martes, 30 de agosto de 2016

¿POR QUÉ SOY CRISTIANO?




Veinticuatro Argumentos de POR QUÉ SOY CRISTIANO

1.    ¿Por qué soy cristiano?
Es cierto que muchos dirán que nací y crecí en un hogar donde cada domingo nuestro padre se esforzó para que participemos de una reunión con la iglesia, desde entonces no he dado marcha atrás. Pero esas son sólo las circunstancias de mi nacimiento, de mi familia y crianza. Han ayudado en mucho para guiar mis principios y valores, pero es sólo una parte del porqué soy cristiano. 

Soy cristiano porqué Dios mismo me buscó sin descanso, a pesar de que yo tenía otro camino trazado a seguir como lo tienen los hombres y mujeres de este mundo. Él se encargó de que yo lo encontrara en el camino y lo cambió a su manera; y de no ser por aquella búsqueda sin descanso de parte de Dios, llena de gracia por parte de quién entregó su vida en una cruz, hoy estaría en el basurero de la desesperanza con una vida malgastada y echada a perder. Por eso soy cristiano.

2.    ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano, no porque haya decidido por Cristo, sino porque Cristo se decidió por mí. Es gracias a la incesante búsqueda que Él hizo para encontrarme. Él hablaba constantemente a mi mente, llenándome de dudas sobre si Jesús era realmente el Mesías prometido, o simplemente un impostor.

Su Espíritu hablaba incesantemente a mi memoria, recordándome los mártires de la historia, de los primeros años del cristianismo, de cómo fueron capaces de morir haciendo del dolor su mayor hazaña y sintiéndose dignos de morir por Cristo. Dios azuzaba mi conciencia, la cual me acusa de malos deseos; aquellos que suelen tener los hombres y mujeres de este mundo.

Y Dios aguijoneaba mi espíritu, amplio y vacío, que desea llenarse de buenas obras para sentirse aprobado; pero consciente de la trascendencia de Dios, aunque lejos y separado de Él. Por eso soy cristiano, no porque yo le hubiese amado primero a Él, sino porque Cristo me amó primero a mí, y lo demostró muriendo en la cruz en mi lugar. Por eso soy cristiano.

3.    ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque cada día compruebo que los seres humanos están separados de Dios, es una sensación clara y concisa de separación y fracaso, no necesariamente por declararse ateos, curiosamente la mayoría de personas o dicen creer en Dios o al menos dicen que algo o alguien en alguna parte del universo, está detrás de todo lo existente, de todo fenómeno de la naturaleza, etc.

Pero la distancia entre ese máximo ser y yo era muy grande. Y esa separación abismal me ha llevado a la conclusión de que el ser humano necesita de alguien que lo acerque a Dios. Me he hecho la pregunta una y otra vez ¿Cómo puede el hombre, siendo pecador y mortal, acercarse a un Dios santo y justo? ¿Hay algún puente entre Dios y el hombre? …Por eso soy cristiano, porque entendí que Cristo había muerto para cambiar mi distanciamiento en reconciliación, y que fue resucitado de los muertos para cambiar mi derrota en victoria.

La correspondencia entre mi necesidad subjetiva y la oferta objetiva de Cristo parecía demasiado cercana para tratarse de una coincidencia. La llamada de Cristo se hacía cada vez más fuerte e insistente. ¿Abrí yo la puerta, o fue Él? Realmente fui yo; pero únicamente gracias a su llamada insistente que lo hizo posible, por no decir inevitable. Por eso soy cristiano.

4.    ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque estoy convencido de que el Cristianismo es la verdad, o mejor dicho que las reivindicaciones de Jesucristo son verdad. Más de una vez me han hecho el típico comentario condescendiente: “que bien que seas cristiano, de seguro que serlo te ayuda bastante, pues uno necesita el consuelo de la religión en estos tiempos difíciles y amenazadores”.

Pero esa no es la razón por la que yo soy cristiano, no niego ni por un momento, que Jesucristo sea de enorme ayuda y consuelo para mi vida. El hecho es que Jesucristo plantea un desafío radical, así que la razón por la que soy cristiano no es porque “es bonito”, sino “porque es verdad”. No tengo el mínimo deseo en particular de defender el “Cristianismo” como sistema o la “iglesia” como institución. La historia de la iglesia ha sido bastante agridulce, combinando hechos heroicos con actos vergonzosos.

Pero no me avergüenzo de Cristo, que es el corazón y centro del cristianismo. Soy cristiano porque Jesucristo fue un fiero crítico de las instituciones, defendió la causa de los pobres y necesitados, hizo amigos entre los marginados de la sociedad. Tenía compasión de las mismas personas que otros despreciaban y rechazaban. Y aunque Jesucristo fue cruel e injustamente atacado, nunca respondía. A sus discípulos les dijo que debían amar a sus enemigos, y practicar lo que Él enseñaba. Encuentro en Cristo un modelo que no sólo es digno de admirar, sino de imitar. Por eso soy cristiano.

5.    ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque el Cristianismo está centrado en la persona de Cristo. Él siempre estaba hablando de sí mismo. Es el único hombre en la historia cuya vida es un modelo irreprensible. Si lo queremos comparar con el “fundador” de cualquier movimiento humano, o líder de alguna religión; Jesucristo es el único que partió de sí mismo, porque Él es Dios.

Soy cristiano porque Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida” que la humanidad necesita para estar saciada. Él dijo “Yo soy la luz del mundo” que necesitamos para no andar en tinieblas. Jesucristo dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida” que los hombres y mujeres necesitan para no extraviarse. Él es el centro de todo, Él dijo “Yo soy la resurrección y la vida”, capaz de dar vida a cuanto ser humano -muerto en vida- haya en este mundo.

Soy cristiano, porque Cristo es el único que pudo decir de sí mismo “venid a Mi todos los que están cansados y sobrecargados de trabajo, que Yo les daré descanso”. Jesucristo es el único que dijo “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba”. Soy cristiano porque no hay líder religioso en el mundo, ni lo ha habido jamás, que haya podido centrar la fe de sus seguidores en sí mismo, ni que haya dado su propia vida para salvarlos. Y Jesús no es un religioso.

Los líderes de este mundo siempre han querido pasar inadvertidos, señalando en otra dirección fuera de sí mismos, hacía la “verdad” que ellos enseñaban; pero Jesucristo toma ventaja en esto, porque es Dios; ofreciéndose a sus discípulos como su objeto de fe, amor y obediencia. Por eso soy cristiano.   

6.    ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque Jesucristo cumplió todas y cada una de las profecías anunciadas en el Antiguo Testamento, la Biblia Hebrea o Tanaj. Jesús en una oportunidad, sentado en una sinagoga judía leyó una porción del profeta Isaías que decía: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” y les dijo a sus oyentes judíos: que en ese mismísimo momento (de la lectura) se acababa de cumplir esa profecía en Él, en Jesús.

Soy cristiano porque Cristo es el cumplimiento de las Escrituras. Jesús en otra ocasión aseguró que el Tanaj daba testimonio de Él cuando le dijo a su audiencia judía: “las Escrituras son las que dan testimonio de mí”. También se refirió al padre Abraham de quien “se alegró mucho al pensar que vería el día del Mesías”.

Soy cristiano porque Jesucristo, luego de haber resucitado; dijo de sí mismo “que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de Él en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos”. Soy cristiano porque Jesús es “el siervo sufriente” de Isaías, que fue “despreciado y desechado por los hombres” y “cargó con el pecado de muchos”. Soy cristiano, y no creo en Jesús como “el profeta”, sino como “el cumplimiento de lo que anunciaron los profetas”. Por eso soy cristiano.

