jueves, 30 de noviembre de 2017

¿En qué creen los Pentecostales Unicitarios?


¿Qué creen los “Solo Jesús”?

El movimiento “Solo Jesús,” también conocido como Pentecostalismo Unicitario, o teología de la unicidad, enseña que solo hay un Dios, pero niega la trinidad de Dios. En otras palabras, la unicidad teológica no reconoce a las diferentes personas de la Trinidad; Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Tiene varias formas – algunos ven a Jesucristo con el único Dios, quien a veces se manifiesta a Sí Mismo como el Padre o el Espíritu Santo. La doctrina central del “pentecostalismo unicitario” o “solo Jesús”, es que Jesús es el Padre y Jesús es el Espíritu. Hay un Dios que se revela a Sí Mismo en diferentes “maneras.”

Esta enseñanza de “Solo Jesús”/ “Pentecostalismo Unicitario” ha estado vigente por siglos, de una u otra forma, como modalismo o sabelianismo. El modalismo enseña que Dios se ha revelado a Sí Mismo en tres modalidades o formas en diferentes momentos – a veces como el Padre, otras como el Hijo, y otras como el Espíritu Santo. Pero pasajes como Mateo 3:16-17, donde dos o las tres Personas de la Trinidad están presentes, contradice la visión modalista.

El modalismo fue condenado como herético ya en el siglo II d.C. La iglesia primitiva condenó fuertemente la opinión de que Dios es estrictamente una Persona singular que actuó en formas diferentes en diferentes momentos. Ellos afirmaban, que en base a la Escritura, la tri-unidad de Dios es evidente en que más de un Persona de la Divinidad es vista a menudo simultáneamente, y con frecuencia interactúan una con la otra (ejemplos: Génesis 1:26; 3:22; 11:7; Salmos 2:7; 104:30; 110:1; Mateo 28:19, Juan 14:16). La doctrina del Pentacostalismo Unicitario/Solo Jesús, es antibíblica.

El concepto de la trinidad de Dios, por otra parte, está presente a través de la Escritura. No es un concepto que sea fácilmente comprendido por la mente finita. Y debido a que el hombre quiere que todo tenga sentido en su teología, movimientos como Solo Jesús – por no mencionar a los Testigos de Jehová – regularmente se levantan para tratar de explicar la naturaleza de Dios.

Desde luego, esto sencillamente no puede lograrse sin violentar el texto bíblico. Los cristianos han llegado a aceptar que la naturaleza de Dios no está sujeta a limitaciones que nos gustaría imponerle. Simplemente le creemos cuando nos dice:
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8-9).

Si no podemos entender Sus pensamientos y caminos, aceptamos que tampoco podemos comprender Su naturaleza.

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domingo, 26 de noviembre de 2017

Relativismo Doctrinal y Liberalismo Teológico Van de la Mano





La ciudad está sucia y se juntan mormones, adventistas y evangélicos para limpiarla. Son individuos con buenos principios que desean hacer un bien a su ciudad como ejercicio civil. En verdad, esto debería ser más seguido. Pero, no sucede lo mismo en el ejercicio de la Fe.

               ¿Pueden un pentecostal unicitario adorar a Dios junto a un evangélico trinitario?

Respondiendo a la pregunta, un pentecostal unicitario (“Sólo Jesús”) sólo puede unirse a un evangélico (trinitario) para sostener un culto unido de adoración, si ambos desplazan como secundaria o inferior doctrinas elementales del Cristianismo como la Trinidad.

Esto no tiene precedente. Nunca en la historia se ha visto semejante sandez. Y hablando como cristiano, esta comunión de trinitarios con antitrinitarios sólo se da cuando los evangélicos desconocen (ignoran) las doctrinas elementales del Cristianismo como la Trinidad. Quizá se da porque estamos frente a una generación más analfabeta bíblicamente hablando.

La participación en un “culto unido” entre trinitarios y antitrinitarios vendría a ser una especie de convivencia cobeligerante en favor de Dios. ¿Quizá se busca demostrar que no importa tus doctrinas, al final de cuentas si “estamos unidos en amor” y si “sientes paz y gozo en tu corazón” ¿Acaso eso no nos llevará a la presencia de Dios?

Desde el punto de vista bíblico eso es una FALACIA. Las Escrituras nos enseñan que la única posibilidad del hombre para ser salvo es mediante Cristo, y que hay una sola manera de llegar a Dios en adoración y es a través de Jesucristo. Entonces, la falacia de “unidad en amor” yace en un pantano oscuro y sin salida.
-1 Timoteo 2:5 (RV60)
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.”
- Hebreos 13:15 (RV60)            
“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Él (de Jesucristo), sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.”
Mientras que el pentecostal unicitario cree que Jesús se manifestó como el Hijo a fin de morir en una cruz para ser “mediador” entre Él y los hombres (Sí, así como lees, porque no hay otra forma de explicar si lo lees con ojos modalistas que “Jesús el Hijo” es “mediador” entre “Jesús el Padre” y los hombres). El evangélico trinitario, aunque ignorante de su doctrina esencial, cree que su “mediador” entre “Dios Padre” y él es “Dios Hijo”: “Jesucristo hombre”.

Así mismo, cuando un pentecostal unicitario adora, él adora “Solo a Jesús”. Ya no hay más Padre, ni Hijo, sino “sólo Jesús”. Entonces, cuando lee Hebreos 13.15 tiene un serio problema.

El autor de los Hebreos nos dice que la Adoración a Dios Padre es a través de Jesucristo, ¿Quién es Jesucristo? ¿Acaso no es “Dios Hijo” según nuestra doctrina trinitaria? ¿No dice Pablo en 1Timoteo 2.5 que ese Jesucristo es ese “Dios hecho hombre”, porque dice: “Jesucristo hombre”?

El contexto de Hebreos nos lleva a concluir que la adoración a Dios Padre es a Través de Jesucristo, la segunda persona de la Santisima Trinidad.

12Por lo cual también JESÚS, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. 13Salgamos, pues, a ÉL (a Jesús), fuera del campamento, llevando su vituperio; 14porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir. 15Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de ÉL (de Jesús), sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. 16Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.” –Hebreos 13.12-16
Esta “adoración unida” no pasa de ser buena música y buenas intenciones, porque a la luz de la Biblia no sería otra cosa que “fuego extraño”.

