miércoles, 10 de febrero de 2016

¿Pueden los cristianos tener contacto con un “objeto maldito” y quedar maldecidos?


Se me hace difícil comprender cómo algunos maestros de la “guerra espiritual” están diciendo que existen objetos malditos, objetos que están bajo un conjuro, bajo una maldición; y que si un cristiano los toca, puede quedar afectado. No pretendo dar todas las respuestas, pero les presento un breve análisis bíblico de estas presunciones espirituales.

¿Qué es Maldición?
Citando a wikipedia, mencionaremos que:

“Una maldición es la expresión de un deseo maligno dirigido contra una o varias personas que, en virtud del poder mágico del lenguaje, logra que ese deseo se cumpla. Gramaticalmente, se trata de oraciones con modalidad desiderativa (lo mismo que las bendiciones) con el verbo en subjuntivo. Así, son ejemplos de maldiciones mal cáncer te coma, o bien que te parta un rayo o así te estrelles.” 1

Y, referente a objetos malditos, wikipedia dice que:

“el poder de la maldición se extiende en ocasiones a determinados objetos. Así, el poeta griego Nikos Kavvadías cuenta en uno de sus poemas más conocidos la historia de un cuchillo maldito: todos los que lo compraban acababan utilizándolo para matar a una persona querida. El vudú afroamericano afirma que es posible dañar a una persona colocando en su camino ciertos objetos malditos, que se activarán cuando la víctima camine sobre ellos. Según la creencia popular, las maldiciones pueden también afectar a edificios (por lo que se habla de casas encantadas, embrujadas o malditas).”

Muchos conceptos y definiciones sobre esto vienen de la interpretación popular sobre la vida, las calamidades y el infortunio. Y así mismo, muchas enseñanzas en la iglesia (aún doctrinas) se hacen a partir de las experiencias y testimonios de ex – brujos, ex – sacerdotes satanistas, y de obreros en el campo misionero que han sido expuestos a experiencias con el maligno, pero de las cuales Dios los ha librado. Es importante considerar la experiencia, no obstante nuestra regla es y será siempre la Escritura, por lo tanto debemos descansar en los conceptos que la Biblia nos da.

Concepto Bíblico de Maldición.
En general, después de la “caída” de Adán en el huerto del Edén, Dios maldijo al hombre, a la mujer, a la serpiente y a la tierra (a causa del hombre). La maldición sobre el hombre consistió en tener que sufrir para obtener su sustento, la mujer tendrías dolores de parto, y la serpiente se arrastraría sobre la tierra. En Génesis 3.14-19 leemos:

14 Entonces dijo YHVH ’Elohim a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, ¡Maldita tú entre todos los animales y entre todas las bestias del campo! Sobre tu vientre andarás, Y polvo comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, Y entre tu descendiente y su descendiente. Él te aplastará la cabeza cuando tú hieras su calcañar. 16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces, Con dolor parirás los hijos, Y tendrás deseo de tu marido, pero él te dominará. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto has atendido a la voz de tu mujer, Y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: No comas de él, ¡Maldita sea la tierra por causa tuya! Con fatiga comerás de ella todos los días de tu vida, 18 Espino y abrojo te brotará y Comerás hierba del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que retornes a la tierra, Porque de ella fuiste tomado, Pues polvo eres y al polvo volverás.”

En general, el hombre estaría bajo la “maldición del pecado”, consecuencia nefasta ya que esa maldición trajo consigo la irremediable condición pecaminosa del hombre a la que llamamos “el pecado original”. El Dr. W.T. Conner detalla de la siguiente manera la maldición del pecado de Adán y sus consecuencias cuando dice:

Toda la desgracia del pecado consiste en el hecho de que el pecado separa al hombre de Dios, ‘de quien fluyen todas las bendiciones’. La maldición de nuestra época es que se ha perdido la conciencia de Dios. Más que eso, la mente carnal es hostil a Dios. No se sujeta a la ley de Dios. Le es imposible sujetarse. 2

El hombre nace y muere en maldición, salvo que el Evangelio llegue a su vida. Y, no sólo el hombre, sino toda la creación está bajo maldición. Mar, tierra, los animales y las plantas. Encontramos que Pablo dice en Romanos 8.19-22 que toda la creación fue sometida:

19 Porque el profundo anhelo de la creación espera la revelación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sometida a vanidad, no por su propia voluntad, sino por la del que la sujetó; en esperanza 21 de que también la creación misma será liberada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una sufre dolores de parto hasta ahora.”

