sábado, 31 de enero de 2015

Isaías: El evangelista del Antiguo Testamento

ISAIAS, Jehová es salvación

«El evangelista del Antiguo Testamento»
Llamado de Isaías.
De clase media alta, allegado a la familia real. Isaías nació probablemente en Jerusalén (760 a.C) y estaba emparentado con la familia real. Según la tradición talmúdica, Isaías posiblemente fue primo (pariente) del rey Uzías. En el capítulo 7.3-5 leemos “Guarda, y repósate; no temas, ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean” Isaías utiliza un lenguaje único, “tuteando al rey”. Aquí se ve al profeta hablando con la autoridad de “enviado de Dios” pero también con un tono familiar al rey. Del dialogo manifiesto en los versos del 3-17 del capítulo 7 vemos a un Isaías que se movía entre los allegados del rey sin mayor problema. En el capítulo 39.3 leemos: “Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia.” Actuaba muchas veces como una especie de asesor y consultor real, debido a que se relacionaba muy íntimamente con estos reyes. Así mismo se relacionaba con sacerdotes y altos cargos de la capital del reino, veamos en el capítulo 8. 1-2 “Me dijo Jehová: Toma una tabla grande, y escribe en ella con caracteres legibles tocante a Maher-salal-hasbaz. Y junté conmigo por testigos fieles al sacerdote Urías y a Zacarías hijo de Jeberequías.” De esta manera podemos concluir que estamos tratando la historia de un profeta que era de la clase media alta de Jerusalén.

De labios inmundos. El llamamiento de Isaías empieza con el reconocimiento: “Ay de mi que soy muerto” Isaías 6.5. Él está reconociendo que es un pecador, que es un muerto en vida como cualquier otro hombre. Isaías no es un tipo extraordinario. El hecho de que sea de la familia real no lo hace extraordinario. Luego tenemos una confesión como: “Yo, hombre de labios inmundos, que habito en un pueblo que también tiene labios inmundos” Isaías 6.5. Isaías esta confesando que ha tenido la oportunidad de ver al Señor, Adonay. Y ha escuchado a los ángeles cantando “santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos (YHVH Sebaot) y no le queda otra que reconocer que ha habido una “gracia” manifiesta para su vida. Dios lo llama por gracia. Isaías no tiene merito en sí mismo, ni por ser pariente del rey, ni por ser de la clase media de Jerusalén. Dios lo llama porque Dios obra por gracia. Isaías es un hombre que forma parte de un grupo de personas que blasfeman contra Dios con sus labios. Ser de un pueblo “de labios inmundos”, es igual como si en nuestro contexto dijéramos, “Yo, que consigo las cosas con argolla, y que vivo en un pueblo en el que todos consiguen las cosas con argolla”.  Por ello podemos decir que Isaías, como cualquier otro profeta y hombre de Dios, han actuado extraordinariamente por la gracia de Dios, aunque ellos son ordinarios en sí mismos. Y es un llamado para nosotros, a atrevernos y dejar que Dios nos use. Somos hombres y mujeres ordinarios, que en las manos de Dios podemos hacer cosas extraordinarias.

“Heme aquí, envíame a mí”. (v.8) Finalmente tenemos la respuesta de este hombre que ha experimentado la gracia de Dios. Es un “heme aquí” que no viene de un encuentro emocional, no viene de una experiencia más de un culto espectacular; viene de haber sido expuesta a un “poco” de la presencia de Dios. Es una de las pocas visiones que son narradas en las Escrituras, en las que Dios mismo se revela para marcar a “su escogido”. Éste es un “heme aquí” cargado de compromiso y decisión, de un hombre que está dispuesto a dejarlo todo por Dios. Nosotros solemos cantar “heme aquí” en varias versiones, (tenemos la de Jesús Adrián Romero y la de Marcos Witt, y canciones más antiguas como el himno "Usa mi vida"). Pero no deja de ser una emoción que nos embarga en el momento musical. El “heme aquí” de Isaías es como el “Sí, acepto” que hace un hombre que se casa delante de Dios, del ministro, su novia y de los invitados. Es un “heme aquí” para siempre y sin retorno, no es la aceptación de una comisión momentánea y pasajera. Isaías está diciendo a Dios: “Heme aquí… hasta la muerte”.