7.    ¿Por qué soy cristiano?
No soy cristiano sólo porque el cristianismo explica quién fue Jesús, y lo que consiguió en la cruz, sino porque también explica quién soy yo. Y al preguntarme quién soy yo, encuentro un eco de la misma pregunta que se hizo una vez un hombre en la Biblia cuando dijo “¿Qué es el hombre?”, es decir al preguntarme ¿Quién soy yo? A la misma vez estoy ejerciendo un poco de filosofía sencilla y común porque deseo saber, como todos; ¿Qué significa ser humano?

Hay una antigua formula griega que dice “gnothi seauton” que significa “conócete a ti mismo”, y esto es la búsqueda moderna de nuestra propia identidad. Soy cristiano porque en la cruz de Cristo se explica quién es el hombre. No existe un campo de estudio e investigación más importante que éste: ¿Qué es el hombre?

Soy cristiano porque en Cristo sé quién soy, sí; así como lees; aunque el filósofo alemán Arthur Schopenhauer dijo “¡Ojalá lo supiera!” cuando le preguntaron “¿Quién es usted?”. En Cristo sé quien soy por eso soy cristiano. No soy “ni el optimismo fácil de los humanistas, ni el oscuro pesimismo de los cínicos, sino el realismo radical de la Biblia”, porque la Biblia preserva la paradoja, a saber, la gloria y la vergüenza de nuestra humanidad, nuestra dignidad y nuestra depravación.

Por eso soy cristiano, porque encuentro en el cristianismo mi verdadera identidad, fui hecho a “imagen de Dios”; pero por el pecado heredamos un subconsciente de donde “salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad.

Cristo nos mostró en la cruz que somos egocéntricos de por sí, y esto es la esencia del mal, el origen del mal es el corazón humano, y Cristo lo mostró, Él describe la maldad como algo que sale de nuestro corazón y que nos corrompe. Por ello resulta claro que ser cristiano me muestra que tengo una doble necesidad: por un lado necesito limpiarme de la corrupción y, por otro lado, me hace falta un nuevo corazón con nuevas aspiraciones y deseos.

Por eso soy cristiano, porque encuentro ambas cosas en el evangelio, porque Cristo murió para limpiarme y hacerme nuevo. Esto es la aplicación lógica del evangelio en respuesta a la paradoja de mi humanidad, y es la razón por la que soy cristiano.

8.    ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque he encontrado que Jesús el Mesías, es la llave a la verdadera libertad. Una vez le preguntaron al célebre novelista inglés Jhon Fowles si existía algún tema especial en sus libros, dijo que sí, LIBERTAD; “...desearía conseguir libertad, eso me obsesiona, todos mis libros hablan de eso”.

Es muy cierto, desde la antigüedad, las diferentes civilizaciones han buscado algún tipo de libertad; unos buscan libertad nacional, otros buscan libertad de la emancipación de un yugo colonial o neo-colonial, y últimamente se habla de libertad para ejercer “derechos civiles”. Para muchos lo principal es libertad financiera, otros liberarse de la pobreza, el hambre y el desempleo. En cualquier caso se trata de una libertad personal. Y puedo afirmar que muchos aunque luchan vigorosamente por algún tipo de libertad, en el fondo saben que ellos mismos no son libres. Pero yo ya soy cristiano porque Cristo me hizo libre.

En una ocasión, Jesús dirigiéndose a su audiencia judía, dijo que Él había venido “a proclamar libertad a los cautivos”, y en otra ocasión dijo “si el Hijo los libera, seréis verdaderamente libres”. Puedo decir como San Pablo, “Cristo me libertó para que viva en libertad”. Por eso soy cristiano, porque he sido salvado del pecado y de la condenación eterna por Jesús el Mesías.

Puede parecer un lenguaje religioso, evangélico y aburrido, pero es el mensaje cristiano. Ahora si lo deseamos decir en un lenguaje para que todos lo entiendan, entonces soy cristiano porque “he sido libre” por Jesús. Por eso soy cristiano, por el hecho de que he sido liberado de la culpa y del juicio de Dios; estoy siendo liberado constantemente de la atadura de mi propio egocentrismo, y seré librado de todo temor que venga en el futuro. Por eso soy cristiano.

9.    ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque en Cristo se cumplen todas y cada una de mis aspiraciones como ser humano. Todos los seres humanos tienen un número de aspiraciones y deseos básicos, y yo estoy convencido que sólo Jesús el Mesías las puede llevar a cabo, y lo pueden corroborar millones de cristianos en el mundo. Hay un hambre en el corazón del hombre que nadie, excepto Cristo, puede satisfacer. Hay una sed que nadie, sólo Él puede saciar. Existe un vacío interior que sólo Cristo lo puede llenar.

Soy cristiano porque, aunque muchos califican a Jesús el Mesías como una muleta para los cojos que necesitan que les echen una mano, mientras que para las personas que están en buenas condiciones y mentalmente fuertes no lo necesitan; yo puedo decir que estoy de acuerdo con ellos.

Jesús el Mesías es sin duda una muleta para los cojos, que nos ayuda a caminar derechos, del mismo modo que Él es medicina para los enfermos espirituales, pan para los hambrientos y agua para los sedientos. No niego esto en absoluto. Como tampoco niego que, todos los seres humanos están cojos, enfermos, hambrientos y sedientos. La única diferencia es que los cristianos hemos reconocido nuestra necesidad, mientras el resto no lo hacen, ya sea por ignorancia o por orgullo.

Soy cristiano, no porque Cristo sea producto de mi imaginación, sino porque es real. Nadie imagina la comida, sólo porque tiene sensación fisiológica de hambre. Nadie imagina ese sentimiento sublime llamado amor, sólo porque ha experimentado que puede sentirse amado. No podemos negar a Cristo, como el que suple todas nuestras aspiraciones, sobre todo cuando Dios lo ha establecido como una realidad.

Por eso soy cristiano, porque el vacío que tenía mi corazón ha sido llenado por Cristo, mi nostalgia de por vida, el anhelo de reunirme con alguien en el universo; nuestro deseo de estar del lado de adentro de una puerta que siempre hemos visto desde afuera, y que no son ilusiones neuróticas, sino el más claro indicio de nuestra verdadera situación. Cristo es capaz de remediar esta situación. Por eso soy cristiano.

10. ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque en Cristo encuentro la plenitud de la vida como ser humano. Ser cristiano significa ser verdadera y plenamente humano. Todo lo esencialmente divino lo encontramos en Cristo, y todo lo esencialmente humano estará en nosotros si nosotros estamos en Cristo. Por tanto ser cristiano no es ser un bicho raro, condenado a la excentricidad perpetua; más bien se trata de ser verdadera y plenamente humano, por eso soy cristiano. 

Rechazar a Cristo es convertirse en infrahumano, ya que al hacerlo estaremos perdiendo experiencias indispensables para disfrutar de auténtica humanidad. En la Biblia encuentro una frase sencilla pero devastadora de toda clase de pensamiento científico-humanista: “no sólo de pan vivirá el hombre”. Esto es tan cierto porque somos más que cuerpos materiales que necesitan comida, somos seres espirituales que necesitamos a Dios, que necesitamos trascendencia.

Esto me hace recordar a Theodore Roszak, cuyas afirmaciones son sorprendentes, sobre todo porque él no es cristiano. En su libro “Donde Acaba la Tierra Baldía”, que tiene un subtítulo peculiar: “Política y Trascendencia de una Sociedad Post-Industrial” Roszak se lamenta por lo que él llama la “coca-colonización del mundo”. Según él, hoy en día estamos sufriendo “una claustrofobia psíquica dentro de la visión científica del mundo”, en el cual el espíritu humano no puede respirar. Habla de la arrogancia del hombre al referirse que tiene “un espíritu desacreditador” por su pretensión a “deshacer misterios”. Sí, la pretensión autosuficiente del ser humano lo aleja de Dios, pero es en Dios en quien encontramos trascendencia.