Este pasaje muestra que la consecuencia del pecado de Adán trajo maldición a la toda “la creación”, la cual espera, así como nosotros, ser redimida. Esto significa que la creación misma está bajo maldición. Por lo tanto cada uno de los objetos que hay en ella están bajo maldición. Es quizá por esto, que la tradición israelita conservó de generación en generación el “bendecir los alimentos” y los frutos en general que producía la tierra, los animales y las plantas, ya que provenían de un común origen maldito. Jesús mismo bendijo los panes y los peces antes de repartirlos entre la multitud, dio gracias a Dios y los bendijo.

El Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia dice lo siguiente definiendo la “maldición”:  

En sentido oriental, «maldición» es la palabra o expresión que desea el mal para alguna persona u objeto. Se espera que la maldición suelte una fuerza negativa y maligna que actúe en contra de la felicidad y propicie el fracaso del maldecido. Incluso, los malos efectos pueden pasar a otros (Jos 6.26; 7.24s). A veces echar maldición era casi el oficio de algunas personas (Nm 22). Pero Dios puede tornar la maldición en bendición (Nm 23; 24). Las maldiciones sirven como termómetro moral en el Antiguo Testamento (Dt 21.23; 27.16–26; 28.16–19). Para anular las maldiciones humanas la víctima podía imprecar a su enemigo (Sal 9.18; 59.13ss; 109.6–20). Para evitar las maldiciones religiosas el único camino era obedecer «los mandamientos de Jehová» (Dt 11.26s). En el Nuevo Testamento encontramos rasgos del espíritu veterotestamentario (Mc 11.12ss; Hch 5.1ss), pero en general el clima ha cambiado. La maldición se elimina con la bendición (Lc 6.28; Ro 12.14). La maldición de la Ley se ha deshecho con el sacrificio de Cristo (Gl 3.10–14). La última palabra del Antiguo Testamento es «maldición», pero el Nuevo Testamento se cierra con una bendición.3

Maldiciones en la Biblia.
Ya mencionamos que al inicio de la historia, cuando el hombre pecó trajo maldición incluso a la misma creación. Pero también encontramos diversos eventos concernientes a maldiciones.
Tenemos que en Números 23.8, Balaam tenía miedo “maldecir a quien Dios ha bendecido”, y lo dijo así: “¿Cómo podré maldecir a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo podré execrar a quien YHVH no ha execrado?”. Balaam era un profeta pagano que era “contratado” para proferir maldiciones. Pero este profeta pagano sabía que lo que Dios bendice, nadie lo puede maldecir.
Luego también podemos citar en el libro de Hechos el relato en el que los enemigos del Evangelio y de Pablo “juraron bajo maldición” que matarían a Pablo. Pero ellos no lo mataron. Pablo murió como mártir por su fe en Jesús, en otras circunstancias permitidas por Dios:

12 Cuando se hizo de día, los judíos tramaron un complot, y se juramentaron bajo maldición, diciendo que no habían de comer ni beber hasta que mataran a Pablo. 13 Y los que hicieron esta conspiración eran más de cuarenta,” Hechos 23.12-13

Jesús, refiriéndose a las maldiciones a las que sus discípulos estarían expuestos les dio una fórmula: “si los maldicen, bendíganlos”. Veamos Lucas 6.27-28:

27 Pero a vosotros, los que estáis oyendo, digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen, 28 bendecid a los que os maldicen, orad por los que os maltratan.” Similar al apóstol Pablo quien dijo: “Bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis.” (Romanos 12.14-BTX)

Y como fundamento doctrinal encontramos que la maldición de la Ley ha sido desecha con el sacrificio de Jesús el Mesías en la cruz. Esto es, puesto que había una maldición por incumplir la Ley, en Cristo somos libres de esa maldición de la Ley. Así lo asegura la escritura en Gálatas 3.10-14:

10 Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición. Porque está escrito: Maldito todo el que no permanece en todas las cosas que han sido escritas en el libro de la ley, para hacerlas. 11 Y es evidente que por la ley nadie es declarado justo delante de Dios, porque: El justo vivirá por la fe. 12 Pero la ley no es por fe, sino: El que las haga, vivirá por ellas. 13 El Mesías -nos libertó de la maldición de la ley-, hecho maldición por nosotros (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14 para que la bendición de Abraham llegara a los gentiles por Jesús el Mesías, a fin de que por medio de la fe recibamos el Espíritu prometido.”