Analfabetismo bíblico y tolerancia del error
El pastor Charles R. Swindoll (del ministerio “Visión Para Vivir” que para el mundo de habla hispana lo dirige el pastor Carlos A. Zazueta) nos cuenta que en una oportunidad decidió medir el nivel de conocimiento de la Biblia de un grupo de estudiantes, y se encontró con semejantes respuestas (1):
  •      Sodoma y Gomorra fueron amantes.
  •      Jezabel fue el asno de Acab.
  •      Que los cuatro jinetes aparecían en la Acrópolis,
  •     Que los evangelios del Nuevo Testamento fueron escritos por Mateo, Marcos, Lutero, y Juan.
  •      Que Eva fue creada de una manzana
  •      Que Jesús fue bautizado por Moisés.
  •      A la pregunta: ¿Qué era el Gólgota? La respuesta fue que el Gólgota fue el nombre del gigante que mató al apóstol David.
El pastor Swindoll concluye que “si no sabes nada de doctrina” y si eres un “analfabeto bíblico” es una elección personal—SU ELECCIÓN y de nadie más. No puedes culpar ni a tu pastor, ni a tu iglesia, si tienes una Biblia en la mano, debes ser responsable por asimilar todas y cada una de las palabras reveladas de manera especial para la Iglesia.

Conclusiones
Lamentablemente existe una “teología liberal” que produce “teólogos relativistas” que a su vez están contribuyendo con la inercia doctrinal de buena parte de la iglesia evangélica.

Desgraciadamente el número de evangélicos que ha relativizado las Sagradas Escrituras en detrimento de una teología extremadamente equivocada se multiplica en nuestras narices.

Sin lugar a dudas, los conceptos liberales han enfermado y sofocado el Cuerpo de Cristo, inyectando en el corazón de los cristianos, valores que se contraponen a las enseñanzas bíblicas.

En tiempos difíciles como el nuestro necesitamos regresar a la Palabra de Dios, haciendo de ella nuestra única regla de fe, práctica y comportamiento, porque sólo así conseguiremos corregir las distorsiones provocadas por el liberalismo teológico que tantos males tienen feo la iglesia de Cristo.

Es incoherente, es una falacia procurar que haya “adoración unida” entre creyentes trinitarios y antitrinitarios (unitarios o unicitarios). La Trinidad es una doctrina elemental innegociable, pasarse por encima de ella te califica para ser considerado un “apostata” o “hereje”.

¡Piensa cristiano!

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4 Razones Fundamentales por la que Algunas Iglesias Neo-Pentecostales NO PUEDEN LLAMARSE “Cristianas”




No todo el que dice “Señor, Señor”, o que usa el nombre de Cristo en sus reuniones, puede ser considerado “cristiano”. En verdad, pienso que buena parte de las iglesias esparcidas por todos lados, pecan gravemente contra las doctrinas fundamentales a la fe cristiana, es decir, pecan en cada una de las herejías difundidas, predicadas y enseñadas por sus pastores.

Por esto, pensando en ayudar a aquellos que tienen dudas sobre algunas iglesias neo-pentecostales, presento cuatro motivos fundamentales de porqué algunas de estas iglesias no pueden ser consideradas evangélicas, veamos:

1. Exclusivismo Salvífico. 
Aunque estas iglesias digan que "sólo Jesús salva", condicionan la salvación a sus prácticas y creencias, a través de la "posesión de elementos salvíficos".

2. Liderazgo espiritual, absoluto, incuestionable e indisoluble. 
En cualquier estructura de liderazgo evangélico, cualquier denominación, independiente si es reformada o no, las “distorsiones teológicas” siempre acompañan de la mano a apóstoles, pastores y líderes que han caído (en pecado). Lamentablemente en instituciones como algunas iglesias neopentecostales donde la palabra pronunciada o dictada por el líder primado es incuestionable, se comenten aberraciones teológicas.

3. Distorsiones básicas sobre la fe. 
Las doctrinas de algunas de las iglesias neopentecostales son sincréticas. Aunque afirmen su fe en la Palabra de Dios, su práctica doctrinal demuestra otra cosa, se suma al hecho de que relativizan la gracia de Dios, predicando conceptos paganos y absolutamente contrarios a las Sagradas Escrituras. 

En esta perspectiva, "comercializan" las bendiciones del Señor. Para empeorar la situación, su soteriología es pelagiana, su neumatología es manipuladora, y su fe es maniqueísta. Además, encontramos en ellas la práctica de la simonía, de la venta de indulgencias, y por su puesto de la distorsión teológica.

4. Niegan con sus prácticas y creencias la suficiencia de Cristo.
Además niegan con estas creencias y practicas la infalibilidad de las Escrituras, porque colocan en su soteriología elementos mágicos que corroboran la salvación del fiel, negando mediante sus experiencias la inerrancia y suficiencia de la Palabra de Dios. 

En las iglesias neopentecostales se sostiene una doctrina en la que un individuo puede ser regenerado pero al mismo tiempo estar "atado" a Satanás. Dicen que una evidencia de esto es la "sequedad" del creyente, algunos sufren "posesiones demoniacas", otros padecen "enfermedades" y mientras "no rompan esos pactos" no pueden ser liberados de estos males. Algunos pastores neopentecostales dirán que un creyente que no ha roto esos pactos "sí se salva" pero "vive toda una vida infeliz".

Por lo tanto, no tengo la menor duda en afirmar que iglesias con estas características no pueden ser consideradas como cristianas.

¡Piensa en esto cristiano!
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domingo, 19 de noviembre de 2017

Cosas que Hay que Creer para Apoyar el «Pastorado Femenino»




Para aceptar el «pastorado femenino» hay que creer algunas de las siguientes cosas:

  1. Que la mujer y el hombre no solo son iguales en dignidad (cosa que es completamente cierta a la luz de textos como Gn. 1.27 y Gál.3.28) sino también en funciones.
  2. Que estas funciones son iguales a pesar de que Dios ha ordenado a la mujer cosas que ordinariamente sólo la mujer puede cumplir y no el hombre: engendrar hijos y alimentarlos con su pecho (1 Ti. 2.15), así como ser físicamente más delicadas (1 P. 3.7) y poseer un sentido de la belleza personal más desarrollado (1 P. 3:3–6; 1 Ti. 2:9–10).
  3. Que estas funciones son iguales a pesar de que la Biblia no dice que los hombres deban ser «cuidadosos del hogar» y «sumisos a sus esposas», pero sí lo ordena explícitamente para la mujer (Tito 2:4–5; Ef.5:22–24; 1 P. 3.1).
  4. Que estas funciones son iguales incluyendo el ejercicio de la autoridad en el pastorado a pesar de que la Biblia no reconoce ningún pastorado de ninguna mujer sino que explícitamente lo prohíbe en 1 Ti. 2:11–15 y 1 Co.14:34–35.
  5. Que no es exegéticamente correcto sostener la prohibición del pastorado femenino en uno o dos textos de la Biblia, sin explicar cuántos versículos son necesarios ni de qué escuela de interpretación han obtenido semejante novedad, e ignorando que hay doctrinas cristianas para las cuales hay pocos versículos explícitos disponibles; por ejemplo, en el caso de la doctrina de la Trinidad no hay ninguno sino que resulta de un cúmulo de inferencias. Lo mismo en el caso del bautismo de infantes y la Teología del Pacto aceptada por las Confesiones de fe históricas presbiterianas y bautistas. Y para el caso del dispensacionalismo hay un solo texto que trata el asunto de un reinado milenario sobre el cual se ha construido tanta teología como es posible encontrar. En todos estos casos -y otros- la sana inferencia nos guía. Si así pasa en estos tópicos, cuanto más debería de guiarnos no una inferencia sino pasajes explícitos que prohíben el «pastorado femenino». Además, en toda la Biblia hay un patrón sumamente consistente de liderazgo masculino. Cuando la mujer aparece guiando es en casos excepcionales (Athalia, Débora…), y en ninguno de ellos se da de forma sacerdotal. Débora y Huldá profetizaron en privado y no en asambleas públicas como pretender hacerlo las «pastoras» de hoy.
  6. Que cuando Pablo apela a la creación en 1 Ti. 2:11–15 estaba corrigiendo un error gnóstico que colocaba a Eva como iluminadora de Adán, lo cual es una interpretación casi invisible e irrelevante en la Academia cristiana que aunque fuera cierta en nada afectaría la orden del apóstol de prohibir la pastoral de la mujer; explícitamente se lee allí que la mujer debe ocuparse de su familia y no de la enseñanza pastoral, e inmediatamente después se nos enseña que los pastores (del griego masculino presbiteros) deben cumplir ciertos requisitos, entre ellos, el ser «maridos de una sola mujer» (1 Ti. 3.2). Si Pablo hubiera querido incluir a la mujer en los requisitos del pastorado este hubiera sido el mejor lugar para hacerlo escribiendo: «esposas de un solo marido», y el peor lugar para indicar que la mujer no debe enseñar al hombre, como en efecto lo hizo. En el texto paralelo de Tito 1 el apóstol sigue el mismo patrón de pensamiento, sin incluir a las mujeres en el pastorado.
  7. Que en 1 Ti. 2: 11–15 la palabra traducida como «autoridad» del griego authenteo no significa todo tipo de autoridad sino una autoridad impuesta por la fuerza. De manera que Pablo quiso decir: «no permito que la mujer arrebate por la fuerza el pastorado, sino de forma santa y pacífica», lo cual es una exégesis muy arriesgada. Proceder así es hacer teología no de uno o dos versículos ni de la sana inferencia sino de un solo verbo griego que en todo el Nuevo Testamento sólo aparece aquí. Ni el contexto, ni la Academia cristiana, ni la historia de la Iglesia apoyan semejante conclusión. Ningún traductor o Comité responsable de traducción de las Escrituras tampoco a traducido ni aún parafraseado dicho versículo de esta manera. Los requisitos del pastorado ya mencionados (1 Ti. 2:16 y ss.,) también exterminan la posibilidad de una lectura semejante, como ya lo demostramos. Si la mujer podía ser pastora Pablo debió incluirla: «los obispos y obispas deben…» (o utilizar un verbo neutro), pero consistente como era no lo hizo.
  8. Que a pesar de todo lo anterior, al leer el pasaje de 1 Ti. 2:11–15 se puede reconciliar exitosamente la antítesis «no permito que la mujer enseñe al hombre..» y el ficticio «yo permito que la mujer sea pastora».
  9. Que ser «cabeza de la mujer» (Ef. 5:22–24) no significa ejercer autoridad sino ser origen o fuente, ignorando que, entre otras razones, según la Escritura la sumisión de la mujer al hombre debe ser la misma que la de la Iglesia a Cristo, y si fuera el caso de que se trata de algo en el que la autoridad está ausente la doctrina del señorío de Cristo se tornaría totalmente extraña a la enseñanza bíblica sobre el tema, misma que ha sostenido la Iglesia a lo largo de los siglos. Dios hizo primero a Adán. Es verdad que antes hizo a los animales pero estos no fueron hechos «a su imagen y semejanza»; además, Dios hizo a Eva para Adán, y no al revés (Gn. 2.18; cfr. 1 Co. 11.9), Adán nombra a Eva ejerciendo un derecho sobre su persona (Gn.2.23), Dios nombra a la raza humana «hombre» y no «mujer», y durante la tentación en el huerto Satanás va tras Eva para intentar revertir los papeles y que ella asumiera el liderazgo. La historia es más clara cuando Dios llama a Adán, no a Eva, para que le rindiera cuentas(Gn.2: 15–17, 3.9). El representante de la raza humana fue Adán y no Eva aunque ella pecó primero. Todo esto sirve para concluir que el liderazgo original, antes de la caída, era del hombre y no de la mujer, aún cuando son iguales en dignidad. Atreviéndome a especular por puro afán retórico, el esposo de una mujer «pastora» será llamado por Dios primero para rendir cuentas por la desobediencia de su esposa.