El mensaje del profeta Isaías.
El Evangelista del Antiguo Testamento. Isaías es quizá el profeta que mas profetizó sobre el Mesías. Encontré más de 16 profecías de Isaías cumplidas en Jesús, narradas en el Nuevo Testamento. Podemos decir que él era el “evangelista del Antiguo Testamento” anunciando “las buenas nuevas”. Es en Isaías 52.7 donde encontramos el pasaje que dice: “!!Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: !!Tu Dios reina!”. También encontramos en Isaías 9.2-3 ese hermoso pasaje que dice: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.” Eso se cumple exactamente en Mateo 4.15-16. Pero la profecía central de Isaías acerca del Mesías es sin duda, 7.14 que dice: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel” esto se cumple en Mateo 1.20-24, donde el escritor Mateo da por cumplida esta profecía en Jesús. El otro pasaje fuertemente evangelista es Isaías 53.5, lo que yo le llamo “el centro del evangelio de Isaías”, y dice: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Esta profecía se cumple en Mateo 8.17 que dice “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. Esto es “el mensaje de la cruz” predicado 700 años a.C. Hoy, 2,000 años d.C. seguimos predicando el mismo mensaje. Y no es otra cosa que el mensaje del sacrificio de Cristo por ti y por mí y por todo el mundo.

¡No confíen en Egipto! Así he titulado a esta parte del mensaje de Isaías. Él nos está diciendo “no confíen en el hombre”, “no confíes en tus fuerzas”, “No confies en el campeón que hay en ti”. El profeta estuvo íntimamente ligado a los reyes de turno, y su mensaje no pudo ser más claro y dependiente de Dios. Isaías les va a decir “ustedes confían más en Egipto que en el Dios que los libró de Egipto”, y esto es una contradicción y un mensaje para nosotros. Dios nos está diciendo ahora miso, no confíes en el mundo del cual Dios te rescató, es incongruente y absurdo. Éramos esclavos del mundo, y ¿confiamos más en el mundo? Eso les está diciendo Isaías al pueblo de Dios, a Judá. Veamos  el capítulo 30.1-5 “…Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto. Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión. No confiemos en el mundo, ni en nuestras fuerzas, ni en el hombre, confiemos en Dios.

Muerte de Isaías.
Sanguinariedad de Manases. Hijo de Ezequías. En 2Reyes 21.16 encontramos que fue el peor rey que tuvo Judá, “Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo; además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová.” Fue un tipo de lo peor: No siguió el camino recto de su padre. Toleró los cultos asirios. Introdujo un sincretismo en el culto a Jehová. Desarrolló la práctica de Invocación a los muertos. Practicó el sacrificios de niños, sacrificó a sus propios hijos.

Martirio de Isaías: fue aserrado. El pueblo rebelde del tiempo de Isaías le decía: "No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras" (Isaías 30:10). Hoy día sucede lo mismo, pero el verdadero mensajero de Jesucristo siempre proclama lo que es verdad y recto; siempre condena lo falso y equivocado. Por eso, según una tradición, Isaías perdió la vida. Cuando tuvo noventa años fue aserrado sobre el tronco de un árbol por orden de Manasés.”

CONCLUSIÓN:
Isaías es uno de nuestros héroes de la fe, que narra el libro de Hebreos 11:37.
“Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados”
  • Seamos humildes en aceptar el llamado de Dios para su ministerio. No es por méritos personales, sino por su gracia. 
  • No confiemos en nuestras fuerzas, ni en el apoyo humano que pudiéramos tener. Confiemos sólo en Dios. 
  • Estemos dispuestos a morir por Dios, aunque en realidad Dios nos quiere vivos para hacer su obra.


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domingo, 18 de enero de 2015

¿Jesús mandó bautizar en su nombre?