Hay un evento en la historia del pueblo judío referente a las maldiciones que deja entrever una postura doctrinal que no deja a Dios aparte de cualquier acto de maldición. Es decir, Él sería el único que puede proferir maldición (o permitirla con un propósito o designio), y en la historia bíblica vemos que Él permitió que algunos hombres profirieran maldición. Está más que claro en el ejemplo de Josué en el 6.26 donde profirió la siguiente maldición:

“En aquel tiempo Josué les impuso un juramento, diciendo: ¡Maldito delante de YHVH el hombre que se levante para reedificar esta ciudad de Jericó! ¡Al precio de su primogénito eche sus cimientos y al de su hijo menor ponga sus portones!”.

Y esta maldición se cumplió en 1 Reyes 16.34 que dice:

“En ese tiempo Hiel de Bet-’El reedificó Jericó: a costa de Abiram su primogénito puso los cimientos, y a costa de Segub su hijo menor levantó sus puertas, conforme a la palabra que YHVH había hablado por medio de Josué ben Nun.”

En el evento de Josué, quien profiere realmente la maldición sobre la reedificación de Jericó es Dios, así lo confirma 1 de Reyes se nos confirma que –no fue Josué quien maldijo- sino Dios a través de Josué. Dios es el dueño de todo lo creado y nada sucede sin que Él lo disponga o lo permita con un propósito.

Vemos pues que en la Biblia se nos hace mención innumerables veces acerca de las maldiciones y sus consecuencias en las personas y aun sobre la creación.

Objetos malditos (maldecidos) en la Biblia.
Basados en el punto anterior, sobre el concepto bíblico de maldición, podemos afirmar que “todos los objetos existentes están bajo maldición” o podemos decir que todos los objetos son malditos. Salvo que hayan sido separados y consagrados para los propósitos de Dios. Los creyentes, nacidos de nuevo, ya no están bajo maldición, por ello somos llamados “santos”. Y, también se evidencia en la Biblia que muchos objetos en el Antiguo Pacto, eran separados para ser usados en el tabernáculo y posteriormente en el templo, tal es así que cuando fueron robados por los babilónicos y estos los utilizaron para sus fiestas paganas, venía sobre ellos calamidad. Esta verdad bíblica se llama “profanar” lo sagrado. Por lo tanto, en un concepto general, todos los objetos estarían bajo una maldición. Aunque, de manera particular, existe una “maldición por asociación” con objetos usados, intencionalmente o separados para fines viles. Los objetos en sí mismo nada son, salvo el uso que se les da. Por ejemplo se dice que “un cuchillo utilizado para asesinar está maldito”. Una casa donde se practica la brujería está maldita. Un hospital donde se trafica con órganos y se practica abortos está maldito. Si quisiéramos hacer una lista de objetos, encontraríamos que todos están de alguna manera “asociados” a una maldición; y de hecho lo están. Pablo en 2 Corintios 6.14-18 dice:

14 No estéis unidos en yugo desigual con incrédulos, pues ¿qué compañerismo hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Y qué comunión hay de la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia del Mesías con Belial? ¿O qué parte del creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo entre el santuario de Dios y el de los ídolos? Porque nosotros somos santuario del Dios viviente, como dijo Dios: Habitaré entre ellos y entre ellos andaré; Y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 17 Por tanto, Salid de en medio de ellos, y separaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, 18 Y os seré por Padre, y vosotros me seréis por hijos e hijas, Dice el Señor Todopoderoso.”

Esta es una clara advertencia que muchos cristianos no consideran. Dios nos manda no tener ninguna comunión con las tinieblas. La razón principal es que los cristianos ya no somos de las tinieblas. Probablemente los cristianos de Corinto, aunque estaban bajo una etiqueta de que eran cristianos, continuaban practicando pecado, o involucrándose con prácticas de las tinieblas como algún tipo de culto a los ídolos, o la hechicería. En el capítulo ocho de 1 Corintios el apóstol Pablo detalla un problema acerca de los hermanos maduros en la Fe que no tenían problema de comer carne que había sido ofrecida a los ídolos y les exhorta a que no lo hagan delante de los débiles en la Fe, para no dañarlos por su falta de conocimiento de Dios. Referente a la carne sacrificada a los ídolos dice:

“Acerca pues, del comer de los sacrificios a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo” 1 Co 8.4

Esto se daba porque a veces, la carne que se ofrecía a los ídolos se vendía en los mercados (1 Co 10.25) y algunos cristianos consideraban que el comer de esa carne implicaba idolatría (lo cual traería una maldición por asociación), pero otros cristianos consideraban que su “conocimiento” como cristianos les capacitaba para comer de ella sin que les afectara. Y, Pablo les dice que, aunque tengamos conocimiento, no obstante, el amor debe estar por encima de ese conocimiento; esto es el amor por los débiles pues la conducta de Pablo  estaba determinada no por la libertad basada en su conocimiento, sino por su amor por el hermano débil. Pero en ningún momento se evidencia una real influencia de la carne ofrecida a los ídolos que era comida por un cristiano maduro.