  10. Que Ef. 5.21 implica que la sujeción es mutua e indistinta entre hombre y mujer en el matrimonio, a pesar de que en los siguientes versículos no se manda que el esposo se someta a la esposa pues el contexto del pasaje citado se refiere en realidad a la sumisión de todos los cristianos a las autoridades de la Iglesia. En esta tesitura, los hijos deben sujetarse a los padres y los esclavos a los amos, y no los padres sujetarse a los hijos y los amos a los esclavos. Hay quienes han enseñado que la sumisión de la mujer sólo es para el matrimonio pero no aplica en el liderazgo eclesiástico. No existe evidencia alguna en la Biblia que sostenga este error exegético. En la Biblia los patrones de liderazgo de la familia reflejan los patrones en la vida de la Iglesia. Así se entiende que Pablo diga a Timoteo que el varón que no sabe gobernar bien su casa no podrá gobernar bien la Iglesia (1 Ti. 3.5). Por eso presumimos que los que así piensan han obtenido sus ideas de las vanas filosofías del mundo y sus huecas sutilezas (Col. 2.8) y no de la Palabra de Dios.
  11. Que 1 Co.14:34–35 no debe interpretarse como una prohibición al pastorado femenino sino como una prohibición a interrumpir la profecía o predicación. Si bien es cierto que las mujeres profetizaban en Corinto también lo es que la Biblia hace una distinción entre el ministerio de profetas y maestros (Ef.4. 11). En todo caso, profetizar -como Huldá- no es lo mismo que enseñar en el oficio pastoral. Este pasaje debe interpretarse a la luz de 1 Ti. 2.12 para concluir que la mujer no debe pastorear en las iglesias «porque no está bien visto» (1 Co.14.35, cfr., 1 Ti. 2:11–15 para las razones de la creación), pero sí puede evangelizar y enseñar aparte del pastorado y de las asambleas solemnes, especialmente a otras mujeres y niños (1 Ti.5.16; Tito 2:3–4), siempre que estén sometidas al gobierno de los ancianos, como el resto de los varones que no son oficiales.
  12. Que casos como el de Priscila comprueban que la mujer puede ser pastora, ignorando que Priscila era parte de la Iglesia de Éfeso a la cual Pablo le escribió enseñándole que la mujer debía estar en silencio y no enseñar a los hombres en las reuniones congregacionales (1 Ti. 2:11–15). Ni aún Priscila podía ser pastora a pesar de su preparación en las doctrinas cristianas. La falta de educación no es la razón por la cual no podía pastorear sino el orden de la creación como ya hemos mencionado. Creer que la educación es la que determina si pueden o no pastorear las mujeres es lo mismo que decir que el dinero que tenga un hombre es lo que determina si puede tener una o más mujeres por esposas.
  13. Que Jesús solo escogió a hombres para que fueran sus apóstoles porque la situación cultural lo obligó a ello, pero olvidan que nuestro Señor jamás comprometió una sola verdad en aras de ser culturalmente correcto: habló con una samaritana, limpió el templo, sanó en sábado, comió con pecadores, etcétera. Elegir mujeres no hubiera sido un problema para él, pero el orden de Dios Padre era el orden que seguiría Dios Hijo. Otros alegan que la mujer de entonces no estaba preparada pero además de que eso es mentira -pues las mujeres tenían acceso a las Escrituras- ninguno de los apóstoles fue gente preparada, con excepción de Pablo.
  14. Que durante alrededor de 1900 años la Iglesia del Nuevo Pacto — todo su magisterio- estuvo en un error al prohibir el pastorado de la mujer, y que por fin, a la par del movimiento de la liberación femenina a mediados del siglo pasado, Dios obró «iluminándola» para que la mujer pudiera acceder al liderazgo pastoral.
  15. Que todos los que se oponen al pastorado femenino no lo hacen sobre la base de una sana interpretación de la Biblia sino de un prejuicio contra la mujer. En este tenor, el que no acepta el planteamiento referido alberga un resentimiento, abierto o secreto, contra las hijas de Adán.
  16. Que no es feminismo el pelear por el pastorado de la mujer pero sí es machismo el combatirlo como ajeno a la revelación.
  17. Que lo que los hombres no hacen por negligencia lo tienen que hacer las mujeres, y Dios lo aprueba.
  18. Que la única manera de ser tenidos por hombres respetuosos y amantes de las mujeres es apoyar el «pastorado femenino».
  19. Que la preparación académica de la mujer la hace merecedora de ocupar el pastorado como una especie de premio a su esfuerzo personal de superación.
  20. Que la mujer no se realizará plenamente en la Iglesia hasta que acceda a los mismos oficios eclesiásticos que los hombres.
  21. Que la lucha secular por los derechos humanos de las mujeres está precedida por Dios, y lo que sus agencias dicen acerca de la mujer en la Iglesia es lo que él dispone en la actualidad, y no lo que ya está revelado.
  22. Que una cosa es el pastorado femenino y otra la aceptación de la práctica de la homosexualidad en la Iglesia, ignorando que ambas cosas son propias de la agenda LGTB, y que ambos siguen los mismos patrones de mala interpretación bíblica. Deben recordar que uno de los primeros planteamientos de los homosexuales que quieren vivir su homosexualidad en la Iglesia es que «no se puede sostener una doctrina en pocos versículos aislados» en referencia a los que en la Biblia condenan dicha práctica. La exégesis feminista y homosexual es la misma. Así que la lucha que libra la mujer que quiere ser pastora es de cierto modo un abono a favor de la lucha por la aprobación de la homosexualidad dentro del cristianismo. En esta cadena todos quieren hacer leña del árbol caído: aún las asociaciones de pedófilos en el mundo están ya exigiendo que los mismos derechos que se le están otorgando a los homosexuales se le deben dar a ellos, porque eso «es lo justo». Si la «pastora» pudo lograr una interpretación bíblica a su favor ¿Por qué no lo lograrían los homosexuales y pedófilos?
  23. Que si Dios llama a una mujer ningún ser humano debería impedirle ser «pastora», pero hay que recordar que cualquier llamado que afirmemos tener de parte de Dios debe sostenerse con las Santas Escrituras. Por ejemplo, yo puedo decir que Dios me llamó a robar un banco. Es fácil descartar este llamado como espurio pues Dios manda no robar. Así también si una mujer dice ser llamada al ministerio pastoral debería de cuestionar su anhelo porque Dios prohíbe en la Biblia a la mujer ejercer este ministerio.
Aunque a algunos les cueste trabajo creerlo, todo lo escribo en el temor de Dios y el amor de Cristo, por su Iglesia y mis hermanas en la fe.