Por eso soy cristiano. La mayoría de pensadores de la historia como Theodoro Roszak, son conscientes de una necesidad mayor al ejercicio de una ciencia humana para hallar trascendencia; cada una de las aspiraciones del hombre hacen un eco en las palabras que Jesús dijo en sus días por este mundo: “no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”…Dios me da trascendencia, por eso soy cristiano.

11. ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque Cristo es mi salvador. ¿Salvador de qué? Cristo me ha salvado de la culpa por el pecado y del juicio de Dios. El hombre no lo puede negar, no solo somos pecadores, sino pecadores culpables y nuestra conciencia así lo dice. Nunca ha sido como lo enseñó Freud (aunque él hizo un buen trabajo creando el método del psicoanálisis). No se trata de que “los sentimientos de culpa son patológicos y síntomas de enfermedad mental”. Excluyendo a los que sufren de verdaderas enfermedades depresivas, la culpa no es una “falsa culpa”.

Un buen número de psicólogos y psiquiatras están diciendo ahora, y estos no son cristianos necesariamente; que tenemos que tomarnos nuestras responsabilidades en serio, y si no lo hacemos; nuestra culpa y nuestra necesidad de perdón permanecerán en nosotros, molestándonos. Cristo nos salva de esta culpa por el pecado, por eso soy cristiano.

Margarita Laski, una de las novelistas ateas más importantes de Inglaterra, poco antes de morir en 1998; dejó escapar: “Lo que más os envidio a los cristianos es vuestro perdón; yo no tengo a nadie para perdonarme”. Pero esa necesidad de perdón la suplimos en Cristo, por ello en la Biblia leemos una afirmación sencilla, pero verdadera: “Pero en ti hay perdón”.

Soy cristiano porque cuando Cristo se hizo hombre y murió en la cruz en mi lugar, con amor absolutamente sacrificial pagó el precio por mi pecado y fui perdonado. Tendría que tener un corazón duro como piedra para no sentirme conmovido por un amor tan sorprendente como éste. Soy cristiano no sólo por esta libertad que me ofrece Cristo, sino porque puedo dejar de ser la envidia de otros que aun no son perdonados, pero que tienen la oferta de Cristo para serlo. Por eso soy cristiano.

12.  ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque Cristo me da libertad de todos los miedos que me agobian. La gente antigua vivía paralizada por “sus temores”. Ellos creían que “ciertos” poderes dominaban sus vidas y sus destinos. Y hoy no es la excepción, mucha gente se siente invadida por el temor. La raza humana siempre ha vivido atormentada por temores como la enfermedad, el dolor, la incapacidad y la discapacidad, el desempleo, el poco éxito en los negocios y la muerte.

Existen temores irracionales y supersticiosos. Gente culta en Europa todavía cruza los dedos o toca madera. En África Occidental, llevan “amuletos”. En Norteamérica la gente se niega a dormir en el decimotercer piso de un hotel. Y en Gran Bretaña, los que leen su horóscopo semanalmente son el doble e personas que leen su Biblia. El miedo a la muerte es el principal terror de la gente hoy en día.
Woddy Allen tipifica ese terror, y se ha convertido en una obsesión para él, y aun bromea con ello cuando dice: “No se trata de que me dé miedo morir – dice con una ocurrencia que se ha hecho famosa- es sólo que no quiero estar presente cuando suceda”. Lo cierto en todo esto es que “nadie que tiene miedo es libre”, pero Cristo cargó todos nuestros miedos consigo en la cruz del Calvario, por eso soy cristiano.

He aprendido que los temores son como los hongos, donde crecen más deprisa es en la oscuridad. Por tanto, necesitamos sacarlos a la luz ¿Cuál luz? Cristo dijo una vez: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Por eso soy cristiano, porque Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

13. ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque Cristo me permite ser yo mismo. Fui creado por Dios, Él estableció un diseño único y perfecto para que el hombre viviera “realizado”. Fuimos creados a “imagen y semejanza de Dios”. La verdadera libertad del hombre es aquella que te permite ser tú mismo.

Si fuimos hechos a “imagen y semejanza” del Creador; veamos primero cómo goza Él de esta libertad ¿Dios es libre de hacer lo que quiera? Sí; pero su libertad es perfecta, es decir el nunca hará nada que contradiga sus atributos, por ejemplo Dios no puede mentir, no puede pecar, no puede tentar ni ser tentado. La libertad de Dios, aunque no es absoluta sí es perfecta. Dios no cambia, siempre ha sido Dios. Él es libre para ser Dios.

Por eso soy cristiano, porque Dios me ha dado libertad perfecta, aunque no absoluta; y eso me conviene. Por ejemplo un pez fue creado para nadar y desarrollarse en el agua, es libre de hacer lo que desee en el agua. Sus agallas están diseñadas para absorber oxigeno del agua, su cuerpo con aletas laterales, dorsales y caudales le permiten desplazarse en el agua con plena libertad. Los peces encuentran libertad y realización sólo en el elemento para el que fueron creados.

Se imagina a una carpa dorada frustrarse de estar en su acuario; ¿Qué pasaría si un día decide ser “libre” y salta fuera del acuario y cae en un estanque más grande? Eso sería ampliar su libertad, eso sería tener más agua para expresar su realización de para qué fue creada. Pero otra sería la historia si buscando libertad cayera en tierra. ¿Y para qué fue creado el hombre?

Mientras que los peces fueron hechos para el agua, los hombres fuimos hechos para “el amor, para amar a Dios y para amar al prójimo”. El amor es ese elemento en el que los humanos encontramos esa humanidad que nos distingue. Por eso soy cristiano. Lo dijo el poeta católico del siglo XVI, Robert Southwell, “no cuando respiro, sino cuando amo, es que vivo”.

La verdadera libertad es la libertad para ser verdaderamente yo, tal como Dios me hizo y quiso que fuera. “Si no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.” El amor es mi libertad. Por eso soy cristiano.

14. ¿Por qué soy cristiano?
Una ojeada por google, por las publicaciones de facebook, por las páginas de NatGeo y History, o por el canal de señal pagada de H & H me basta para corroborar que tanto la posibilidad de viajar con rapidez y los medios de comunicación electrónicos nos han hecho conscientes, más que nunca, de la multiplicación de religiones en el mundo; de movimientos activistas que defienden su causa, basados en sus creencias y prácticas, unos más moralistas que otros, unos más ideológicos que otros.

Así que ¿cómo voy a decidir entre todo esto? Hay una nueva Torre de Babel llena de voces compitiendo por ganar mi atención ¿A cuál voy a escuchar? Tenemos ante nosotros un verdadero buffet religioso. Entonces ¿qué plato voy a elegir? Además, en cualquier caso, ¿No llevan todas las religiones a Dios? ¿Acaso Dios no es amor, que aceptará a todos para perdonarlos y salvarlos?

En medio de este trasfondo pluralista moderno también me pregunto ¿Por qué soy cristiano? Todas las religiones ofrecen paz, pero sólo Jesús dijo “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.

Todas las religiones han establecidos un conjunto de preceptos, mandamientos, sistemas de vida basados en abstenciones y obligaciones con duro trato al cuerpo, todo para alcanzar un nivel superior en su record espiritual; pero sólo Jesús dijo “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”. Por eso soy cristiano.

15. ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano porque si de la eternidad se trata, Jesús lo hizo todo para que yo vaya con Él. Jesús dejó en claro que su principal interés no era instruir a sus discípulos en una religión prescrita, su propósito principal era invitar a sus discípulos a una relación personal con Él.

El hinduismo prescribe una serie de rituales para diferentes dioses (tienen más de cuatro mil ídolos), y los hindúes creen que el camino para la remisión de los pecados y la liberación del ciclo de la vida y la muerte se allana con los homenajes a la diosa Ganga, la divinidad del rio Ganges.