La enseñanza errónea:

Se enseña que Jesús es Dios y que Él es único, y se ha manifestado a través de la historia como el Padre, como el Hijo y como el Espíritu Santo. Es decir enseñan que Dios es una “unidad”, pero que se revela a sí mismo en tres FORMAS o MODOS diferentes. Estas tres formas no son tres hipóstasis, sino tres papeles o partes desempeñadas por el mismo Dios singular y tiene un Nombre y ese es Jesús, y los seres humanos no lo pueden entender sino hasta que les sea revelado por Dios... ¡Gran herejía!

Los versículos sacados de contexto:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;”
- Mateo 28:19 (RV1960)

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
- Hechos 2.38  (RV1960)

Por qué es una enseñanza errónea

Empezaremos diciendo que esta enseñanza sobre los “tres modos” en que se revela Dios (o según ellos Jesús) ha sido retomada después de 1690 años aproximadamente, y es otra manera de enseñar lo que se le denominó “modalismo” allá en el año 215 d.C., aunque ahora la doctrina está un poco más elaborada añadiéndole la enseñanza de que “sólo el bautismo en el nombre de Jesús trae salvación”.   

¿De qué se trata?
En el pasaje de Mateo 28.19 encontramos a Jesús el Mesías, dando instrucciones a sus discípulos y apóstoles. Entre las claras indicaciones se tiene el bautismo “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Esta fórmula bautismal, la cual fue ordenada por el mismo Jesús, es interpretada de tal manera que se leería así:


“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, en el nombre del Hijo, y en el nombre del Espíritu Santo;”

Los que enseñan esta doctrina hacen resaltar, debido a su errada manera de interpretar este pasaje, que Jesús les está diciendo a sus discípulos que “el nombre” es Jesús. Es decir el nombre del Padre es Jesús, el nombre del Hijo es Jesús y el nombre del Espíritu Santo es Jesús. Casi siempre cuando exponen su doctrina hacen la pregunta: ¿Cuál es ese nombre? Haciendo alusión que la respuesta es Jesús, siendo una revelación de Dios a todo aquel que confiese esta enseñanza. Para esto se apoyan en los hechos históricos del bautismo de los primeros cristianos narrado en el libro de los Hechos de los Apóstoles. En Hechos 2.8 leemos que Pedro les dice “bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo”. Como los apóstoles bautizaron, según narra Lucas en la historia de los primeros cristianos bautizados, que el bautizo se hacía “en el nombre de Jesucristo”, entonces mediante el uso de un silogismo establecen su doctrina sobre "el nombre", la cual queda así:


En Mateo 28.19 el Señor Jesús mandó que bautizaran en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Y ¿cuál es ese nombre? Ese nombre es Jesús, porque en Hechos 2.38 Pedro mandó que se bautizaran en el nombre de Jesucristo. Y también lo leemos en Hechos 8:16: “porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.” Otra cita es Hechos 10:48: “Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces, le rogaron que se quedase por algunos días.” También tenemos el registro bíblico de Hechos 19:5: “Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.” Y finalmente Hechos 22:16: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.” Es decir el bautismo de los nuevos creyentes debe ser “en el nombre de Jesús”. Si el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es Jesús, entonces Jesús es Dios manifestado en tres modos, por ello afirman que hay un solo Dios: Jesús. (Nota del autor)

En el contexto de Mateo 28.19 aclaramos que el término griego utilizado para “nombre” es “onoma” (Strong-3686) y se utiliza para lo siguiente:

El término “onoma” (Strong-3686) se utiliza para referirse al nombre de Dios como expresión de sus atributos. Lo encontramos en Mateo 6.9: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”; comparar con Lucas 1.49: “Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; ¡Santo es su nombre!”. Así mismo lo encontramos en Juan 12.28 en la oración íntima que Jesús hace al Padre: “¡Padre glorifica tu nombre! Entonces vino una voz del cielo: ¡Lo he glorificado y otra vez lo glorificaré!”. Cuando Jesús les enseña a orar a sus discípulos, NO está diciendo que “el Padre es santificado” y luego “su nombre -Jesús- es santificado”. Jesús esta afirmando que el Padre es santificado, el término “nombre” es utilizado para referirse al Padre mismo; el nombre es lo que identifica a quien lo posee. En ningún momento Jesús hace alusión a que el nombre que está santificando sea “Jesús”, de lo contrario la oración al Padre sería así: “Jesús nuestro que estás en los cielos, santificado seas Jesús”.