Por: Juan Paulo Martinez
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Publicado inicialmente en: 



Maratón de Reflexiones sobre el “Pastorado Femenino”



Sin dudas que es un tema muy espinoso, pero es necesario que reflexionemos sobre este asunto.

A los que se tomen la molestia de leer estos artículos, mucho les agradeceré se sirvan enviarme sus comentarios y sustentos bíblicos refutando nuestra postura a los siguientes correos:



Les estaré muy agradecido si me recomiendan algún buen libro que explique y sustente con bases bíblicas e históricas de la continuidad del “pastorado femenino” o en todo caso, el “por qué debemos aceptarlo hoy”.

A continuación les dejo una lista de los artículos publicados sobre el tema:







¡Gracias por su atención!

“Acordaos de los que os dirigen, quienes os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe… Dejaos persuadir por quienes os dirigen y sed dóciles, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que hagan esto con gozo, y no quejándose; porque esto no sería provechoso para vosotros.”
– Hebreos 13.7,17 BTX-4°

 El autor de la Carta los Hebreos nos deja un gran mandamiento.


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¿Conferenciante de temas femeninos o "Pastora"?



Cada vez que afirmamos que el pastorado femenino es un ministerio no reconocido por la Biblia ni practicado por la Iglesia a través de la historia, y más bien es una práctica contemporánea, propia de iglesias y grupos que poco a poco se fueron desligando de las Iglesias post-Reforma; surgen una serie de cuestionamientos y somos objetados en algunos puntos que sería bueno mencionar:

  1. Se confunde el «oficio» de un «pastor ordenado» a dicho ministerio, con el de un predicador, o evangelista, o maestro de la Biblia. Por ejemplo, Elsie Anne McKee es autora de varios libros y profesora en Princeton Theological Seminary, pero eso no la convierte en "pastora"; mucho menos no fue ordenada para este oficio de "pastora". Algo a resaltar aquí es el hecho de que, en nuestros medio tenemos hermanas que visitan cárceles y hospitales, y "predican" el Evangelio allí, pero ese servicio tampoco las convierte en "pastoras", mucho menos les otorga "autoridad eclesiástica". También podemos citar a "evangelistas itinerantes"; hermanos sinceros y piadosos que ya sea en una plataforma, en un mercado o plaza, o en una calle con megáfono anuncian el Evangelio, eso no los convierte en pastores. El "oficio de pastor" tiene que ver con la administración y gobierno de la Iglesia. Luego, predicar es una tarea de todos.
  2. Se cree que quienes sostenemos que el "pastorado femenino" no es bíblico, estamos en contra de que las mujeres sirvan a Dios predicando y/o enseñando. Bien, creemos que desde la antigüedad las mujeres han ejercido un rol más que importante en la vida del pueblo de Israel y en la Iglesia. Por ejemplo, creo que entre los casos que más resaltan en el Nuevo Testamento tenemos a Priscila, quien según Lucas, junto a Aquila su esposo, "instruyeron" por el camino correcto a Apolos. Priscila, sí una mujer. Pero no hay registro alguno de que Priscila haya ejercido un ministerio pastoral con labores de oficiar la Santa Cena y administrar el bautismo; nunca fue ordenada para tal oficio. pero fue una sobresaliente líder en la iglesia primitiva.
  3. Se cree que toda esposa de un pastor recibe por vía marital el mismo oficio (porque dicen que son "una sola carne"), de allí que en muchos grupos evangélicos a la esposa del pastor se le llama "pastora"; PERO LA ESPOSA DEL PASTOR NO ES PASTORA, es la "hermana esposa del pastor". En todo caso, el llamado de la esposa del pastor es a asistir a su esposo en todo lo que la Biblia manda como "ayuda idónea" para que su esposo cumpla con fidelidad su ministerio.
  4. También se nos dice, de manera muy mal, que somos machistas, o que la cultura bíblica es machista y por lo tanto no respetamos que "ante Dios todos somos iguales". Y lo que es peor, que estamos en contra del desarrollo de la mujer académicamente, intelectualmente o ministerialmente (servicio). Para esto hay una respuesta sencilla: ¡No! ...Pues, hay ministerios de mujeres en la Biblia que demuestran que esto de ninguna manera es así. Líneas arriba mencioné a Elsie Anne McKee y a Priscila, tanto la una como la otra son mujeres que demostraron realización en sus ministerios, y sin obstáculo alguno... pero no son pastoras.

En la Iglesia del Señor hay mucho para hacer, toda la iglesia es llamada servir. Pero el oficio de "anciano", "obispo" o "pastor" está reservado para los varones.

¡Piensa cristiano!
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Errores y Confusiones del anti-bíblico "Pastorado Femenino"


A menudo, los creyentes que creen que el "pastorado femenino" es bíblico, confunden el oficio de "pastor", "presbitero", "anciano" y "obispo" que estuvo ordenado para varones (cabezas de hogar), y que en las cartas paulinas se mencionan "requisitos" para dicho nombramiento y ordenación; con algunas acciones sobresalientes y heroicas de mujeres tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

Por ejemplo, casi siempre que se debate sobre el asunto, traen como ejemplos a Débora, profetiza y jueza de Israel en la época de los "jueces"; época en la que el mismo autor del libro de los Jueces dice "En esos días, Israel no tenía rey; cada uno hacía lo que le parecía correcto según su propio criterio." (17.6 y 21.25 NTV).


También mencionan a Esther, la reina que sustituyó a Vasti. En el Nuevo Testamento mencionan a Priscila, Lidia, Febe, Dorkas, etc.

El asunto aquí es que si bien es cierto todas las mujeres mencionadas en las Escrituras que hicieron notables proezas, y que son dignas de mención e imitación como lo hace el autor de Hebreos: "Hubo mujeres que recibieron otra vez con vida a sus seres queridos que habían muerto." (11.35 NTV); no hay registro alguno de que hayan sido "ordenadas" como pastoras.

No vemos ejemplos en la Biblia ni en los registros históricos de la Iglesia, a mujeres que hayan sido ORDENADAS para el oficio pastoral, no vemos en el Antiguo Pacto mujeres sacerdotisas ofreciendo sacrificios, quemando incienso, manteniendo encendido el fuego del candelabro, derramando libaciones, circuncidando niños, administrando bautismos, ni enseñando la Ley de Moisés. Tampoco en el Nuevo Pacto vemos mujeres oficiando la Cena del Señor, Administrando el Bautismo, Encargadas del Ministerio de la Palabra, ni dirigiendo una iglesia local.

Entonces, vemos que el problema en muchos es que se desconoce la Neotestamentaria práctica de la "ordenación" de ancianos y obispos al ministerio. Hoy en día, cada quien se autodenomina "pastor" o "pastora", sin que una iglesia respalde su llamado y sin un presbiterio ordenándolo al santo ministerio. Y en las iglesias que se "ordenan pastoras" al ministerio respetamos su práctica pero lamentamos que lo haga pasándose por encima de las Sagradas Escrituras.

Si usted cree que todas las mujeres sobresalientes y heroínas de la Biblia merecen ser imitadas, hágalo. Pero no diga que usted se convertirá en "pastora" porque siente de parte de Dios que debe levantarse como una "Débora". Ni Débora, ni Esther, ni Priscila, ni Febe, ni ninguna otra mujer en la Biblia fueron "pastoras".