Según las palabras de Mahoma en el Corán, los musulmanes deben realizar rezos necesarios para honrar a Alá, en horarios prescritos, con procedimientos prescritos y bajo condiciones prescritas.

Los budistas creen que deben seguir un camino de ocho partes que consiste en visión correcta, intención correcta, habla correcta, acción correcta, medio de vida correcto, esfuerzo correcto, atención correcta y meditación correcta, esto le llevará a la salvación y a experimentar el nirvana, que incluye la liberación de todo deseo y sufrimiento.

Los sijes de la India tienen prohibido cortarse el cabello, y los hombres visten turbantes de diferentes colores y las mujeres también se cubren la cabeza; venerar las escrituras sijes, compartir porciones de comida, entre otras prescripciones, son el camino a la verdad y la vida, según ellos.

Todas estas religiones tienen algo en común: uno o más maestros prescribiendo ciertos pasos para honrar a Dios, o a sus dioses; y con ello experimentar la salvación, sea cual sea su interpretación de salvación. El cristianismo es diferente, en absoluto.

Cuando Jesucristo apareció en escena en la historia humana y comenzó a llamar a sus seguidores, no dijo: “Sigan ciertas reglas, observen estas normas específicas, realicen determinados rituales, o sigan cierto camino”. En lugar de eso dijo: “Síganme”. Las religiones me ofrecen realización e iluminación. Pero Jesús es el descanso de mi alma, el gozo para mi corazón, el sentido para mi vida. Por eso soy cristiano.

16.  ¿Por qué soy cristiano?
Soy cristiano, no porque un día me decidí a buscar a Dios, a decir verdad yo era incapaz de hacerlo; pero Él si me buscó a mí. No me convertí en hijo de Dios por iniciativa propia, fue Él quien me dio su salvación gratuitamente, pues la invitación vino de Él. Antes de haber nacido, Dios estaba trabajando en adoptarme. Mientras yacía solo en la profundidad de mi pecado, Dios ya estaba planificando salvarme. Por ello comprendí que la única manera de ser parte de la familia de Dios es por medio de su amor, el cual supera completamente mi imaginación y que escapa enteramente a mi control.

Por eso soy cristiano, porque mi cristianismo no radica en que yo busqué a Cristo, sino en que Él me buscó a mí. Nunca comenzó con una invitación que yo le haya hecho a Él, sino con una invitación que Jesús me hizo a mí. Jesús no me llamó a ser su discípulo -por lo que soy-, sino -a pesar de lo que soy-, pues no tengo muchas cualidades a mi favor.

Por eso soy cristiano, porque Él trazo un plan desde la eternidad para salvarme por su gracia. Y en la Biblia lo puedo corroborar cuando leo que “Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.”

Leer esto en la Biblia me produce sobrecogimiento y asombro. Antes de que creara el sol, la luna, las estrellas y todo lo que hay al alcance de nuestros ojos Dios puso sus ojos sobre el alma de cada cristiano. Esta es una verdad impactante y sobrecogedora. Por eso soy cristiano.


17. ¿Por qué soy cristiano?
Llegué al cristianismo por una invitación, la que encontré en la misma Biblia, de palabras de Jesús el Mesías, quien dijo “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28). Una vez dentro de la iglesia, cuando fui madurando en la fe cristiana, leí en la Biblia, en palabras del mismo Jesús el Mesías, que dice “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:44). Y concluyo que, aunque yo decidí “venir a Él” aceptando esa invitación para “descansar de mi fatiga y mi carga”, Dios se había encargado de “traerme a Jesús el Mesías”. ¡Qué maravilla! Por eso soy cristiano.


18. ¿Por qué soy cristiano?
Jesús el Mesías es la llave de mi libertad, por eso soy cristiano. Mucha gente está preocupada buscando libertad financiera, libertad civil, derechos y libertades civiles, libertad de la pobreza, del hambre  y del desempleo. Me he cerciorado que muchos, aunque luchan por este tipo de libertades, en el fondo saben que ellos mismos no son libres, sintiéndose frustrados, insatisfechos y atrapados.

Soy cristiano porque encuentro una verdad en la Biblia que dice: “Si el Hijo (Jesucristo) os libertare seréis verdaderamente libres”. Con toda seguridad puedo decir que “libertad” es una palabra cristiana. Es una actualización de la palabra “salvación”. Ser “salvado” por Jesús el Mesías significa “ser hecho libre”. Pero aunque hablar de “salvación” indefectiblemente nos lleva a hablar de “pecado”, es necesario hacerlo.

“Salvación” no es un término propio de un vocabulario religioso tradicional que ha quedado obsoleto y carente de sentido, aunque lo parezca para algunos, para todos los otros hablar de “salvación” es hablar de verdadera libertad. Soy cristiano porque he sido “liberado” del horrendo pago que me merecía por el pecado, por un Salvador crucificado hace dos mil años.

Soy cristiano porque estoy siendo “liberado” todos los días del poder del pecado, por un Salvador que está vivo. Y soy cristiano porque seré “liberado” del pecado en el futuro, por un Salvador que viene. Ese salvador es Jesús el Mesías. Soy cristiano porque he sido “liberado” de la culpa y del juicio de Dios; estoy siendo “liberado” de la atadura de mi propio egocentrismo y seré “liberado” de todo temor respecto del futuro. Por eso soy cristiano.   

19. ¿Por qué soy cristiano evangélico?
Soy cristiano evangélico por la misma razón que el reformador Martín Lutero se opuso a la iglesia Católica romana, principalmente por su enriquecimiento a cuestas de mentir a la gente, a la que mantenía analfabeta e ignorante, con la supuesta venta del “perdón anticipado”. Lutero se levantó contra Johann Tetzel, monje dominico cuyo nombre pasó a la historia indisociablemente ligada al llamado "venta de indulgencias", quien a su vez fue comisionado por el arzobispo Alberto de Brandeburgo para la venta de indulgencias en la provincia eclesiástica de Magdeburgo y en numerosas regiones de Alemania.

El dinero y el poder siempre fueron el problema, y en esta ocasión urgía conseguir dinero para construir la Basílica de San Pedro en Roma. La idea era que un hombre podía comprar con dinero el perdón de pecados “pasados, presentes y futuros”, prácticas vigentes que nada tienen que ver con el verdadero evangelio de Cristo, al contrario; manchan el sacrificio de Jesús el Mesías en la cruz del calvario.

Por el año 1450, Tomás Gascoigne, rector de la Universidad de Oxford, se quejó de que los vendedores de indulgencias de aquellos tiempos. Decía que “los  vendedores de indulgencias vagaban por la comarca y emitían una carta de perdón de pecados, por ella recibían como pago dos peniques; algunas veces un vaso de cerveza, otras el uso de una prostituta o cualquier otro placer carnal”. De manera que ser cristiano católico en aquella época oscura, no tenía diferencia alguna con lo mundano.
Soy cristiano evangélico porque todas y cada una de estas prácticas registradas en la historia, evidencia que la apostasía se había institucionalizado y era necesario “reformar” la iglesia de Cristo. Soy cristiano evangélico, y así como los reformadores se opusieron a la iglesia romana, así mismo ahora afirmo que la salvación del hombre no se basa en obras o en dinero ofrecido a una institución religiosa, sino que es solo por gracia, y solo por la fe en Jesús el Mesías.

Soy cristiano evangélico, y reconozco que la Biblia es la única autoridad para el creyente, no siendo necesaria ni la tradición humana, ni la interpretación particular de un magisterio. Ella nos enseña que no debemos adorar ni venerar a nadie sino solo a Jesús el Mesías, y a darle solo la gloria a Dios. Por eso soy cristiano.