Así mismo María en su alabanza esta santificando al Señor  mismo, NO está haciendo, de ninguna manera, referencia al nombre de Jesús, de lo contrario su alabanza sería así: “Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; ¡Santo es Jesús!”. Ahora en Juan 12.28, sucede lo mismo. Nuevamente el mismo Jesucristo esta orando al Padre y le está diciendo “¡Padre glorifica tu nombre!” en ninguna manera Jesús le está orando a Jesús: “¡Jesús glorifica a Jesús!”. Y quienes interpretan de esta manera, hacen alusión a un “misterio” en la soberanía de Dios que tiene la capacidad de manifestarse de DIFERENTES MODOS, sin dejar de ser UNO mismo.

También se utiliza del nombre del Mesías (Cristo) implicando autoridad, carácter, rango, majestad, poder, excelencia, etc. Es decir cuando se refieran a su nombre se estarían refiriendo a Cristo, veamos Mateo 10.22 que dice “Y seréis aborrecidos por todos a causa de mi nombre” (es decir por causa del Mesías) y comparemos con Mateo 19.29 (BTX): “Y todo el que dejó casas, hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o alquerías, por causa de mi nombre, recibirá muchas veces más, y heredará vida eterna.” En otras palabras, el nombre representa quién es en sí la persona a que se nombra.

Veamos también el pasaje de Hechos 26.9, en donde Pablo está narrando sus oscuras intenciones al decir “Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret”. Pablo pensaba que su deber era hacer muchas cosas contra Jesús y todo lo que Él representaba como sus enseñanzas, sus discípulos, etc. Por ello vemos a Pablo persiguiendo cristianos y metiéndolos a la cárcel, y en otra oportunidad lo vemos consintiendo el apedreamiento y muerte de Esteban.

¿Qué significa entonces “en el nombre de”?

Representa la AUTORIDAD del Mesías.
Veamos Mateo 18.5 que dice: “Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe”. Aquí hay un término griego usado para la palabra “en” y es “epi” que significa “sobre”. Es decir Jesús les está diciendo “Y cualquiera que reciba sobre la base de mi autoridad a un niño como éste, a mí me recibe”.

Representa EN EL PODER del Mesías.
Veamos Lucas 10.17 “Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre”; es decir “aun los demonios se nos sujetan en tu poder”. Veamos el pasaje de Hechos 3.6 donde Pedro le dice al minusválido  “En el nombre de Jesús de Nazaret, el Mesías, ¡camina!”, es decir “En el poder de Jesús de Nazaret, el Mesías, ¡camina!”

Representa EN RECONOCIMIENTO o CONFESIÓN del Mesías.
En Hechos 4.12 leemos “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” También veamos Hechos 9.27-29: “Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle.” Aquí Bernabé testifica y refiere que Pablo confesaba a Jesús como el Mesías.

Representa EN RECONOCIMIENTO de la AUTORIDAD.
Se usa en reconocimiento de la autoridad del Mesías. Veamos Mateo 18.19-20: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”. Compare este texto con Mateo 28.19 en donde leemos “… bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Esto significa que el bautismo de los nuevos discípulos es bajo la autoridad reconocida del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, es decir bajo la autoridad de Dios. Esta nominación ordenada por el mismo Jesús es también conocida como “fórmula bautismal”. Notemos que en Hechos 8.16 encontramos que “en el nombre” significa que “… sólo estaban bautizados en la autoridad del Señor Jesús”. En Juan 14.13-14 encontramos otra referencia al utilizar en el nombre, veamos que dice: “Y todo lo que pidiereis al Padre en Mi autoridad, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en Mi autoridad, yo lo haré.”

Se utiliza “en el nombre” al ser IDENTIFICADOS con Jesús el Mesías.
Para este fin los llevaremos hasta 1 Pedro 4.14 que dice “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros...” Esto significa que “somos vituperados por razón de Cristo”, o también “somos vituperados sobre la base de que somos discípulos de Cristo”, o en un lenguaje más sencillo 1Pedro 4.16 (BTX) lo leeremos así: “Pero si padece como Cristiano, no se avergüence, al contrario, glorifique a Dios por este nombre.” Es decir “glorifique a Dios por ser identificado con el Cristo”.