¡Pensemos en esto!

Cosas para IGNORAR a fin de Aceptar el "Pastorado Femenino"



Para aceptar el «pastorado femenino» hay que creer algunas de las siguientes cosas:

  1. Que la mujer y el hombre no solo son iguales en dignidad (cosa que es completamente cierta a la luz de textos como Gn. 1.27 y Gál.3.28) sino también en funciones.
  2. Que estas funciones son iguales a pesar de que Dios ha ordenado a la mujer cosas que ordinariamente sólo la mujer puede cumplir y no el hombre: engendrar hijos y alimentarlos con su pecho (1 Ti. 2.15), así como ser físicamente más delicadas (1 P. 3.7) y poseer un sentido de la belleza personal más desarrollado (1 P. 3:3–6; 1 Ti. 2:9–10).
  3. Que estas funciones son iguales a pesar de que la Biblia no dice que los hombres deban ser «cuidadosos del hogar» y «sumisos a sus esposas», pero sí lo ordena explícitamente para la mujer (Tito 2:4–5; Ef.5:22–24; 1 P. 3.1).
  4. Que estas funciones son iguales incluyendo el ejercicio de la autoridad en el pastorado a pesar de que la Biblia no reconoce ningún pastorado de ninguna mujer sino que explícitamente lo prohíbe en 1 Ti. 2:11–15 y 1 Co.14:34–35.
  5. Que no es exegéticamente correcto sostener la prohibición del pastorado femenino en uno o dos textos de la Biblia, sin explicar cuántos versículos son necesarios ni de qué escuela de interpretación han obtenido semejante novedad, e ignorando que hay doctrinas cristianas para las cuales hay pocos versículos explícitos disponibles; por ejemplo, en el caso de la doctrina de la Trinidad no hay ninguno sino que resulta de un cúmulo de inferencias. Lo mismo en el caso del bautismo de infantes y la Teología del Pacto aceptada por las Confesiones de fe históricas presbiterianas y bautistas. Y para el caso del dispensacionalismo hay un solo texto que trata el asunto de un reinado milenario sobre el cual se ha construido tanta teología como es posible encontrar. En todos estos casos -y otros- la sana inferencia nos guía. Si así pasa en estos tópicos, cuanto más debería de guiarnos no una inferencia sino pasajes explícitos que prohíben el «pastorado femenino». Además, en toda la Biblia hay un patrón sumamente consistente de liderazgo masculino. Cuando la mujer aparece guiando es en casos excepcionales (Athalia, Débora…), y en ninguno de ellos se da de forma sacerdotal. Débora y Huldá profetizaron en privado y no en asambleas públicas como pretender hacerlo las «pastoras» de hoy.
  6. Que cuando Pablo apela a la creación en 1 Ti. 2:11–15 estaba corrigiendo un error gnóstico que colocaba a Eva como iluminadora de Adán, lo cual es una interpretación casi invisible e irrelevante en la Academia cristiana que aunque fuera cierta en nada afectaría la orden del apóstol de prohibir la pastoral de la mujer; explícitamente se lee allí que la mujer debe ocuparse de su familia y no de la enseñanza pastoral, e inmediatamente después se nos enseña que los pastores (del griego masculino presbiteros) deben cumplir ciertos requisitos, entre ellos, el ser «maridos de una sola mujer» (1 Ti. 3.2). Si Pablo hubiera querido incluir a la mujer en los requisitos del pastorado este hubiera sido el mejor lugar para hacerlo escribiendo: «esposas de un solo marido», y el peor lugar para indicar que la mujer no debe enseñar al hombre, como en efecto lo hizo. En el texto paralelo de Tito 1 el apóstol sigue el mismo patrón de pensamiento, sin incluir a las mujeres en el pastorado.
  7. Que en 1 Ti. 2: 11–15 la palabra traducida como «autoridad» del griego authenteo no significa todo tipo de autoridad sino una autoridad impuesta por la fuerza. De manera que Pablo quiso decir: «no permito que la mujer arrebate por la fuerza el pastorado, sino de forma santa y pacífica», lo cual es una exégesis muy arriesgada. Proceder así es hacer teología no de uno o dos versículos ni de la sana inferencia sino de un solo verbo griego que en todo el Nuevo Testamento sólo aparece aquí. Ni el contexto, ni la Academia cristiana, ni la historia de la Iglesia apoyan semejante conclusión. Ningún traductor o Comité responsable de traducción de las Escrituras tampoco a traducido ni aún parafraseado dicho versículo de esta manera. Los requisitos del pastorado ya mencionados (1 Ti. 2:16 y ss.,) también exterminan la posibilidad de una lectura semejante, como ya lo demostramos. Si la mujer podía ser pastora Pablo debió incluirla: «los obispos y obispas deben…» (o utilizar un verbo neutro), pero consistente como era no lo hizo.
  8. Que a pesar de todo lo anterior, al leer el pasaje de 1 Ti. 2:11–15 se puede reconciliar exitosamente la antítesis «no permito que la mujer enseñe al hombre..» y el ficticio «yo permito que la mujer sea pastora».
  9. Que ser «cabeza de la mujer» (Ef. 5:22–24) no significa ejercer autoridad sino ser origen o fuente, ignorando que, entre otras razones, según la Escritura la sumisión de la mujer al hombre debe ser la misma que la de la Iglesia a Cristo, y si fuera el caso de que se trata de algo en el que la autoridad está ausente la doctrina del señorío de Cristo se tornaría totalmente extraña a la enseñanza bíblica sobre el tema, misma que ha sostenido la Iglesia a lo largo de los siglos. Dios hizo primero a Adán. Es verdad que antes hizo a los animales pero estos no fueron hechos «a su imagen y semejanza»; además, Dios hizo a Eva para Adán, y no al revés (Gn. 2.18; cfr. 1 Co. 11.9), Adán nombra a Eva ejerciendo un derecho sobre su persona (Gn.2.23), Dios nombra a la raza humana «hombre» y no «mujer», y durante la tentación en el huerto Satanás va tras Eva para intentar revertir los papeles y que ella asumiera el liderazgo. La historia es más clara cuando Dios llama a Adán, no a Eva, para que le rindiera cuentas(Gn.2: 15–17, 3.9). El representante de la raza humana fue Adán y no Eva aunque ella pecó primero. Todo esto sirve para concluir que el liderazgo original, antes de la caída, era del hombre y no de la mujer, aún cuando son iguales en dignidad. Atreviéndome a especular por puro afán retórico, el esposo de una mujer «pastora» será llamado por Dios primero para rendir cuentas por la desobediencia de su esposa.