20. ¿Por qué soy cristiano?
¿Soy acaso más inteligente que algún incrédulo? No. ¿Tenía un corazón que estaba inclinado a Dios? No. ¿Soy más sabio que otros por eso entiendo las cosas de la Biblia? No. ¿Soy de alguna casta especial en la sociedad que me hace merecedor de la fe cristiana? No. ¿Cuento con suficiente dinero como para comprar mi fe? No. ¿Soy un iluminado cabalístico que percibo las buenas vibras del cristianismo? No. ¿Qué mi padre me haya enseñado las Escrituras desde pequeño me hace más entendido y por ello abracé el cristianismo? No. ¿Entonces, por qué soy cristiano?

Soy cristiano, no por algún mérito personal; no podría ser por alguna buena cualidad humana, sabiduría o inclinación a Dios. La verdad, yo estaba muerto, como un cadáver que yace en el fondo del mar, y no puede ser rescatado sino que sólo se puede recoger sus restos y enterrarlos en otro sitio. Soy cristiano por pura gracia de Dios ¿Qué es eso? Es la manera en que Dios decidió salvarme. No se puede conocer a Dios a través de la sabiduría humana, es más ella aleja al hombre de Dios.

A Dios le plació salvarnos por el mensaje de un -Rey crucificado  que exige que nos hagamos sus esclavos-. Eso es “necedad”. La Biblia le llama “la necedad de la predicación”. Para los que Dios llama, ese Cristo crucificado es poder y sabiduría divina para salvarlos.

Pablo les dijo a los cristianos de Corinto: “Por cuanto en la sabiduría de Dios el mundo dejó de conocer a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por medio de la necedad de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos al Mesías crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles, necedad; mas para -los llamados, tanto judíos como griegos-, el Mesías es poder de Dios y sabiduría de Dios. Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”.

Ya que no hay merito alguno en mi, solamente me queda ser agradecido. No lo merecía, pero su gracia me alcanzó, por eso soy cristiano. Dios me “hizo nacer de nuevo por su propia voluntad por medio de la predicación de la palabra de verdad”. Por eso soy cristiano.

21. ¿Por qué, a pesar de todo, sigo siendo cristiano?
Son días de gran turbulencia en el mundo entero, sin ninguna duda. Y recientemente alguien me dijo “¿Cómo puedes seguir creyendo en un Dios que no hace nada para frenar tanta maldad en este mundo?”, “¿Cómo puedes seguir siendo cristiano, a pesar de las evidencias de que la humanidad hace lo que quiera?”.

Sin duda son preguntas duras. Quién no se ha preguntado lo mismo últimamente. Pero esas cosas me hacen recordar las palabras de Jesús el Mesías que claramente dijo “En el mundo tenéis aflicción, pero confiad, Yo he vencido al mundo”. Sí, fue Jesús el que dijo esas palabras. Y él también dijo que entre su Primera y Segunda Venida, la tierra se llenaría de calamidad.

Más precisamente Jesús profetizó que habrán guerras, se pelearán nación contra nación, dijo que los cristianos serán entregados a tribulación y serán asesinados por causa de su fe; también predijo que los cristianos serán aborrecidos por todas las naciones… Exactamente como cuando masacraron ciento cuarenta y siete cristianos en Kenya el 02 de abril del 2015, y la prensa mundial sólo se limitó a informar la masacre, pero no cubrió en su totalidad la noticia, ni describió los detalles; pues matar cristianos ya no es primicia, nunca lo ha sido desde que Nerón los acusó de incendiar Roma.

A pesar de los momentos difíciles, de preguntas sin respuestas, de mirar sólo las espaldas de los tuyos, de tomar ese trago amargo de la soledad, del continuo fracaso, de las burlas y difamaciones. Aun sigo siendo cristiano, pues mi cristianismo no depende de los resultados actuales sino de una esperanza de redención futura, por eso sigo siendo cristiano. Porque fue Jesús quien dijo “Yo he vencido al mundo”. Porque leo en la Biblia una y otra vez, que no depende de mí que tengo esperanza, sino de Él, de Cristo, el objeto de nuestra esperanza.

Sigo siendo cristiano, porque la Biblia dice: “Ahora, por cuanto es necesario, estáis siendo un poco afligidos por diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, es probado por fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesús el Mesías; a quien amáis sin haberlo visto, en quien aun no viéndolo, pero creyendo, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe: la salvación de las almas.”* ¡Por eso sigo siendo cristiano!
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*1 Pedro 1.6-9 BTX

22. ¿Por qué soy cristiano?
Gusto mucho de la música, sobre todo si es instrumental, si tiene tonadas profundas, y más aun si esa música está relacionada a algún gran acontecimiento, por ello me deleito mucho con los himnos de Charles Wesley por ejemplo, o con los de Gloria y William J. Gaither. No llegó a gustarme sin antes escucharla, escucharla una y otra vez. Mi experiencia personal de haber crecido escuchando y cantando himnos me ha llevado a decidir que sin duda alguna esta música me gusta y la deseo escuchar.

Esto es “irresistiblemente hermoso”. Sí, esta música llegó a ser irresistiblemente hermosa para mí. Produjo algo en mi interior por ello no puedo dejar de escucharla y encontrar satisfacción en ella. Decidí que esta música me gusta después de haberla escuchado con agrado. Esto podría ser lo más cercano a mi experiencia con Dios, con el sacrificio por amor que Cristo hizo por mí. Luego de haber experimentado su amor en mí, no pude resistirme y decidí amarlo. Por eso soy cristiano.

Soy cristiano porque su gloria y su belleza me obligan a admirarlo y a deleitarme en Él. Los hombres ignoran que “el propósito principal de la existencia del hombre es glorificar a Dios y gozar de él para siempre”(1), por ello van por el mundo buscando identidad en todo menos en su creador. Soy cristiano porque al glorificar a Dios haciendo su voluntad revelada en las Escrituras, me gozo profundamente. Yo no decido todos los días ser cristiano, desde que Él cautivó mi corazón, simplemente, no he dejado de amarlo. Fue “Él quien me amó primero”(2), y yo respondí a ese amor irresistible. Por eso soy cristiano.   

No me despierto cada día, y me digo a mi mismo “hoy decido ser cristiano”. No, no hago eso en absoluto ningún día. Cuando despierto, mi corazón, mis pensamientos, mi voluntad, y todo  en mí ya es cristiano desde que fui cautivado por el amor de Dios. “El amor a Dios no es esencialmente pensamientos o comportamiento sino afecto; no se trata de ideas ni de obras, sino de deleite. Dios es nuestro placer supremo. Preferimos por sobre todo conocerlo, verlo, estar con Él y ser como Él. Hay sólidas razones para creer que el amor a Dios es más esencialmente una experiencia de los afectos y no simplemente pensamientos o comportamientos…”(3).

Por eso soy cristiano.

23. ¿Por qué soy cristiano?
Se nos acusa que el cristianismo se basa en una “fe ciega”. Es decir, en una fe que no necesita comprobarse, una fe irracional. Hasta podrían acusarnos que creemos “sin pensar”. Pero esto es solo una acusación de escépticos. Los cristianos sí pensamos.

Dos mil años después, con no poca frecuencia se usan las afirmaciones de Jesús dadas a uno de sus discípulos cuando le dijo “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. Pero no, esta no es una invitación a una “fe ciega”. Jesús no le dijo que “creamos a ciegas” a sus discípulos. Jesús tuvo testigos oculares de su resurrección, no fue un invento. Entonces ¿Es racional creer cosas a partir del testimonio humano? Claro que sí. Creo en Jesús y que el cristianismo es verdad, no a ciegas, sino por el testimonio de cientos de personas que vieron a Jesús y muchos de ellos escribieron sobre él. Por eso soy cristiano, porque las evidencias de esos testimonios son la base racional de mi fe.