¿En qué concluimos entonces?

"Los bautismos relatados en los Hechos eran todos realizados -en el nombre de Jesús- solamente. Era esta confesión la que distinguía a los cristianos de los judíos. La fe en Dios se daba por sentado y no había necesidad de una confesión especial."(1)

CONCLUIMOS que la frase “en el nombre de Jesús” o “en el nombre del Señor Jesús” no es una referencia a alguna fórmula bautismal que contenga la supuesta Deidad unitaria y menos que traiga salvación, sino que es una referencia a la autoridad de Jesús. Es similar a un policía decir: “¡Deténgase en el nombre de la Ley!” Entendemos que en el “nombre de la Ley” significa con la autoridad con que la Ley ha revestido a ese policía. Sucede lo mismo con el bautismo “en el nombre de Jesús”. Bautizar en el nombre de Jesús es bautizar en la autoridad de Jesús. Por lo tanto, los que enseñan y sostienen esta falsa doctrina están simple y llanamente en un error al exigir que el bautismo sea hecho con la fórmula “En el nombre de Jesús” negando de esta manera la Deidad manifestada en tres personas: TRI-UNIDAD. En vez de esto, debe ser hecho como Jesús mismo ordenó: 

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” La forma apropiada para bautizar en el nombre de Jesús es decir: “Los bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”


Si te has visto envuelto en algún grupo religiosos donde enseñan estas doctrinas, te exhortamos a salir de ahí pacíficamente.

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(1) BOER, H. 2001, Historia de la Iglesia Primitiva, Editorial Unilit, Miami FL, Pág. 108
Para una mejor comprensión de el progreso de la fórmula bautismal trinitaria el estudiante de la Biblia deberá acompañarse de los estudios de la historia, del Credo de los Apóstoles y de las controversias trinitarias. 

miércoles, 7 de enero de 2015

¿Jesucristo Visitó América después que resucitó?


Los mormones afirman y enseñan que Jesucristo visitó América después de su resurrección. Esto lo puedes leer en el libro de Mormón, en 3 Nefí capítulos 11 - 19. Jesucristo, en esta corta visita a los aborígenes americanos (los descendientes de José, el hijo de Jacob) le habló al pueblo y les dio varias instrucciones, entre ellas le ordenó lo siguiente a Nefí:

"... y se levantó Nefí, y se acercó y se inclinó ante el Señor, y le besó los pies. Y el Señor le mando que se levantara... y el Señor le dijo: Te doy poder para que bautices a los de este pueblo cuando yo haya ascendido al cielo otra vez."

(cita extraída de El Libro de Mormón, 3 Nefí 11.19-21).


Los mormones utilizan como una supuesta evidencia en la Biblia de esta visita de Jesucristo a al continente americano los siguientes versos:
"También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor."
Juan 10.16 (RV1960)

"Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén."
Juan 21.24-25 (RV1960)

No es difícil refutar esto con las Escrituras, pues no hay en ninguna parte de las Escrituras un mínimo de evidencia de algún viaje que haya hecho Jesucristo ni antes ni después de resucitado, a ninguna parte del planeta. El hecho que se diga que “haya también otras muchas cosas que hizo Jesús” pero que no están registradas en los evangelios no significa que vamos a decir que hizo todo lo que queramos suponer o imaginemos. Esto es antojadizo, y no es otra cosa que forzar a la Biblia que diga lo que uno desea, y no aceptar lo que realmente dice. Jesús les encargó a sus apóstoles a hacer discípulos a “todas las naciones” y no les mencionó de un trabajo “previo” hecho por él mismo en América.


Quienes deseen indagar al respecto deberán considerar que la secta de los mormones está basada en las supuestas revelaciones dadas por un ángel a José Smith, quien se convirtió en el iniciador de lo que hoy conocemos como mormonismo. Entre sus máximos escritos (revelaciones) están “Doctrinas y Pactos”, literatura que recomendamos y animamos a estudiar a todo lector cristiano, y debe de contrastarlo con la Biblia.