En 1 Corintios 10.23-33 el apóstol Pablo ofrece una aclaración sobre cómo un creyente maduro debe proceder frente a tomar cosas u objetos que estén bajo una “maldición por asociación”. Y podemos concluir que:

29 … ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? 30 Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias? 31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” (1 Co 10.29-31RV1960)

Conclusiones.
En Colosenses 1.13, Pablo dice que Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. La salvación trae verdadera libertad y protección contra Satanás. En Romanos 8.37, Pablo dice que nosotros somos verdaderos conquistadores a través de Cristo, de manera abrumadora. En 1 Corintios 15.57, él dice que Dios nos da la victoria. En 2 Corintios 2.14, él dice que Dios siempre nos dirige al triunfo. En 1 Juan 2.13, Juan dice que hemos vencido al malo. Y, capítulo 4.4, dice que la habitación del Espíritu Santo es más grande que Satanás. Por lo tanto un cristiano no puede ser influenciado por algún objeto que tenga algún tipo de “maldición por asociación”. Las tinieblas no pueden habitar en los creyentes genuinos.

De acuerdo a 1 Pedro 1.5, cuando Cristo reina en la vida de una persona, esa persona es cuidada por el poder de Dios. Como resultado, “el maligno no le toca” (1 Juan 5:18). Como el Espíritu Santo vive en un creyente, ningún demonio puede tener estadía allí como ocupante. La morada por los demonios es solamente evidencia de falta de una salvación genuina.

En cambio, los incrédulos viven bajo la maldición del pecado, viven a expensas del maligno, ellos son llamados “hijos de desobediencia” en Efesios 2.2 y también se afirma que los incrédulos viven “conforme al príncipe de la potestad del aire” es decir, en las vidas de los incrédulos “actúa” el maligno.

1 En cuanto a vosotros, estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, según el curso de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, del espíritu que ahora actúa en los hijos de desobediencia. 3 Entre ellos también vivimos todos nosotros en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás;”

Si hay objetos que están bajo maldición, serían todos los existentes de manera general, y de manera particular podríamos asegurar que hay objetos usados para fines macabros, viles y hostiles contra Dios, pero no dejan de ser objetos inertes en sí mismos aunque usados para fines de las tinieblas y del pecado. No encontramos en la Biblia, en la doctrina apostólica, que haya objetos que en sí mismo hayan causado un peligro para los hijos de Dios, que puedan haber ejercido influencia demoniaca ni mucho menos que hayan trasferido una maldición sobre ellos. Esto respondería a la pregunta ¿Pueden los cristianos acarrear las consecuencias de relacionarse con un objeto maldito? No. No hay evidencia bíblica de  tal afirmación.

El asignarla a un objeto, de manera arbitraria, que tienen una maldición o que está maldito, podría recaer en la subjetividad de la persona que decide asignarle tal calificación. Un billete con el que se le ha pagado los servicios a un brujo para “eliminar” a otra persona, pronto estará en circulación de mano en mano y podría llegar a las nuestras, y no por ello nos maldice.

Los cristianos debemos madurar y escudriñar mucho más las Escrituras y no dejarnos sorprender por “vendedores de cebo de serpiente” o por obreros que se dedican a “limpiar casas encantadas.”

Seamos responsables.

Jesús Paredes
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Bibliografía citada
1.    https://es.wikipedia.org/wiki/Maldici%C3%B3n
2. Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.
3. W. T. Conner, 1976, Doctrina Cristiana, Casa Bautista de Publicaciones, Nashville Tennessee

2 comentarios:

  1. Que opinas de recibirle objetos a alguien que sabes que te odia y quiere verte destruido, y que es una persona que todo el tiempo maldice tu economia,tu vida, tu salud, la familia, la iglesia y te insulta y te hace daño.

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    1. Creo que no hay problema si lo recibes de manera inconsciente. Pero si lo recibes de manera consciente tendrás problemas de conciencia, si algo te sale mal, vivirás pensando que fue por el objeto que te dio tu enemiga.

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