Nadie duda que existió Homero, y nadie cuestiona sus obras “La Ilíada” y “La Odisea”, y que de seguro los tuvo que haber escrito en ese siglo, pero curiosamente, las copias más antiguas de esas obras son del siglo V d.C., y la cantidad de copias no supera las 650 unidades. Tampoco nadie ha puesto en tela de juicio la existencia de Platón, pues tenemos evidencias históricas suficientes de su existencia y de su pensamiento. Pero aunque Platón vivió en el siglo V a.C., se tiene copias de sus escritos cuya antigüedad no van más allá del siglo X d.C., así como la cantidad de copias de sus obras no superan la decena.

Pero, tenemos los escritos de testigos oculares, que conocieron personalmente a Jesús, y escribieron sobre él, y todo antes del año 70 d.C., son ya dos mil años que han pasado, y tanto su vida como su ministerio está contenido en cerca de 5,600 copias en griego, sin contar otros idiomas como el siríaco, armenio, copto, etc. Entre las copias más antiguas se tiene el papiro P52 o también llamado "El fragmento de San Juan" fechado al año 125 d.C. Es el fragmento más antiguo conocido del Nuevo Testamento hasta el momento y está conservado en la biblioteca John Rylands, Mánchester, en el Reino Unido.

Por eso soy cristiano, porque es cierto que aunque no pedimos “ver para creer” como lo pidió Tomás; tenemos una cantidad abrumadora de evidencias. Nuestra fe, la fe del cristianismo, no es “una fe ciega”. Nuestra fe es tan racional como lo demanda la ciencia y la filosofía. Pero, no creemos por la evidencia solamente, ellas corroboran nuestra fe. Por eso soy cristiano.
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(1) Catecismo Menor/ Confesión de Fe de Westminster
(2) 1 Juan 4.19 “Nosotros amamos, porque Él nos amó primero.” BTX
(3) John Piper, “Piense”. Pág. 76


24. ¿Por qué soy cristiano?

Alguna vez pasó por mi mente la idea de que el misticismo no religioso podría haber sido un buen puente entre mi humanidad y lo espiritual, pero realmente ese misticismo no te conecta con Dios, de hecho, te aleja de Dios. No es una alternativa. El cristianismo sí lo es. El cristianismo es una religión que se basa en la fe en Dios y en la revelación de su voluntad a través de las Sagradas Escrituras. El misticismo, por el contrario, es una corriente espiritual que busca la unión directa con lo divino mediante experiencias subjetivas e inefables. El cristianismo ofrece una visión más clara y coherente de la realidad, basada en la revelación divina y la razón humana. El misticismo, en cambio, se basa en experiencias subjetivas y emocionales que pueden ser engañosas o ilusorias.

Soy cristiano porque el cristianismo promueve valores universales como el amor, la justicia, la paz y la solidaridad, que son necesarios para el desarrollo integral de una nación. Mientras que el misticismo, por el contrario, puede fomentar el individualismo, el relativismo, el fanatismo o la superstición, que son obstáculos para el progreso social. El cristianismo respeta la diversidad cultural y religiosa, siempre que no se oponga a la verdad y al bien común. El misticismo, en cambio, puede generar intolerancia, sectarismo o violencia, al pretender imponer una visión única o excluyente de lo sagrado.

Soy cristiano porque el cristianismo ofrece una visión racional y coherente de la realidad, que se apoya en la razón natural y en la fe sobrenatural. No así el misticismo que se basa en sentimientos e intuiciones que pueden ser engañosas o contradictorias. El cristianismo propone una moral objetiva y universal, que se fundamenta en el amor a Dios y al prójimo. Mientras que el misticismo, por el contrario, puede caer en el relativismo o el egoísmo, al seguir solo la propia conciencia o el propio interés.

Soy cristiano porque el cristianismo fomenta la unidad y la fraternidad entre los seres humanos, al reconocerlos como criaturas de Dios hechos a su imagen y semejanza y como potenciales hermanos en Cristo. El misticismo, en cambio, puede generar división y aislamiento, al privilegiar las experiencias individuales o los grupos exclusivos. El cristianismo promueve el desarrollo integral de las personas y de las sociedades, al valorar la dignidad humana y el bien común. El misticismo, por el contrario, puede despreciar lo material o lo social, al considerarlos obstáculos para la unión con lo divino.

Estas son algunas de las razones por las que soy cristiano y rechazo el misticismo anticristiano. Sin embargo, esto no significa que rechace toda forma de misticismo. Al contrario, el cristianismo reconoce y respeta la dimensión mística de la fe cristiana, que consiste en la relación personal y profunda con Dios. Me opongo a todo tipo de misticismo que se aparta de la verdad revelada y de la comunión eclesial. Por eso soy cristiano.
¿Y tú, por qué eres cristiano?


jueves, 18 de agosto de 2016

Nuestra rebelión contra Dios es total

01- Lección Primera

La Corrupción Radical del Ser Humano
A la Luz de las Sagradas Escrituras
Introducción
Nuestra corrupción pecaminosa es tan profunda y tan fuerte que nos convierte en esclavos del pecado y nos hace moralmente incapaces de vencer nuestra propia rebelión y ceguera. Esta incapacidad para salvarnos a nosotros mismos es total. Dependemos totalmente de la gracia de Dios para vencer nuestra rebelión, para que nos dé ojos para ver y para que nos atraiga al Salvador de manera eficaz.

Cuando hablamos de la depravación del hombre nos referimos a su condición natural aparte de cualquier gracia que Dios ejerza para refrenarlo o transformarlo. Queda claro que la totalidad de esa depravación no se refiere a que el hombre haga todo el mal que es capaz de hacer. No hay duda de que el hombre podría cometer más actos pecaminosos contra su prójimo de los que comete.

Pero si el hombre es refrenado de hacer más actos de iniquidad por motivos que no sean una gozosa sumisión a Dios, entonces incluso su “virtud” es maldad a la vista de Dios. Romanos 14:23 declara:
“Y todo lo que no se hace por convicción es pecado”.
Esta es una acusación radical en contra de cualquier virtud “natural” que no fluya de un corazón que con humildad confía en la gracia de Dios. Es decir, aun cuando un millonario por ejemplo, decide donar sus riquezas para dar de comer a los pobres, si la motivación para hacer esto no procede de su “fe en Dios”, también esto es pecado. Porque no honra a Dios ni lo glorifica.

El siguiente ejemplo podría aclarar más esta acusación contundente contra la “amabilidad” del hombre. Supongamos que eres padre de un hijo adolescente. Le recuerdas a tu hijo que tiene que lavar el coche antes de usarlo esta noche para llevar a sus amigos al partido de futbol. Él ya había acordado hacerlo. Pero cuando se lo comentas de nuevo, él se enoja y dice que no quiere lavarlo. Tú, con toda gentileza pero con firmeza, le mencionas su promesa y le dices que esperas que la cumpla. Él se opone. Y tú respondes:
“Bueno, si quieres conducir el coche esta noche, tienes que cumplir lo que habías prometido hacer”.
Tu hijo sale de la habitación muy enojado. Poco después lo ves lavando el coche. Pero no lo está haciendo por amor a ti ni por un deseo de agradar a Cristo al honrar a su padre. Quiere ir al partido con sus amigos. Eso es lo que impulsa su “obediencia”. Escribo “obediencia” entre comillas porque solo es una obediencia externa. Su corazón está equivocado. Esto es lo que quiero transmitir cuando digo que cualquier “virtud” humana está depravada si no sale de un corazón que ama al Padre celestial, incluso si el comportamiento se conforma a las normas bíblicas.