También puede acceder a la página de los mormones y confirmarán esta afirmación: 

(https://www.mormon.org/spa/preguntas-frecuentes/cristo-en-america)

¿Usted lo cree?

sábado, 3 de enero de 2015

¿Heredan los cristianos las Maldiciones Generacionales de sus padres?



¿Cómo definen "maldiciones generacionales" los falsos maestros?

Sobre las maldiciones generacionales se dice que, seas cristiano o no, los hijos heredan los pecados (y las consecuencias) de sus padres. Si tu padre o madre fue adultero, o asesino; entonces tú lo serás también, y lo tienes que “romper” y “cancelar” para que seas libre tú y tus próximas generaciones. Es una enseñanza que está muy difundida en muchas iglesias evangélicas de casi todo el mundo. Es común escuchar que algunos creyentes se “esfuerzan” por agradar a Dios y sacarse ese peso de la “maldición” por el pecado de sus padres. 

Recuerdo a un amigo periodista, a quien le iba mal en todo lo que emprendía. Llegó a una congregación en donde escuchó “la explicación a su problema”. Me contó que él era producto de un embarazo no deseado, su padre, cuando se enteró del embarazo de su madre, trató de convencerla para que lo abortara. Él contó esto a sus pastores y ellos le dijeron que le iba mal en todo porque sobre su vida pesaba la “maldición de la muerte”. Es decir que en su vida él lucharía contra un espíritu de muerte todo el tiempo pero que debía ir a varios encuentros espirituales para que sea liberado. Lo curioso de esto es que él profesaba ser cristiano desde la adolescencia.

Casi siempre, la orientación de los líderes carismáticos de las iglesias donde se enseñan estas doctrinas, es que el creyente que está bajo maldición debe “anular”, “romper”, “cancelar” las maldiciones. Y sobre éstas y otras farsas comunes de estos tiempos de apostasía te sugiero leer este artículo: http://www.ebetances.com/2014/05/cancelo-declaro-decreto.html.

¿Qué textos bíblicos tergiversan?La mayoría de veces escuché predicaciones citando a Moisés a quien Dios le dio la Ley para el pueblo de Israel, y en donde encontramos los siguientes versos:
“... yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.” Éxodo 20:5 / Deuteronomio 5:9 (RVR1960)
“... de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.” Éxodo 34:7 (RVR1960)
“... de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.” Números 14:18 (RVR1960)
Aclaremos porqué es un Texto Fuera de Contexto
Entre las “novedades teológicas” que acompañan a los pseudo-apostoles y pseudo-profetas se encuentra este tema sobre las “maldiciones generacionales”, que enseña que todas las personas nacen bajo una "maldición" por pecados que cometieron sus antepasados. Casi siempre, esta maldición es entendida algo así como una “maldición mágica” cargada de maleficio. 

Por ejemplo, si eres una persona a quien tu madre te quiso abortar, es decir te quiso matar; entonces hay una “maldición de muerte rondando tu vida”. Esta enseñanza asegura que uno puede nacer cargando la maldición de sus padres, abuelos o hasta bisabuelos. Es utilizada muchas veces para explicar el porqué un creyente no prospera, no se sana, o sufre de infortunio en todo lo que hace.

No es raro hoy en día sintonizar una radio local, o un programa de TV-cristiana, donde no se predique estas falsedades. Muchos de estos predicadores “profetas del desastre”; han llegado a dar una explicación fabulosa al respecto afirmando que esa maldición queda en el esperma y el óvulo que forman el feto, por lo que hay que reemplazar el ADN del pecado con el ADN de Dios.

¿De dónde sale el aspecto "generacional" que se le da a esta enseñanza? Obviamente se basan en la aseveración de otros textos donde aparece el término “generación”.
¿Y qué dicen realmente estos textos sobre la “maldición”? Curiosamente, y aunque usted no lo crea de primer plano; los textos usados para enseñar sobre “maldiciones generacionales” no mencionan en ninguna parte el término “maldición”. Esto se debe a que la mayoría de falsas doctrinas se hacen sacando un texto fuera de contexto; son elaboradas por personas que “desconocen” (no sé si intencionalmente) la gramática del hebreo en el que fue escrito el Antiguo Testamento, y no sólo desconocen sino que lo usan a su antojo para sus fines personales y no para traer verdadera liberación sobre los creyentes.