  10. Que Ef. 5.21 implica que la sujeción es mutua e indistinta entre hombre y mujer en el matrimonio, a pesar de que en los siguientes versículos no se manda que el esposo se someta a la esposa pues el contexto del pasaje citado se refiere en realidad a la sumisión de todos los cristianos a las autoridades de la Iglesia. En esta tesitura, los hijos deben sujetarse a los padres y los esclavos a los amos, y no los padres sujetarse a los hijos y los amos a los esclavos. Hay quienes han enseñado que la sumisión de la mujer sólo es para el matrimonio pero no aplica en el liderazgo eclesiástico. No existe evidencia alguna en la Biblia que sostenga este error exegético. En la Biblia los patrones de liderazgo de la familia reflejan los patrones en la vida de la Iglesia. Así se entiende que Pablo diga a Timoteo que el varón que no sabe gobernar bien su casa no podrá gobernar bien la Iglesia (1 Ti. 3.5). Por eso presumimos que los que así piensan han obtenido sus ideas de las vanas filosofías del mundo y sus huecas sutilezas (Col. 2.8) y no de la Palabra de Dios.
  11. Que 1 Co.14:34–35 no debe interpretarse como una prohibición al pastorado femenino sino como una prohibición a interrumpir la profecía o predicación. Si bien es cierto que las mujeres profetizaban en Corinto también lo es que la Biblia hace una distinción entre el ministerio de profetas y maestros (Ef.4. 11). En todo caso, profetizar -como Huldá- no es lo mismo que enseñar en el oficio pastoral. Este pasaje debe interpretarse a la luz de 1 Ti. 2.12 para concluir que la mujer no debe pastorear en las iglesias «porque no está bien visto» (1 Co.14.35, cfr., 1 Ti. 2:11–15 para las razones de la creación), pero sí puede evangelizar y enseñar aparte del pastorado y de las asambleas solemnes, especialmente a otras mujeres y niños (1 Ti.5.16; Tito 2:3–4), siempre que estén sometidas al gobierno de los ancianos, como el resto de los varones que no son oficiales.
  12. Que casos como el de Priscila comprueban que la mujer puede ser pastora, ignorando que Priscila era parte de la Iglesia de Éfeso a la cual Pablo le escribió enseñándole que la mujer debía estar en silencio y no enseñar a los hombres en las reuniones congregacionales (1 Ti. 2:11–15). Ni aún Priscila podía ser pastora a pesar de su preparación en las doctrinas cristianas. La falta de educación no es la razón por la cual no podía pastorear sino el orden de la creación como ya hemos mencionado. Creer que la educación es la que determina si pueden o no pastorear las mujeres es lo mismo que decir que el dinero que tenga un hombre es lo que determina si puede tener una o más mujeres por esposas.
  13. Que Jesús solo escogió a hombres para que fueran sus apóstoles porque la situación cultural lo obligó a ello, pero olvidan que nuestro Señor jamás comprometió una sola verdad en aras de ser culturalmente correcto: habló con una samaritana, limpió el templo, sanó en sábado, comió con pecadores, etcétera. Elegir mujeres no hubiera sido un problema para él, pero el orden de Dios Padre era el orden que seguiría Dios Hijo. Otros alegan que la mujer de entonces no estaban preparada pero además de que eso es mentira -pues las mujeres tenían acceso a las Escrituras- ninguno de los apóstoles fue gente preparada, con excepción de Pablo.
  14. Que durante alrededor de 1900 años la Iglesia del Nuevo Pacto — todo su magisterio- estuvo en un error al prohibir el pastorado de la mujer, y que por fin, a la par del movimiento de la liberación femenina a mediados del siglo pasado, Dios obró «iluminándola» para que la mujer pudiera acceder al liderazgo pastoral.
  15. Que todos los que se oponen al pastorado femenino no lo hacen sobre la base de una sana interpretación de la Biblia sino de un prejuicio contra la mujer. En este tenor, el que no acepta el planteamiento referido alberga un resentimiento, abierto o secreto, contra las hijas de Adán.
  16. Que no es feminismo el pelear por el pastorado de la mujer pero sí es machismo el combartirlo como ajeno a la revelación.
  17. Que lo que los hombres no hacen por negligencia lo tienen que hacer las mujeres, y Dios lo aprueba.
  18. Que la única manera de ser tenidos por hombres respetuosos y amantes de las mujeres es apoyar el «pastorado femenino».
  19. Que la preparación académica de la mujer la hace merecedora de ocupar el pastorado como una especie de premio a su esfuerzo personal de superación.
  20. Que la mujer no se realizará plenamente en la Iglesia hasta que acceda a los mismos oficios eclesiásticos que los hombres.
  21. Que la lucha secular por los derechos humanos de las mujeres está precedida por Dios, y lo que sus agencias dicen acerca de la mujer en la Iglesia es lo que él dispone en la actualidad, y no lo que ya está revelado.
  22. Que una cosa es el "pastorado femenino" y otra la aceptación de la práctica de la homosexualidad en la Iglesia, ignorando que ambas cosas son propias de la agenda LGTB, y que ambos siguen los mismos patrones de mala interpretación bíblica. Deben recordar que uno de los primeros planteamientos de los homosexuales que quieren vivir su homosexualidad en la Iglesia es que «no se puede sostener una doctrina en pocos versículos aislados» en referencia a los que en la Biblia condenan dicha práctica. La exégesis feminista y homosexual es la misma. Así que la lucha que libra la mujer que quiere ser pastora es de cierto modo un abono a favor de la lucha por la aprobación de la homosexualidad dentro del cristianismo. En esta cadena todos quieren hacer leña del árbol caído: aún las asociaciones de pedófilos en el mundo están ya exigiendo que los mismos derechos que se le están otorgando a los homosexuales se le deben dar a ellos, porque eso «es lo justo». Si la «pastora» pudo lograr una interpretación bíblica a su favor ¿Por qué no lo lograrían los homosexuales y pedófilos?
  23. Que si Dios llama a una mujer ningún ser humano debería impedirle ser «pastora», pero hay que recordar que cualquier llamado que afirmemos tener de parte de Dios debe sostenerse con las Santas Escrituras. Por ejemplo, yo puedo decir que Dios me llamó a robar un banco. Es fácil descartar este llamado como espurio pues Dios manda no robar. Así también si una mujer dice ser llamada al ministerio pastoral debería de cuestionar su anhelo porque Dios prohíbe en la Biblia a la mujer ejercer este ministerio.