Nunca verás la terrible condición del corazón humano si solo la ves en relación a otros hombres. Tu hijo va a llevar a sus amigos al partido de baloncesto. Eso es “un acto de bondad” y ellos lo experimentarán como un beneficio. Así que la maldad de nuestras acciones nunca se puede medir solo por el daño que les hace a las otras personas.

Romanos 14:23 pone en claro que la depravación es nuestra condición en relación a Dios en primer lugar y solo en segundo término en relación a los demás. A menos que empecemos aquí, nunca vamos a comprender la totalidad de nuestra depravación natural. La depravación del hombre es total en al menos cuatro aspectos.

1. Nuestra rebelión contra Dios es total
Fuera de la gracia de Dios, no hay deleite en la santidad de Dios y no existe una alegre sumisión a la autoridad soberana de Dios. Por supuesto, los hombres que son totalmente depravados pueden ser muy religiosos y muy filántropos. Pueden orar, dar limosnas y ayunar como lo declaró Jesús Mateo 6.1-18:
“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de otra manera, no tenéis galardón de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando pues des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. De cierto os digo que ya están recibiendo toda su recompensa.” –Mateo 6.1-2 (Biblia Textual)
Pero su propia religión es rebelión contra los derechos de su Creador si no procede de un corazón que confía en la gracia gratuita de Dios. La religión es una de las principales formas en las que el hombre esconde su terquedad para abandonar la autosuficiencia y depositar todas sus esperanzas en la misericordia inmerecida de Dios. Ver Lucas 18.9-14; Colosenses 2:20-23:
“A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los demás, les propuso esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: el uno fariseo y el otro publicano. El fariseo, de pie, oraba consigo mismo estas cosas: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, tampoco como este publicano; ayuno dos veces a la semana y pago el diezmo de todo lo que gano. Pero el publicano, a distancia, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh Dios, sé propicio a mí, pecador! Os digo que éste bajó a su casa justificado antes que aquél, porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla, será enaltecido.” - Lucas 18.9-14 (Biblia Textual)
“Si habéis muerto con el Mesías a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivierais en el mundo, os sometéis a preceptos: No uses, ni comas, ni toques (según mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que están todas destinadas a perecer con el uso? Tales cosas tienen en verdad cierta reputación de sabiduría en una religión impuesta por uno mismo, y en una falsa humildad y severo trato del cuerpo, pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.” - Colosenses 2:20-23 (Biblia Textual)

La totalidad de nuestra rebelión se ve en Romanos 3:9-11 y 18.
“¿Entonces qué? ¿Estamos en desventaja? ¡En ninguna manera!, pues ya hemos acusado tanto a judíos como a griegos, que todos están bajo pecado, como está escrito: No hay justo, ni aun uno, No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios… No hay temor de Dios delante de sus ojos.”
Cualquier búsqueda de Dios que honre a Dios es un regalo de parte de Dios. No se debe a nuestra bondad innata. Es una ilustración de cómo Dios vence misericordiosamente nuestra resistencia innata hacia Él.

El hombre natural no busca a Dios
Es un mito que el hombre en su estado natural esté, de forma genuina, buscando a Dios. Los hombres sí buscan a Dios, pero no por quien Él es; lo buscan cuando no hay otro remedio como alguien que puede preservarlos de la muerte o mejorar sus placeres mundanos.

Aparte de la conversión, nadie se acerca a la luz de Dios. Algunos sí vienen a la luz. Pero escucha lo que Juan 3:20-21 dice acerca de ellos:
“Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios”.
Sí, sí existen los que vienen a la luz, es decir, aquellos cuyas obras son la obra de Dios. “Ha hecho en (o por) obediencia a Dios” quiere decir que Dios las lleva a cabo. Al estar al margen de esta obra de gracia por parte de Dios, todos los hombres odian la luz de Dios y no vendrán a Él por temor de que su maldad sea expuesta. Esto es la rebelión total. “No hay nadie que […] busque a Dios […] No hay temor de Dios delante de sus ojos”.

PREGUNTAS PARA RESPONDER
Lea Romanos 3.9-20 y responda las siguientes preguntas:

1.- ¿Sólo los griegos (los gentiles) están bajo pecado ya que los judíos son el pueblo escogido de Dios, y son descendientes de Abraham, por ello están librados de la esclavitud del pecado? (v. 9, ver también Romanos 3.22-23):
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2.- ¿A qué conclusión llegamos, quiénes están bajo pecado?¿Eso me incluye a mí, mis padres, mis hijos, toda la humanidad? (ver v. 9):
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3.- Lea Eclesiastés 7.20 ¿Con cuál versículo(s) está relacionado en Romanos 3.9-20?
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4.- “No hay justo, ni aun uno” ¿Acaso si pago mis impuestos fielmente, eso no me hace justo?¿La Biblia dice que Noé era “perfecto”, y que José el marido de María era “justo”?¿Por qué dice en Romanos 3.10 que “no hay justo” alguno en la tierra?
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5.- Lea Lucas 18.9-14 ¿Quién salió justificado el fariseo o el publicano?
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6.- ¿Por qué los fariseos hacían obras?¿Por qué los fariseos pensaban que por sus obras serían justificados?
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7.- ¿Por qué el publicano confió en la justicia de Dios antes que en su propia justicia?
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8.- Lea el Salmo 14.1-3 y Salmo 53.1-3 ¿Con cuál versículos de Romanos 3.9-20 se relacionan?
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9.- ¿El hombre natural busca a Dios?
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10.- ¿Cuándo éramos inconversos, entendíamos las cosas espirituales?
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11.- Lea 1 Corintios 2.14 ¿Por qué los creyentes sí entienden las cosas espirituales?
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12.- Lea el Salmo 5.9 ¿Con cuál versículos de Romanos 3.9-20 se relacionan?
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13.- Lea el Salmo 140.3 ¿Con cuál versículos de Romanos 3.9-20 se relacionan?
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14.- Lea el Salmo 10.7 ¿Con cuál versículos de Romanos 3.9-20 se relacionan?
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15.- Lea Isaías 59.7 y Proverbios 1.16 ¿Con cuál versículos de Romanos 3.9-20 se relacionan?
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16.- Lea el Salmo 36.1 ¿Con cuál versículos de Romanos 3.9-20 se relacionan?
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17.- Haga un comentario personal sobre las cosas buenas que usted hace ¿honran a Dios?¿Usted buscó a Dios, o Dios lo buscó a usted?
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COMENTARIOS FINALES DE LA LECCIÓN
El apóstol  Pablo utiliza 9 pasajes de la Biblia de los judíos, es decir del Antiguo Testamento para consolidar en el libro de Romanos (3.9-20) que el hombre es totalmente depravado. Esto significa que esta doctrina era claramente conocida por los fariseos y judíos en general. Pero no la entendieron sino hasta que el Espíritu santo los iluminó. Pablo fue un fariseo antes de que Cristo transformara su corazón y lo hiciera nacer de nuevo. Pablo, antes de ser cristiano, se justificaba por sus propias obras. Pero una vez convertido a Cristo, reconoce que es totalmente depravado y que necesita ser tocado por Dios para poder ser salvo.
Leer para la siguiente lección Romanos capítulo 7.

lunes, 15 de agosto de 2016

Romanos 8.1 y la “pérdida de la salvación”





Recientemente escuché a un predicador decir que “si alguien anda conforme a la carne, puede acarrear condenación”, es decir alguien que una vez creyó y se rindió al señorío de Jesucristo, podría ser condenado si en lugar de “andar en el espíritu” vacía su vida “andando en la carne…”. Es decir, puede perder su salvación.

El problema viene de la lectura de Romanos 8.1 que al hacerla fuera de contexto, es decir sin considerar los versos que lo acompañan, y en sí todo el mensaje del libro; podría convertir a la afirmación “los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” en una condición para evitar la condenación (otra vez a pesar de haber creído);  en lugar de una conclusión sobre el estado de los creyentes nacidos de nuevo.