Veamos el Contexto de Éxodo 20.5 (también lo encontramos en Deuteronomio 5.1-21). Aquí encontramos que Dios está estableciendo el mandamiento contra la idolatría. Esta afirmando que Él es Dios, y que no hay nada ni nadie fuera de Él. Él es quien ha hecho las maravillas sobre Israel. Establece varios puntos importantes:
  • Jehová es Dios, y no hay nada ni nadie fuera de Él. 
  • No tendremos “dioses”, sólo Él es Dios. 
  • No te harás “imágenes” que se conviertan en ídolos para que les des adoración, como si fuesen Dios. 
  • Dios es fuerte. 
  • Dios es celoso, es decir; no comparte su gloria con nadie. 
  • Es un Dios presente en todas las edades, épocas y generaciones. Es eterno. 
  • Él está pendiente de la maldad de los hombres, en todas sus generaciones. 
  • Está presente en cada generación para “castigar” a todo aquel que le aborrezca y que cometa pecado contra Él. 
  • Está presente en cada generación (miles de generaciones) para “tener misericordia” y perdonar a los que lo “aman y guardan sus mandamientos”. 

En el contexto leído es Dios mismo el que habla. Le está diciendo a su pueblo, que todos los que le aborrezcan tendrán un castigo, y así mismo les está diciendo que todos aquellos que le amen gozarán de misericordia y perdón. No está diciendo en ningún momento algo parecido a: “yo castigaré a los hijos que hayan heredado el pecado de su padre”, tampoco dice “todos los hijos sufrirán por el pecado de su padres”. No encontramos en el contexto leído los términos ni “heredar”, ni “maldiciones”, ni “generacionales”. Esto es una tergiversación del Texto Sagrado.

El contexto de Éxodo 34.7 afirma lo mismo que en el contexto de Éxodo 20.5 y Deuteronomio 5.9, y se añade “que de ningún modo tendrá por inocente al malvado”, es decir; cada quién pagará por su propio pecado tan igual como en el Contexto de Números 14:18.

Dios no está convirtiendo (ni los convierte ahora tampoco) los pecados de las personas en “maldiciones generacionales” sino que en su misericordia los visita para traer perdón. ¿Cómo es, entonces, que Dios visita la iniquidad hasta la tercera y la cuarta generación, si ya la perdonó? La respuesta está en el concepto bíblico de la persona humana como ser social. Es decir en el contexto bíblico Dios ve a los individuos como comunidades. 

La Biblia no conoce el individualismo de nuestro pensamiento moderno, de personas como entes en sí, independientes de la comunidad a la que pertenecen. Entonces, la maldad tiene consecuencias morales y sociales sobre la familia y la sociedad, y en esas circunstancias Dios está "visitando" a su pueblo.

Es claro que estos pasajes no dicen absolutamente nada que podría significar "maldiciones generacionales". No habla de maldiciones en ninguna parte, sino del amor y la justicia de Dios con que se preocupa por nosotros ("nos visita"). Ni mucho menos indica algo de un ADN programado con maldiciones de antepasados. Especulaciones de este tipo revelan una muy grave falta de respeto hacia el Texto Inspirado.

Es obvio que estos pasajes no destacan la maldición de los malvados sino la primacía de la misericordia de Dios. Si las consecuencias del pecado se extendieran hasta cuatro generaciones, el amor y la misericordia de Dios llegarían hasta mil generaciones. Es posible que "cuatro generaciones", más que una frase literal de una maldición matemática, sea un modismo para expresar las consecuencias del pecado sobre la familia y la sociedad. De cualquier forma, "donde el pecado abundó (cuatro generaciones), la gracia sobreabundó (mil generaciones)". 

Si existieran "maldiciones generacionales", tendrían que haber también "bendiciones generacionales", y eso acumuladas sobre mil generaciones. El teórico ADN de esta teoría tendría que codificar centenares de pecados y muchos miles de bendiciones, y sin duda el saldo sería a favor de la bendición y las misericordias de Dios.

