni lo habrá”.. juega la misma función que en Ezequiel. Señala un evento particular y único en su clase pero NO pretende indicar que no pueda repetirse algo semejante o mayor de alguna manera y forma.
En Jeremías 4:23, y en Isiaías 34:11 se usa la misma expresión hebrea “tohu vabohu” (niveles de asolamiento en la Reina Valera 1960) para referirse al juicio de aquella profecía, acompañándose además de un castigo (((‘perpetuo’,))) de generación en generación.
Sin embargo, acá se profetizaba simplemente la destrucción de Edom (Is. 34:5) y la profecía no se refería al fin de todo lo creado.
Fuera de la profecía apocalíptica, existen varios otros ejemplos de uso de expresiones absolutistas e hiperbólicas para referirse a situaciones de menor escala, como en;
Exódo 11:6 se dice que: “habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto; “cual nunca hubo, ni jamás habrá”, donde en lenguaje hiperbólico se refiere a la plaga de la matanza de los primogénitos. Esta fue ciertamente una tremenda desgracia para los egipcios, pero se debe reconocer que no se refiere a una expresión literal.
En Sofonías 2:9 hay referencias a Sodoma como si hubiera sido asolada de forma (perpetua y continuamente), sin embargo, se trata de una expresión proverbial poética para expresar el gran y memorable castigo que recibió por su pecado.
Con estos ejemplos es claro que el lenguaje que usa Jesús, según los registros de Mateo y Marcos, es el mismo que usaron de los profetas veterotestamentarios: uso de lenguaje profético apocalíptico que no buscaba necesariamente comunicar que se hablaba de algo irrepetible, sino más bien de algo muy grande, en este caso sobre el juicio final que tuvo la ciudad santa del antiguo pacto.
La Gran Tribulación advertida por Jesús en Mateo 24 sucedió en el primer siglo.