Veamos la comparación de dos versiones de la Biblia en el mismo pasaje:
Romanos 8.1-4 Versión Biblia Textual - 4°
1Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en CRISTO JESÚS, 2porque la ley del Espíritu de vida en CRISTO JESÚS te libertó de la ley del pecado y de la muerte, 3porque lo imposible para la ley (ya que era impotente a causa de la carne), Dios, habiendo enviando de sí mismo al Hijo en semejanza de carne de pecado y por el pecado, condenó al pecado en la carne, 4para que la exigencia de la ley fuera cumplida en nosotros, los que no andamos según la carne, sino según el espíritu.” (BTX-4°)

Romanos 8.1-4 Versión Reina Valera 1960
1Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
La Nota Especial de la Biblia Textual dice:
“Al final del v. 1 el Textus Receptus introduce la expresión del v. 4 en dos etapas: los que no andan conforme a la carne, y la misma clausula seguida por sino conforme al Espiritu. La lectura más corta, que hace la declaración mucho más apropiada sin la calificación que es únicamente aplicable en el v. 4, está fuertemente respaldada por antiguos representantes de los tipos de texto Alejandrino y Occidental. Desde el punto de vista de las consideraciones internas, esta errónea inserción en el texto desvirtúa el propósito doctrinal de la epístola al trasladar del v. 4 una clausula conclusiva, y volverla condicional en el v. 1. ”
Es decir, la afirmación que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu es la conclusión de estos cuatro pasajes, de los que Pablo está hablando del v. 1-4 de Romanos capítulo 8. Si consideramos que esta frase no es conclusiva sino condicional  el texto sufriría un problema interno, puesto que Pablo primero les estaría diciendo que la condición para salvarse de la condenación sería el “no andar conforme a la carne, sino conforme al espíritu”. Pero surge la pregunta ¿Cómo logra el hombre ya no andar conforme a la carne? Si esa es la condición para que el hombre se salve, cómo logra eso.

En los demás versos encontramos la respuesta. En los versos anteriores encontramos a un Pablo que dice, sobre su condición pecaminosa: “Así que ya no soy yo el que hace eso, sino el pecado que mora en mí.” (Ro 7.17), entonces la condición del hombre es un estado de pecado, no una enfermedad temporal sino una muerte. Luego, cuando el hombre ha nacido de nuevo, es decir es regenerado, adquiere una nueva naturaleza: “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios, pero veo otra ley en mis miembros, que combate contra la ley de mi mente, y me encadena a la ley del pecado que está en mis miembros.” (Ro 7.22-23), Pablo reconoce que hay un hombre interior (hombre espiritual) que se deleita en Dios, en su ley; aunque su carne sea pecaminosa.

Luego en el v. 24 (del cap. 7) no tiene otra opción que decir: “¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?”; y creo firmemente que es la misma pregunta que se hace cada creyente genuino que desea agradar a Dios, y que encuentra una lucha entre su carne que lo tira hacia el pecado, y que combate en su mente contra esa nueva naturaleza, la que adquirió en el nuevo nacimiento por la regeneración de su espíritu. Acaso esa vieja naturaleza, de ese hombre caído, ¿nos condena? El creyente nacido de nuevo, ciertamente aun tiene un cuerpo pecaminoso, entonces ¿ese cuerpo pecaminoso lo condena?¿sus pecados aun lo condenan?

Si tenemos una pregunta, entonces ¿cuál es la respuesta?, la respuesta está en el texto:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Jesús el Mesías” (Ro 8.1)
Ésta es la respuesta, es la nueva condición del nuevo creyente, del hombre regenerado por Dios ¿Quién está en Jesucristo sino aquellos que han nacido de nuevo? Por lo tanto, esto es una afirmación acerca del estado del hombre que ha creído en Jesús como Señor y Salvador, que ya no hay condenación para él. En el v. 2 dice que “…la ley del Espíritu de vida en Jesús el Mesías te ha librado de la ley del pecado y de la muerte”, ya no hay más esclavitud, el Espíritu los ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Son afirmaciones conclusivas.

Luego en  el v. 3 continúa diciendo: “Porque lo que no pudo hacer la ley, ya que era débil por causa de la carne, lo hizo Dios enviando a su propio Hijo en semejanza de nuestra carne pecaminosa, y por el pecado, condenó al pecado en la carne…”. Lo que la ley no pudo lograrlo, ahora se puede lograr ya que Jesús tomó el lugar de cada creyente en la cruz. Jesús es el pago por nuestros pecados, Jesús es el sustituto por el pecado, la propiciación. Los que están en Jesús ya están justificados, su deuda con el pecado y la justicia de Dios ya está pagada en la cruz. Jesús, Dios hecho hombre, adoptó un cuerpo semejante al nuestro, pero no pecó, y con su muerte logró salvarnos.

Por esto, en el v. 4 Pablo afirma que Jesús logró que nosotros “cumpliéramos la exigencia de la ley”, y esto no podría ser posible si no se dice de nosotros “que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu”. No andamos en la carne porque ya somos espirituales, pues hemos nacido del Espíritu.

Esto se complementa con las verdades que Pablo les dice a los creyentes romanos en los siguientes versos, donde hace una comparación entre el hombre natural (no regenerado) y el hombre espiritual (nacido de nuevo):

  • v. 5: “Porque los que viven según la carne (el hombre no regenerado), tienen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven según el espíritu (nacido de nuevo), en las cosas del Espíritu.

  • v. 6: “Porque la manera de pensar (del hombre no regenerado) de la carne es muerte, pero la manera de pensar (del nacido de nuevo) del espíritu, es vida y paz;

  • v. 7: “porque la manera de pensar (del hombre no regenerado)de la carne es enemistad contra Dios, pues no se sujeta a la ley de Dios, porque tampoco puede.

  • v. 8: “Así que, los que están en la carne (del hombre no regenerado) no pueden agradar a Dios.

  • v. 9: “Pero vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, por cuanto el Espíritu de Dios vive en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu del Mesías, éste no es de Él.”
Note como el v. 9 afirma lo mismo que el v. 4: “no estamos en la carne”. Por ello, el creyente genuino cada vez que peca, siente pesar en su corazón porque está dañando su relación con Dios, y contrista el Espíritu Santo, por eso se arrepiente y cambia de camino, se aparta del pecado, ya no practica el pecado. En cambio, un falso creyente cada vez que peca, simplemente no tiene ni remordimiento por el pecado, lo disfruta y se vuelve a él las veces que desee. Entonces a estos Pablo les va a decir que si aun vive conforme a la carne  y no conforme al espíritu, es porque “no es de Cristo, pues no tiene el Espíritu Santo” que produce en el creyente nacido de nuevo todo lo antes descrito.

Conclusión
Cuando leemos Romanos 8.1 que dice “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”, no está hablando de una condición para no volver a ser condenados (lo que muchos interpretan como "perder la salvación"), se está refiriendo al nuevo estado del creyente nacido de nuevo, del hombre regenerado, que de verdad ya no anda conforme a la carne, pues al haber adquirido una nueva naturaleza espiritual, ahora anda conforme al espíritu, es decir es un hombre espiritual, alguien en quien habita el Espíritu Santo.

Por lo tanto, Si el Espíritu de Dios está en usted, usted ya no debe amar el pecado ni practicarlo, pero si usted peca constantemente, “examínese a usted mismo si está en la fe. Pruébese a usted mismo si es o no nacido de nuevo. Quizá no reconozca a Jesús, pues si Jesús no está en usted ¿Cómo reconocerá a alguien que no ha conocido antes? Considere entonces que quizá usted, simplemente, no es un verdadero creyente.” (2 Corintios 13.5 parafraseado)

Dios lo bendiga