Cito al pastor John MacArthur, en su libro "Seguro en los brazos de Dios" donde nos dice:
“Ningún hijo lleva la culpa de su padre. Pero los hijos de una generación pecadora son afectados poderosamente por las consecuencias de los pecados de una sociedad. En Éxodo, Dios estaba dando la Ley y advirtiendo a los padres de Israel que si no le adoraban sólo a Él, y se volvían de los ídolos, corromperían espiritualmente a la población y habría consecuencias malas por generaciones. La idolatría de los padres naturalmente infectaría a las generaciones subsiguientes. Una vez que la contaminación espiritual fuera puesta en marcha en Israel, sería tan penetrante que contagiaría por generaciones de hijos, nietos y bisnietos. La historia subsecuente de Israel demostró la verdad de esta advertencia. El pecado engendra más pecado, y el efecto penetrante del mal ejemplo de una padre a menudo pasa por generaciones."(1) 

Patrones generacionales de conducta.
Muy probablemente, hay una gran confusión, o mala interpretación, no sé si intencional o no; pero si leemos Ezequiel 18.2 encontramos que dice:
"Los padres comen las uvas agrias, pero los dientes de los hijos tienen la dentera." (LBLA)
Pero, originalmente, este proverbio era una advertencia a los padres para que tuvieran en cuenta que su pecado traería malas consecuencias a la siguiente generación. Esta actitud también causó cierto fatalismo ya que los hijos creían que ellos no eran culpables de la conducta de los padres (comparar Jeremías 31.29 y Lamentaciones 5.7)

Sin embargo, Ezequiel 18.4 afirma que "el alma que peque esa morirá". El Señor corrige la idea equivocada del pueblo en cuanto al principio de la iniquidad heredada (Éxodo 34.7, Deuteronomio 5.9). Aunque la iniquidad pueda pasar de una generación a otra, como lo vemos en Génesis 3.6-7;4.7,8,23,24; cada persona es responsable por su propio pecado.

Los padres pueden ser adúlteros, borrachos o ladrones; y este pecado puede llegar a ser practicado por los hijos, pero no es un castigo el que los practique. Ezequiel 18.14 dice que puede haber un padre pecador pero "su hijo que observa todos los pecados que su padre comete, y viéndolo no hace lo mismo", es decir, si estuviera bajo maldición no tendría opción, pero la Biblia nos está diciendo que los hijos pueden, voluntariamente, repetir el pecado de los padres o simplemente no hacerlo.

Una cosa son patrones generacionales de conducta pecaminosa, y otra cosa son maldiciones generacionales, y tanto en lo uno como en lo otro, Dios no está castigando a los hijos por los pecados de sus padres.

Conclusión
Esta falsa doctrina de las “maldiciones generacionales” solamente trae confusión entre los creyentes que ya han sido libres al creer en Jesús. Y el mejor texto para refutar esta falsedad se encuentra en Deuteronomio.
“Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.” Deuteronomio 24.16 (RVR1960)

Lejos de fundamentarse fielmente en la Palabra de Dios, la enseñanza de "maldiciones generacionales" es un abuso del Texto Bíblico. Es otra especulación fantasiosa de algunos predicadores que no se cansan de inventar nuevas doctrinas para deslumbrar a su público y mantenerlos cautivos de sus aberraciones. Lejos de ser un mensaje fiel a la Palabra, es otro intento de manipularla, y manipular al público creyente.

¿Hay más sobre este tema?
La respuesta es: Sí. No existen tal “maldiciones generacionales” y si las hubiera el sacrificio de Cristo es más que suficiente para liberarte de cualquier maldición por el pecado. En 1 Corintios 5.17 dice que:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”
No hay argumento humano que contradiga tal afirmación bíblica. Los hijos de Dios no viven más en maldición. No hay tales maldiciones generacionales sobre su vida, si usted es un creyente en Jesús el Mesías no necesita andar “rompiendo”, “cancelando”, “quebrantando”, ni nada por el estilo. Usted es libre en Jesús, créalo y sea feliz viviendo la vida abundante que Dios le da.


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(1) MacArthur, 2015, Seguro en los brazos de Dios, Grupo Nelson, Pág.45