Aunque ha algunos les cueste trabajo creerlo, todo lo escribo en el temor de Dios y el amor de Cristo, por su Iglesia y mis hermanas en la fe.

Por Juan Paulo Martinez
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sábado, 4 de noviembre de 2017

¿Son Bíblicas las Canciones de tu Iglesia?


Por Renato Vargens

Lamentablemente buena parte de las canciones entonadas en los cultos evangélicos están repletas de serios desvíos teológicos y en algunos casos de graves herejías. En realidad, basta con participar en algunas de las reuniones para llegar a la triste conclusión de que las letras escritas por los compositores ghospel además de desprovistos de inteligencia están repletas de grabes errores. 

Un ejemplo de ello es la canción "Arde otra vez" de Thalles Roberto, cuyas estrofas están repletas de errores bíblicos y teológicos, veamos por ejemplo el estribillo: 





De brazos abiertos, quiero recibirte,
Hijo, Yo estaba esperando por ti,
Tú eres para mí todo lo que un día Yo soñé,
Yo te amo, con los brazos abiertos, quiero recibirte,
Hijo, Yo estaba esperando por ti, Tú eres para mí todo lo que un día Yo soñé, Te amo.

Pero antes de que alguien me apedree diciendo que estoy atacando al famoso cantante ghospel, vale la pena resaltar que mi crítica se debe a la música por él compone, a continuación expongo por lo menos tres errores de la canción arriba citada: 
  1. La canción es extremadamente antropocéntrica, sacando a Dios del centro y colocando al hombre en el foco central del mensaje.
  2. La canción trae la idea de un Dios fragilizado, que desesperadamente anhela por el pecador hasta el punto de soñar con él. 
  3. La canción es pobre y débil doctrinal y teológicamente, lo que demuestra claramente el nivel de desconocimiento bíblico del compositor que trae el concepto de un Dios que es tan pequeño que anhela la conversión de una criatura adonde de cierta forma, Él, Dios, podrá encontrar satisfacción. 
Lo peor es todo lo que varios pastores, no ven problema en canciones de este tipo, lo que es comprensivo ya que son débiles bíblicamente y desprovistos de conocimiento teológico saludable. A diferencia de las canciones y enseñanzas neo-pentecostales, cuyo fundamento es semi-pelagiano, Dios es pleno en sí mismo y no necesita nada ni nadie para completar su satisfacción y alegría. 

Además, las Escrituras no nos enseña un evangelio antropocéntrico, humanista y enfocado en la satisfacción humana, antes al contrario, la inerrante Palabra de Dios nos revela que el Señor es Soberano y que Él es glorificado en todas las cosas, incluso en la reprobación del pecador. 

Concluyo con una frase del reformador Martín Lutero que debe hacernos pensar: 
"La música necesita ser un sermón sincero."

- Renato Vargens
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jueves, 2 de noviembre de 2017

¿Pueden las Mujeres ser Pastoras?




Por. Renato Vargens

En mi perspectiva la ordenación de mujeres al pastorado es una significativa distorsión teológica. Lamentablemente he visto en los últimos años innumerables iglesias consagrando a mujeres al ministerio pastoral. En este sentido, quisiera de forma práctica y objetiva alcanzar 07 motivos porque no creo en mujeres pastoras:

  1. Las Escrituras no refrendan la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral. No veo en la Biblia ningún texto que apoye la ordenación femenina al presbiterato.
  2. Jesús no llamó “apóstolas” entre los doce. Todos los apóstoles escogidos por Jesús eran hombres.
  3. Las Escrituras no defienden el Igualitarismo y sí el Complementarismo. Igualitarismo. Esta corriente, afirma que Dios originalmente creó al hombre ya la mujer iguales; y que el dominio masculino sobre las mujeres fue parte del castigo divino a causa de la caída, con consecuentes reflejos socioculturales. Según los igualitaristas mediante el advenimiento de Cristo, ese castigo y reflejos fueron removidos; proporcionando consecuentemente la restauración al plan original de Dios en cuanto a la posición de la mujer en la iglesia. Por lo tanto, ahora, las mujeres tienen igual derecho a los hombres de ocupar “cargos de oficio” de la Iglesia. Además de los igualitaristas, encontramos a los Complementarismo, que a su vez entienden que desde la creación -y por lo tanto, antes de la caída- Dios estableció papeles distintos para el hombre y la mujer, ya que ambos son peculiarmente diferentes. La diferencia entre ellos es complementaria. Es decir, el hombre y la mujer, con sus características y funciones distintas se completan. La diferencia de funciones no implica una diferencia de valor o en inferioridad de uno en relación al otro, y las consecuentes diferencias socioculturales no siempre reflejan la visión bíblica de la funcionalidad distinta de cada uno. El hombre fue hecho cabeza de la mujer - ese principio implica en diferente rol funcional del hombre, que es el de liderar.
  4. Pablo no habla de “presbíteras”, “obispas”, mucho menos de “pastoras”. Las referencias a estas vocaciones en las Escrituras siempre están relacionadas con los hombres. No es necesario mucho esfuerzo para percibir que no existían pastoras en las iglesias del Nuevo Testamento.
  5. Los padres de la Iglesia y los reformadores no defendieron nunca el ministerio pastoral femenino.
  6. Los apóstoles determinaron que los pastores debían ser marido de una sola mujer y que debían gobernar bien su casa, obviamente ellos tenían en mente a hombres cristianos (1Tim 3.2,12; Tt 1.6).
  7. La mujer no tiene autoridad sobre el marido. (1 Tim. 2:12) Pues, si ella es pastora y su marido no, ella quebranta el principio de autoridad de la Biblia, haciéndose líder del marido.

Estimado lector, cuando afirmo que las mujeres no pueden ser pastoras lo hago en la perspectiva de gobierno. El gobierno de la iglesia junto con los oficiales que la rigen son eminentemente masculinos. En la Biblia no ve ni tampoco encuentra a mujeres que gobiernan la iglesia. Todas las recomendaciones Paulinas en cuanto a presbíteros son para hombres. Sin embargo, el hecho de que las mujeres no gobiernen la iglesia, no impide que predicen o enseñen la palabra de Dios ¿entendieron? El gobierno de la iglesia es masculino y no femenino. Las mujeres pueden servir a Dios, pero gobernar es una prerrogativa masculina.

¡Piense en eso!